Ernesto Samper se muestra cansado pero distendido. Llegó en la madrugada del jueves a la Argentina para participar de varios encuentros y oficiar como observador de las próximas elecciones. Mientras recibe al equipo de Infobae en uno de los salones de la Casa Patria Grande, en uno de los barrios más exclusivos de la Ciudad de Buenos Aires, aprovecha para hacer un chiste para rechazar de manera educada la invitación a utilizar una de las oficinas principales para hacer la nota. “No, un escritorio no porque los presidentes cuando nos sentamos en un escritorio nos ponemos a firmar decretos”.
Con 73 años, el ex presidente de Colombia entre 1994 y 1998 mantiene un estrecho lazo con el kirchnerismo. Fue presidente de la Unasur y reconoce el eje central de Buenos Aires en las políticas de integración. Con muchas campañas y batallas políticas recorridas, Samper señaló el rol de la clase media argentina en las elecciones y calificó a Milei como el “anticristo de la racionalidad” y que un posible gobierno del libertario significará un “retroceso enorme en la integración regional”.
- ¿Cómo observa la política regional?
- Estamos viviendo un proceso de recomposición del mapa político en donde están influyendo distintos factores que en mi época no tenían peso como por ejemplo las redes sociales, que polarizan la opinión política en función más de emociones que de razones. La derecha trabaja los miedos, el miedo al comunismo, al terrorismo, al narcotráfico, la inseguridad callejera, y del otro lado, los sectores de izquierda seguimos tratando de vender ilusiones, esperanzas, cambios. Pero el miedo convoca más. El segundo factor es que los poderes fácticos están ocupando los espacios políticos dejando expósitos a los partidos tradicionales que estamos en una crisis de representatividad muy grande. De desafecto por la democracia. Así como hay café sin cafeína y leche sin lactosa, proponen la política sin políticos.
-¿Los poderes fácticos son los de siempre pero que ahora compiten electoralmente? ¿Hoy presentan un candidato propio?
-Es probable. Son insurgentes pero son grupos económicos dueños de multinacionales de medios de comunicación ONG, agencias calificadoras de riesgo, y hay un fenómeno de riesgo que es el “lawfare” que te lleva a la judicialización de la política.
- ¿Es el ariete de la clase política tradicional?
- Sí, pero es un poco más profundo porque trabajan sobre el daño reputacional de las personas. Una vez que los medios de comunicación acusan, juzgan y absuelven. Ese fue el caso Lula.
-A Lula la Corte Suprema lo absuelve. En Argentina se renuevan las causas contra Cristina Kirchner ¿También entiende que es lawfare?
- Porque de alguna manera los procesos contra Cristina revivieron casi que mágicamente al mismo tiempo en que empezaba a circular la posibilidad de volver a tener un protagonismo político activo, el mando efectivo. Desde ese momentos todas las decisiones de los jueces macristas y el atentado, configura un caso a “la Argentina” de lawfare.
- ¿Que observa de la campaña argentina y las elecciones del domingo?
- De alguna manera corresponde al mapa de lo que se está viviendo en la reconfiguración de la política latinoamericana con un candidato disruptivo de la antipolítica, y dos con largas trayectorias. Pero con un ingrediente que es muy sui generis que es el peronismo, una emoción colectiva subterránea que explota en determinados momentos y que traspasa fronteras ideológicas. Un ejemplo también de esta diferencia que plantea la Argentina es el rol de los sindicatos que están de capa caída en América Latina y en la Argentina tienen mucha fuerza.
- ¿Pero por qué aparecen con fuerza los candidatos antipolítica?
- Porque los jóvenes están cansados de los políticos tradicionales porque no se ocupan de los problemas “nuevos” los jóvenes se sienten inseguros sobre su futuro, la IA, el cambio climático y ven que hay muchos peligros cosas que sobrevuelan el panorama mundial y los jóvenes buscan un voto salvador que no creo que aquí lo represente Milei.
