Acallados los ruidos de la política y en plena veda electoral, la Argentina se asoma a un momento que puede ser decisivo para el futuro inmediato y al mismo tiempo proyectar sus efectos sobre muchos años. Las elecciones presidenciales de mañana, en las que se enfrentarán Javier Milei (La Libertad Avanza), Sergio Massa (Unión por la Patria) y Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio) pueden ser una bisagra tanto por los protagonistas como por el contenido de los proyectos en pugna.
Infobae convocó a tres historiadores que ofrecieron sus puntos de vista y trazaron algunas comparaciones con el pasado reciente. Felipe Pigna, Camila Perochena y Eduardo Sacheri coincidieron en que las elecciones de este domingo tienen características especiales que pueden detectarse en otros acontecimientos, más allá de las singularidades, que atravesó la política en las últimas décadas.
Se trata de comparaciones provisionales porque el proceso electoral está en pleno desarrollo y todavía no se produjo el evento central, que es la elección del domingo. Recién cuando se termine el recuento, que está a cargo de una oficina del gobierno, habrá un objeto sólido, definitivo, para teorizar las causas y, principalmente, sus consecuencias.
De todos modos, el devenir de los acontecimientos ya trazó unas huellas visibles que permiten analizar, comparar y rastrear momentos en los que la Argentina se asomó a encrucijadas similares. La consolidación de las figuras políticas que competirán mañana y el resultado sorpresivo que tuvieron las PASO del 13 de agosto ofrecen una materia prima suficiente para ese objetivo.
Camila Perochena, historiadora, docente de la Universidad Torcuato Di Tella y columnista del programa Odisea Argentina, trazó una comparación con la experiencia política de finales del gobierno de Alfonsín, en la primera mitad de 1989. Recordó que al candidato oficialista de entonces, el gobernador cordobés Eduardo César Angeloz, le costaba sostener una candidatura competitiva con una economía en crisis y un ascendente Carlos Menem que torpedeaba con declaraciones altisonantes la frágil estabilidad de la primera administración de la UCR.
Como ahora, a fines de los 80 la inflación y la cotización del dólar fueron termómetros de una economía enferma. Además, Perochena señaló una comparación menos obvia entre ambas experiencias: “Massa tiene enfrente también a un candidato, como Milei, cuyas declaraciones generan incertidumbre en el mercado. Menem hablaba de ‘salariazo’ y revolución productiva, tenía una campaña más populista en términos económicos y generaba la misma intranquilidad en los mercados que puede generar Milei con sus palabras sobre el peso y los bancos”.
“Si tengo que pensar la situación de Massa, la pienso un poco en relación con el 88 y el 89. También hay algo obvio, que es la comparación con el 2001″, explicó Camila Perochena y afirmó que esa gran crisis condujo a un castigo de la sociedad a los partidos tradicionales, que se evidenció en el “voto bronca”, un fenómeno que puede repetirse.
“En el 2001 el más afectado en ese castigo fue el partido radical -esto lo estudió Juan Carlos Torre- que perdió 60% de los votos entre el 99 y el 2001, mientras que el peronismo solo perdió 25%. Ahora claramente el más afectado, en comparación entre el 2019 y el 2023, es el peronismo, que perdió hasta las PASO un 50% de sus votos. Muchos votantes que antes eran el núcleo duro del peronismo se fueron, en su mayoría, a Milei”, interpretó.
“Hay una similitud y una diferencia. Lo que en algún punto le pudo haber pasado al radicalismo en el 2001 en términos de pérdidas de votos le puede estar pasando ahora al peronismo”, consideró. Si bien admitió que el voto a Milei tuvo un carácter “aluvional y sorpresivo”, evitó compararlo con la irrupción del peronismo. “Había en esa época algo mucho más estable y apareció un líder dispuesto a ejercer la representación vacante de los trabajadores. El voto bronca que puede representar Milei hoy es algo mucho más volátil”, afirmó la historiadora.
Milei, el outsider
Para Eduardo Sacheri, historiador y autor de la novela sobre la que se basó el director Juan José Campanella para la película “El secreto de sus ojos”, que ganó un Premio Oscar, estas elecciones “tienen la particularidad de que estamos atravesando una crisis económica extraordinaria y, a diferencia de otro momento similar, como el 2001, coincide con una elección presidencial”.
