Desde que se implementaron en el país las PASO presidenciales en 2011, los oficialismos vienen registrando una caída en el caudal de votos cada vez más pronunciada. Y en los comicios de 2015 y 2019, ese retroceso concluyó en triunfos de la oposición. La concentración del voto opositor alcanzó en las PASO de agosto pasado su expresión más alta en una elección primaria, con el 71,12% de los sufragios. ¿Pueden repetirse algunas de estas tendencias en las elecciones generales de mañana cuando se elija presidente? ¿Habrá un triunfo opositor de Javier Milei en primera vuelta? ¿Podrá Sergio Massa revertir el tercer lugar de Unión por la Patria en las Primarias y entrar a un balotaje? ¿Patricia Bullrich podrá desplazar al candidato oficialista en esa aspiración? A 24 horas de una instancia electoral decisiva para el futuro del país, un trabajo de la Escuela de Gobierno de la Universidad Austral al que accedió Infobae analizó los resultados electorales presidenciales desde 2011, con sus Primarias respectivas, incluyendo las últimas de hace dos meses.
Los datos reflejan que en las PASO de 2015, 2019 y 2023, la oposición —en sus diversas opciones— conquistó el voto mayoritario de los argentinos y provocó cambios de gobierno con el triunfo de Mauricio Macri en 2015, y con el de Alberto Fernández, en 2019. Según el informe, “queda abierta la posibilidad de que se repita en las próximas elecciones generales —y su eventual balotaje— este idéntico fenómeno”.
La elección de este domingo será la cuarta presidencial en la que competirán candidatos surgidos de una preselección de primarias obligatorias, y la segunda —junto con la del 2015— en la que hubo previamente confrontación interna. Aunque quizás la PASO de agosto pasado fue la única hasta ahora en la que hubo una interna realmente competitiva en una de las dos principales coaliciones políticas.
Cinco fórmulas de las 27 que se presentaron en agosto atravesaron el umbral de votos del 1,5% del padrón electoral, aunque solo tres tienen chances de acceder a la presidencia: Massa-Agustín Rossi (Unión por la Patria), Milei-Victoria Villarruel (La Libertad Avanza) y Bullrich-Luis Petri (Juntos por el Cambio). En tanto, Juan Schiaretti- Florencio Randazzo (Hacemos por nuestro País) y Myriam Bregman-Nicolás Del Caño (Frente de Izquierda) se disputarán el cuarto lugar.
“Hay mucha dificultad para las fuerzas políticas de retener el voto acumulado en las Primarias, por la dispersión de las internas y porque en las elecciones generales el voto tiende a concentrarse en los frentes y candidatos más favorecidos en las PASO”, le dijo a Infobae el director del Observatorio de Calidad Institucional de la Universidad Austral, Marcelo Bermolén.
“A eso se agrega el cúmulo de nuevos votantes que ausentes en las Primarias podrían sumarse, teniendo en cuenta el récord de ausentismo en las PASO 2023″, agregó este abogado y profesor de la Escuela de Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de esa casa de estudios. En los comicios del 13 de agosto, la participación fue del 70,45%, la más baja desde el retorno democrático. “En una elección tan competitiva como la del domingo, el golpe de rumbo —y la definición— lo darán los miles de nuevos electores que se incorporen al proceso electoral y ejerzan su poder”, advirtió.
En ese sentido, recordó que el promedio de asistencia a una elección presidencial general, desde 1983 hasta ahora, está en el 81,18%, y el de las cuatro Primarias que hubo, en el 80,29%. El mayor incremento de participación entre las PASO y las generales se dio en las elecciones del 2015, donde pasó de 74,91% a 81,07%: más del 6 puntos porcentuales. Esas Primarias del 2015 fueron las de menor participación hasta la realización de las Primarias 2023, que marcaron un récord de ausentismo.
“Estamos frente a la alternativa de que este domingo se sumen hasta 10 puntos de votantes que, ante el escenario decisivo que implica una elección general, probablemente se sientan tentados de concurrir y expresar su voluntad. Muchísima gente que hasta ahora no intervino y que podría inclinar claramente la balanza en favor de cualquiera de las tres fuerzas”, analizó Bermolén.
El informe de la Universidad Austral señala que, transcurrida la PASO presidencial de 2011 y 2019, el oficialismo de turno incrementó su volumen de votos en la inmediata elección general, aunque en este último caso no le alcanzó para conservar el poder.