- ¿Ustedes son la casta?
- Los argentinos tienen una borgiana propiedad de ponerle los nombres exacto a las cosas. No sólo la casta, sino también “la grieta” que expresa fuertemente la desigualdad que se siente muy profundamente en la Argentina porque hay una clase media que está perdiendo lo que tenía. A diferencia de otros países en donde la gente no está llegando a tener lo que debería tener, en Argentina que es un país con una gran riqueza los argentino están perdiendo.
- ¿Esto se traduce en las consignas que escucha?
-Sí, y se va a votar en las próximas elecciones acá también que es un contraste entre la igualdad y la libertad. Hoy las dos consignas que hay en la campaña Argentina es la libertad y la igualdad pero la libertad sin igualdad que es lo que propone Milei es volver al sistema neoliberal. Si la libertad no está orientada a mayores niveles de igualdad no hay progreso.
- Siguiendo su razonamiento, el caso de Milei es único ya que tracciona votos negando el cambio climático y atizando los miedos.
- Si, ahi vuelve la idea esta del papel que cumplen las redes ideológica y emocionalmente ese es el fenómeno nuevo en la política en donde aparece un algoritmo que mueve mucho más hacia los miedos, los odios, que a los consensos.
- ¿Eso es lo que sucede en la Argentina?
-Sí, en lo esencial tenes a alguien que vote contra los políticos y la política, pero también habrá una gran cantidad de argentinos que a través de ese fenómeno extraño que es el peronismo va a seguir votando por la igualdad.
- ¿Cuánto representa para la región la elección de Argentina?
- Es muy importante porque podría plantear una ruptura histórica, pero no sería por rótulos ideológicos sino que sería una ruptura muy a la argentina entre la racionalidad y el caos. Aquí hay una base de racionalidad que comparten candidatos no necesariamente peronistas y por primera vez esta no es una disputa entre el peronismo y los demás. Aquí se está jugando una cosa más compleja y es si se sigue con un nivel de racionalidad política o no, que se enfrenta a un fenómeno nuevo que es el anticristo de la racionalidad. Si gana Massa o Bullrich, se mantiene una racionalidad política, si gana Milei pasamos a otra dimensión.
-¿Cómo impactaría en la región entrar en esa “otra dimensión”?
-Si gana Milei vamos a ver retrocesos importantes en la región y uno que siento especialmente es el de la integración. La capital de la integración latinoamericana, queramos o no, está en la Argentina.
-¿Massa y Bullrich son lo mismo para ese proceso de integración?
-Si gana Massa habrá mayores coincidencias básicas con los presidentes de la región, no habría posiciones extremas ni habría sorpresas. Si gana Bullrich no tendría esas coincidencias pero tiene otras. Creo que Patricia, a quien conozco, le daría un énfasis distinto a ciertos temas relacionados a la integración en seguridad y en esencia mantendría los niveles de integración en la región. Massa le daría un mayor énfasis social a esa relación que fue el corazón de la integración.
-¿Y Milei?
-Entraría en un discurso neofascista que tiene unos elementos comunes en parte en Jair Bolsonaro, en Donald Trump, esos elementos son, en primer lugar darle énfasis a la seguridad pero como “segurismo”, un segundo elemento es el populismo punitivo que es aumentar penas y construir cárceles. También está el populismo fiscal que es bajar impuestos a los ricos con la idea de que eso va a permitir mejorar la situación de los pobres, algo que no es cierto. También aparece el nacionalismo poco original, medieval.
-¿Porque todos en la región miran las elecciones de Argentina?
-El fenómeno de la Argentina es tan especial porque es una sociedad que se está comiendo a su clase media y produce mucho más impacto social que le quites algo a alguien que lo tiene que se lo niegues a alguien que jamás lo ha tenido. Reconozco que hay un efecto pendular y que se está volviendo hacia la izquierda. El futuro del progresismo en América Latina depende de que el giro del péndulo valga la pena.