“La crisis del 2001 tomó al gobierno De la Rúa en medio de elecciones de medio término. Antes había ocurrido la renuncia de Chacho Álvarez y toda la fractura de parte del Frepaso que eso significó dentro de la Alianza. En este caso, lo más profundo de la crisis coincide con una elección presidencial. Esto parece favorecer un eventual giro político y económico más marcado”, aseguró.
Para Sacheri, la particularidad del momento se basa en que “es la primera vez en estos 40 años de democracia que un líder político casi sin estructura, tiene serias chances de alzarse con la victoria. En las otras presidenciales eran estructuras políticas más organizadas las que afrontaban ese desafío de presentar candidaturas de outsiders, que en definitiva quedaban en eso, en ser outsiders”.
“El gran desafío de esta elección para el sistema político argentino es que ese outsider, más allá de sus propuestas específicas, claramente tiene altas chances de hacerse con el poder. Esto abre un interrogante muy grande en relación al ejercicio del poder político posterior, en esta combinación aparentemente contradictoria entre alguien que triunfe en la carrera presidencial y al mismo tiempo cuente con un bagaje tan escaso de estructura política a nivel territorial”, afirmó el escritor y guionista.
Asimismo, consideró que un eventual triunfo de Milei puede generar reacciones frente a un corrimiento del sistema político hacia la derecha. “Gane quien gane eso va a suceder, van a haber reacciones. En cuanto a la política entiendo que hay dos escenarios posibles: o que las coaliciones dominantes de la última década, el kirchnerismo y sus aliados, y Juntos por el Cambio crujan. O lo que veo más posible, que el peronismo, con excepción del kirchnerismo, tome un realineamiento a la derecha, como hizo en los 90 sin mayores pruritos, y confluya con Milei para aportarle esa estructura institucional que por ahora le falta”.
Una momento bisagra
En tanto, Felipe Pigna consideró que las elecciones de este domingo son decisivas porque se enfrentarán expresiones políticas que disputan valores profundos que fueron parte de un consenso que atravesó los 40 años de democracia. El historiador mencionó en ese sentido los cuestionamientos que expresó Milei contra la educación pública, la salud pública, la seguridad social. “Me parece que sí, que es un momento bisagra”, afirmó y advirtió que para hacer “una comparación” de esta coyuntura “uno tendría que remontarse a momentos donde se dio un giro histórico, donde hubo alternativas fuertes y potentes. Puede ser la campaña de Braden o Perón, alternativas que expresaban de manera muy evidente un cambio de época”.
El historiador, que cuestiona con dureza al libertario y sus propuestas, agregó: “Las elecciones de febrero del 46 era una alternativa de cambio profundo, de un modelo o de otro modelo. Eso sería lo más cercano a lo que estamos viendo hoy, en cuanto a los contenidos ideológicos, y no me refiero a una situación de giro político, sino de cambio histórico profundo. Las otras elecciones eran más de coyuntura. Las elecciones del 99 de la Alianza y el menemismo la gente votó cansada del modelo menemista, pero no se proponía un cambio profundo”, expresó el historiador.
“De hecho se profundizó lo que lo que había hecho Menem que terminó por estallar en el 2001. No había una real alternativa de cambio. Las elecciones del 83 fueron inaugurales desde muchos puntos de vista: recién ahí aparecieron palabras como democracia o derechos humanos. Son palabras que el alfonsinismo en el 83 las puso en valor”, afirmó Pigna, quien no dudó en subrayar la inminencia de “un momento tan disruptivo, de tanto riesgo, porque para mí la democracia está en peligro”.
El autor de Mitos de la Historia Argentina reconoció que “ahora hay un voto bronca, un voto desesperación, un voto que busca la magia, el mesianismo, muy en el tono con lo que está pasando en Europa y la aparición de derechas extremas”.
Finalmente, refutó el planteo que hizo Alberto Benegas Lynch (h) de romper relaciones diplomáticas con El Vaticano, como hizo el ex presidente Julio Argentino Roca. “Ahí hay algo curioso en lo que dijo Benegas Lynch de imitar a Roca. Lo que no dijo fue por qué se rompieron las relaciones con el Vaticano: fue porque el Vaticano se enojó muchísimo cuando Roca, que ellos tanto admiran, sancionó la Ley 1420 de Educación gratuita, laica y obligatoria, que le quitó a la Iglesia poder económico y poder político. Sería bueno poner en contexto político porque hay, encima de todo, incoherencia”.
Una discusión sobre historia de actualidad indudable.