En 2011, se dio el pico en votos cosechados desde el debut de las elecciones PASO: lo consiguió la fórmula del Frente para la Victoria (FpV) encabezada por Cristina Kirchner y Amado Boudou, que se alzó con el 50,24%, número que se convertiría en récord para una Primaria. Ese porcentaje ascendería a 54,11% en la general, y la hoy vicepresidente obtendría su reelección por amplio margen con un porcentaje histórico.
El binomio Daniel Scioli-Carlos Zannini no pudo repetir ese caudal de sufragios en las Primarias del 2015 y el FpV cayó al 38,67%. Si bien Scioli se impuso en esa PASO sobre Macri, tampoco logró retener esa cosecha de votos y obtuvo un porcentaje menor en la primera vuelta: el 37%. Fue el único caso en el que el oficialismo perdió más de un punto (-1,67%) entre ambas instancias. Scioli no pudo evitar el balotaje y el entonces gobernador bonaerense cayó en la segunda vuelta con 48,66% ante el candidato de Cambiemos, que alcanzó el 51,34%.
En 2019, la fórmula conformada por Macri y Miguel Ángel Pichetto redujo sus votos al 31,80% en las Primarias. Aunque el entonces presidente logró remontar al 40,28% en la elección general, no le alcanzó para un triunfo ante el binomio conformado por Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
El retroceso de los oficialismos en la instancia de las PASO se acentuó el 13 de agosto con el 27,28% obtenido por Unión por la Patria con la sumatoria de la interna de Massa–Rossi (21,43%) y Juan Grabois-Paula Abal Medina (5,85%). Fue el porcentaje más bajo que sacó el peronismo en una elección desde el retorno de la democracia.
El comportamiento de los movimientos políticos
El informe de la Escuela de Gobierno recuerda que, tras el colapso político institucional del 2001, rigió por un breve período un sistema de primarias abiertas y simultáneas para las elecciones nacionales —instituido en 2002— a través de la ley 25.611, y cuya aplicación fue suspendida por el entonces presidente Eduardo Duhalde para los comicios presidenciales de 2003. Sólo se aplicó de manera acotada en las legislativas de 2005 (exclusivamente para los partidos que tuvieran más de una lista) y, finalmente, fue derogada en 2006.
En 2009, se reeditó la idea de primarias bajo la forma actual de PASO mediante la sanción de la ley 26.571 —bajo el mandato de Cristina Kirchner— para la selección de candidatos a cargos electivos de nivel nacional. Su aplicación fue diferida para las elecciones nacionales de 2011, en las que se empleó por primera vez.
Desde su debut, el kirchnerismo y el peronismo aliado en sus diversas expresiones se presentaron siempre con fórmulas únicas previamente acordadas o impuestas por la figura de mayor peso dentro de este espacio, Cristina Kirchner. Recién en las PASO de este año abrieron su interna al escrutinio público.
De los datos relevados por el informe, surge que el kirchnerismo sólo logró ampliar su caudal de votos respecto a las primarias precedentes en 2011, cuando la hoy vicepresidenta fue la candidata a jefa de Estado. Pero ni el binomio Scioli-Zannini en 2015 (37% vs 38,67%), ni la fórmula de Fernández– Kirchner en 2019 (48,24% vs. 49,49%) pudieron retener la totalidad de los votos acumulados en las PASO. Y como frente bajo el nombre de Unión por la Patria, obtuvo en las PASO 2023 su peor marca histórica con el 28,88% de los votos afirmativos. El estudio comparó solo los votos positivos (la elección de alguna de las boletas oficializadas) en las PASO, pese a que en las Primarias se contabilizan los porcentajes sobre todos los votos válidos, o sea, incluyendo los votos en blanco, para comparar con los datos de las generales en las que no se contabilizan los sufragios en blanco.
En cambio, las distintas variantes del radicalismo y aliados, salvo en 2011 en que la fórmula Ricardo Alfonsín-Javier González Fraga tuvo una ligera pérdida en la general respecto a las Primarias (11,14% vs. 12,20%), mostraron en 2015 y 2019 incrementos importantes en sus desempeños en las elecciones presidenciales en relación a las PASO previas. En ambas elecciones fueron en alianza con el PRO.
