En medio de tensiones internas, y conscientes de la implosión que atraviesa Juntos por el Cambio, en La Libertad Avanza (LLA) se preparan para activar a pleno la colaboración con el PRO de cara al balotaje, pero sopesan, puertas adentro, los límites y las exigencias del principio de acuerdo político que acaban de firmar, de palabra, Javier Milei con Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Aún no definieron la letra fina y ni siquiera hubo foto en conjunto, y no hay nuevas reuniones previstas para pactar la forma en que colaborarán en la campaña y con qué criterios se repartirían un eventual co-gobierno. Pero en ambos espacios aseguran que en lo sucesivo -aunque indefinidamente- se pondrán en marcha las conversaciones en ese sentido.
El ímpetu inicial a favor de un pacto con sus rivales opositores de parte de Javier Milei el domingo tuvo su cenit el martes por la noche, en la cena que mantuvieron el ex mandatario y la ex candidata presidencial. Pero el líder libertario empezó a poner, en los mismos albores, algunos límites. En parte, a pedido de dirigentes al interior de su propio espacio, donde varios diputados electos amenazaron con dejarán sus filas tras el acercamiento al sector duro de JxC, que obtuvo el tercer lugar en los comicios generales del domingo pasado y podría ayudarlos a ganar la segunda vuelta contra Sergio Massa.
La reunión entre los dirigentes máximos de LLA y el PRO, anteayer en la casa de Macri en Acassuso, fue el momento cúlmine de los diálogos que se habían acelerado desde el domingo a la noche entre el ex mandatario y Milei. Según pudo reconstruir Infobae, primero estuvieron, a solas, el ex presidente y el candidato outsider -siempre escoltado por su hermana, Karina. Luego se sumaron Patricia Bullrich, el vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli, que viene de perder la PASO por la gobernación contra Néstor Grindetti; y el asesor libertario Guillermo Francos.
Ante las insistentes consultas de este medio sobre los detalles de la charla, oficialmente los libertarios se limitaron a aclarar, por la negativa, que no se había producido ningún acuerdo político, ni por cargos, ni para fiscalizar, y que la charla sólo había girado en torno a limar asperezas. En un sentido similar se expresó ayer Bullrich en la conferencia de prensa donde confirmó su apoyo a Milei: dijo que el respaldo era “unilateral” y que no consistía en repartir lugares en el Estado en el futuro.
Sin embargo, en declaraciones off the record, dirigentes de ambas fuerzas admitieron que esas versiones “lavadas” de lo conversado fueron para cuidar la imagen de “luchador” contra política tradicional con la que Milei buscó -y logró- instalarse en la agenda pública. Y, en el caso de Bullrich, para evitar que el acompañamiento a Milei se leyera como una manera de asegurarse cargos políticos a cualquier costo.
“Obvio que hay voluntad de acuerdo político. Pero no nos conviene quedar como que estamos pactando con la casta”, reconoció un dirigente del ala libertaria. Mientras que un importante asesor de Milei admitió que la nueva alianza incluye un eventual co-gobierno, y aseguró que anteanoche también se discutieron, aunque a grandes rasgos, los límites de cada uno de los dos espacios frente a una eventual coalición, así como los aportes que harán desde ambos lados.
Desde el macrismo fueron los más enfáticos en remarcar, siempre por lo bajo, que el incipiente convenio comprende, indiscutiblemente, una distribución de los ministerios y secretarías en caso de que Milei llegue a la Casa Rosada, y un entendimiento claro sobre el plan de gobierno. Ayer, en la conferencia de prensa donde expresó su apoyo al economista, Bullrich fue muy específica con las condiciones que exige a cambio de llamar a los más de 6 millones de votantes que la eligieron a que sigan a Milei, cuando enumeró las bases sobre las ella cree que debería plantearse una eventual administración.
El día previo, Javier Milei había dicho, en el mismo sentido, que no es negociable la eliminación del Banco Central, una de sus propuestas de campaña más importantes. Y ayer por la tarde, en una de las oficinas donde funciona LLA, agregaron que tampoco cederían con la necesidad de dolarizar la economía. “La letra fina, qué ministerio va a quién, cómo va a ser el plan de gobierno, todo eso se va a definir dentro de un mes”, dijo un dirigente de la primera línea del frente.
Los libertarios son conscientes de que el apoyo de Macri y de Bullrich tendrá un costo, y que deberán ceder espacios y posiciones. De hecho, el propio Milei ya deslizó públicamente que estaría dispuesto a ofrecerle un ministerio a su ex rival. “Nosotros tenemos la mayor cantidad de votos y ellos claramente nos necesitan. Pero nosotros los necesitamos a ellos. Tenemos un equipo chico, pocos dirigentes y pocos fiscales. La sinergia se va a producir naturalmente. Lo que sí, si viene Macri, va a tener que garantizar recursos”, advirtió un dirigente importante del territorio bonaerense que trabaja junto a Milei.
Una de las claves del acuerdo político, justamente, gira en torno a la fiscalización durante el balotaje. En las filas libertarias saben que tienen un problema serio para cuidar sus votos frente al aparato del PJ tanto en la Provincia como en el interior. Tras las PASO, Milei había denunciado que el kirchnerismo le había “robado” entre 3 y 5 puntos. Y el domingo pasado, su amigo y consejero, Guillermo Francos, denunció “trapisondas”, mientras que varios dirigentes en el territorio bonaerense directamente se quejaron de una rotura masiva de boletas.
Ese día le pasaron factura fuerte al sindicalista Luis Barrionuevo, que había prometido que aportaría miles de fiscales y una aplicación digital para monitorear los comicios, mesa por mesa. Algo que, denunciaron los libertarios, no se cumplió. Los reproches no fueron sólo en contra del gremialista, sino también contra los propios dirigentes de LLA que confiaron en la promesa. Además, ahora temen un embate de parte de los punteros radicales, luego de que una porción importante del partido centenario decidiera mantenerse al margen del acuerdo de Macri y Bullrich con Milei.
A pesar de haber entrado al balotaje, los libertarios tienen varias necesidades. Por un lado, ampliar el porcentaje de casi 30 puntos que obtuvieron el domingo pasado. Pero también, asegurarse de que el proceso electoral sea lo más limpio posible para resguardar sus votos. Macri y Bullrich pueden ofrecerles a “sus” votantes -calculan que el 80 ciento seguirían sus recomendaciones y el 20 se iría con Massa-, mano de obra calificada para custodiar los votos. En reciprocidad, exigirán poder de decisión en la campaña, pero sobre todo, durante un posible gobierno. En las próximas semanas, pero especialmente luego de los comicios, empezarán a delinearse las exigencias y las limitaciones de ambos lados de la primitiva asociación política.