¿Qué será de Juntos por el Cambio luego de esta debacle electoral? Todavía en shock, la mayor parte de la dirigencia de la coalición se resiste a imaginar una respuesta rápida a ese interrogante, pero lo que todos saben es que los reacomodamientos serán inevitables. En el salón VIP del búnker de JxC, en Parque Norte, hubo clima depresivo, sin ánimo para la autocrítica ni el análisis fino de los errores cometidos, pero en algunos líderes promueven un encuentro esta misma semana para evaluar lo que pasó y empezar a rediseñar el futuro de una fuerza política que entró en una etapa sombría.
Había referentes de JxC que confiaban en una remontada de votos a partir del segundo debate presidencial, donde Patricia Bullrich se encontró con su mejor versión como candidata, abrazando a otros sectores de la coalición como Horacio Rodríguez Larreta y extremando su perfil antikirchnerista, sin descuidar la implacable crítica contra Javier Milei. Nada de eso alcanzó. “Lo dimos todo, pero la gente eligió lo de siempre”, dijo, con una resignación cargada de bronca, un alfil del bullrichismo.
A las 22.19, cuando Bullrich salió al escenario montado en Parque Norte para reconocer la derrota, a su lado y abajo, entre el público, había lágrimas y desconcierto. “Nunca vamos a ser cómplices del populismo en la Argentina”, dijo la candidata, en un discurso en el que ratificó que no renunciará a los “valores” que lleva adelante la coalición y advirtió: “Desde el lugar que me toque, no me voy a rendir ante el populismo”. Fiel a sí misma, más “halcón” que nunca, incluso se negó a felicitar a Sergio Massa, el sorpresivo ganador de las elecciones: “No soy yo quien va a venir a felicitar que vuelva el poder quien ha sido parte del peor gobierno de la historia argentina”, afirmó.
En el peor momento, curiosamente, Bullrich logró la postal de unidad de JxC más completa de los últimos tiempos: esta vez estuvieron Elisa Carrió, la fundadora de la Coalición Cívica, y Gerardo Morales, el titular de la UCR, además de Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta, Néstor Grindetti y Jorge Macri (el único de la coalición opositora que pudo festejar en un domingo negro), entre otros.
Esa misma imagen es la que ahora tratarán de preservar en un momento crítico porque no parece unánime la postura de los distintos dirigentes de JxC ante el balotaje entre Massa y Milei. En el radicalismo nadie lo reconoce aún, pero el sector más dialoguista no se niega a explorar algún acuerdo político con el candidato de Unión por la Patria, que anunció un gobierno de coalición en caso de llegar al poder. Esa variante es descartada por el PRO, donde un grupo de macristas impulsa el debate interno para respaldar a Milei como una manera de evitar la continuidad del kirchnerismo. En la Coalición Cívica, crítica de ambos postulantes, afirman que Carrió preferiría dejar en libertad de acción al electorado propio, dejando en claro los valores que promueve Juntos por el Cambio.
Por ahora, nadie piensa en rupturas ni en recomposiciones que cambien la médula de la coalición, pero hay dirigentes que admiten que el resultado electoral fue demasiado duro y que tendrá consecuencias internas. “Nos equivocamos todos, aunque algunos más que otros”, dijo un referente larretista, que, aun golpeado, no se privó de hacer hincapié en la buena elección de Juan Schiaretti (6,85%): si Bullrich hubiera aceptado el acuerdo que promovía Larreta con el gobernador de Córdoba, probablemente la candidata de Juntos por el Cambio y no Milei hubiera ido al balotaje con Massa.
Desde las “palomas” de JxC, además, cargan las tintas contra Macri por haber extremado la pelea interna y apostado a la opción más intransigente que representaba Bullrich: “Esta elección demostró que efectivamente hay un electorado de centro que podría haber competido contra Milei”, reflexionó un dialoguista de la coalición. “Mauricio nos encerró en su corralito y perdimos todos”, agregó.
Uno de los saldos más duros para digerir en la coalición opositora fue el retroceso general de casi 5 puntos respecto de los votos logrados en las PASO (del 28,27% al 23,85%), aunque algunos todavía no dimensionan el impacto del fracaso electoral en la provincia de Buenos Aires, con importantes municipios que estaban en manos de JxC y que ahora se perdieron de manera contundente.
Con el kirchnerismo reivindicado, e incluso con una economía en rojo que no condicionó el voto como se esperaba, Juntos por el Cambio se enfrenta a su peor pesadilla. En 2019, el revés electoral fue duro, pero el 40% de los votos, con una remontada de apoyos respecto de las PASO, dejó a la coalición opositora con una fuerza que le permitió seguir unida y convertirse en la antagonista del Gobierno. Incluso le posibilitó el triunfo en las elecciones legislativas de 2021 y alimentar la sensación de que quien ganara las primarias de 2023, Bullrich o Larreta, iba a ser presidente de la Nación.
Todo se derrumbó en esta jornada plagada de imprevistos dramáticos para JxC. Ahora, llegó la hora de la reconstrucción. O de la construcción de una alternativa política nueva. ¿Habrá alejamientos, renuncias, fracturas? Está demasiado fresco el rancio olor de la derrota como para saberlo.