Pero mientras que en 2015, Cambiemos pudo llegar al poder, en 2019, su performance fue insuficiente para retenerlo. La fórmula Macri-Gabriela Michetti retuvo los votos de la interna y los amplió en la general (34,15% vs. 30,12%), lo que le permitió alcanzar el balotaje en 2015, y ganar la presidencia. En cambio, en 2019, el binomio Macri-Pichetto (sin internas) escaló del 32,94% al 40,28% en la general, porcentaje que, de todos maneras, no le permitió lograr su reelección.
El peronismo disidente, según los datos recopilados por el estudio, tuvo “dificultades la mayoría de las veces para retener en las elecciones generales los votos obtenidos en las Primarias”. Se presentó en diversas ocasiones como alternativa al kirchnerismo-peronismo dominante en competencias paralelas y bajo distintos nombres de alianzas y candidatos. El informe de la Universidad Austral destaca que en 2011, Duhalde–Mario Das Neves (Alianza Frente Popular) y Adolfo Rodríguez Saá-José María Vernet (Alianza Compromiso Federal) compitieron contra la vencedora -y reelecta- Cristina Kirchner y no lograron retener el caudal de votos alcanzado en las PASO: sumaron en octubre en conjunto 13,82% contra el 20,29% previo.
En 2015, el binomio conformado por Massa-Gustavo Sáenz (hoy gobernador salteño) venció en la disputa interna de Unidos por una Nueva Alternativa (UNA) a la fórmula conformada por José de la Sota-Claudia Rucci. Pero mientras el actual ministro de Economía pudo retener los votos de las PASO y obtener en las generales incluso un mínimo incremento al sacar 21,39%, la fórmula puntana de Rodríguez Saá-Liliana Negre de Alonso perdió votos respecto a las Primarias, al cosechar apenas el 1,64% de voluntades.
En 2019 los candidatos de Consenso Federal Roberto Lavagna-Juan Manuel Urtubey también perdieron votos en la elección general respecto a las PASO (6,15% vs. 8,44%), en una elecciones en las que no tuvieron competencia interna.
El Frente de Izquierda, en tanto “tuvo un desempeño magro, pese a constituirse en la fuerza más democrática en relación a su vida interna, por cuanto en tres de las cuatro primarias (2011-2015-2023) compitió con más de una lista de precandidatos y siempre logró superar el piso del 1,5% de las PASO”, recuerda el estudio.
Su mejor competencia en una elección general fue en 2015 en la que obtuvo el 3,23% de los votos afirmativos con la fórmula Nicolás Del Caño-Myriam Bregman (con una conformación inversa a la que se presenta este domingo), mientras su peor resultado tuvo lugar en 2019 (sin internas) cuando cosechó apenas el 2,16 % de los sufragios positivos con las candidaturas a presidente y vice de Del Caño y Romina Del Plá.
Para el caso de La Libertad Avanza el único antecedente que el trabajo considera que podría considerarse cercano de una elección presidencial es el del frente Unite por la Libertad y la Dignidad que, en 2019, llevó al binomio José Luis Espert-Luis Rosales y que tampoco consiguió retener los votos de las primarias (1,47% vs. 2,23%). Espert se peleó con Milei y hoy integra Juntos por el Cambio.
En las PASO de agosto pasado, el economista libertario sacó 29,86% de los sufragios válidos, según los datos del escrutinio definitivo. Se impuso por menos de dos puntos a Juntos por el Cambio con sus dos candidatos sumados, Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, quienes obtuvieron el 28%. Mientras que Unión por la Patria, con los votos sumados de Massa y Grabois, alcanzó el 27,28%. Así, los tres principales espacios políticos quedaron separados por solo 2,58%, un escenario de gran paridad con miras a los comicios de octubre. La diferencia entre LLA y Juntos por el Cambio fue de solo 456.303 votos de diferencia, mientras que entre el espacio de Milei y Unión por la Patria fue de 633.202 sufragios.
Según el estudio de la Universidad Austral, “dada la brecha exigua entre las tres principales fórmulas de los frentes más votados, tendrá importancia decisiva la retención de los votos obtenidos por sus respectivas alianzas en las PASO, desafío que se incrementa para aquellos que tuvieron rivales en la interna (Massa y Bullrich). A lo que se suma la captación de los nuevos votantes. Lo que hace pensar que nada está definido y que todos los escenarios son posibles, prevaleciendo la hipótesis de balotaje”.
La disputa este domingo tiene final abierto.