La victoria del empresario Daniel Noboa en el balotaje de Ecuador propone comparaciones y lecciones que pueden proyectarse al proceso electoral que está en marcha en la Argentina y que tendrá el próximo domingo su capítulo decisivo con las elecciones generales.
El consultor y analista Jaime Durán Barba no duda. Inscribe esos comicios y sus protagonistas en una serie larga de elecciones y líderes que irrumpen desde la nada y se quedan con todo el poder, por poco tiempo. El analista habla de Noboa y lo compara con Javier Milei. Tiene autoridad para decirlo: conoce como pocos la superficie y las profundidades de la política argentina y la de su país, y fue profesor del empresario que se convirtió ayer en presidente electo.
Con Noboa se produjo la consagración de otro outsider, otro dirigente que conquistó la Presidencia desde los márgenes. Se sumó a la lista que inauguraron hace tiempo Donald Trump en Estados Unidos y Jair Bolsonaro en Brasil, y que continuaron Pedro Castillo en Perú y Gabriel Boric en Chile, entre otros. Son dirigentes que se aventuraron al poder, consiguieron los votos pero no lograron consolidar experiencias exitosas de gobierno.
El caso brasileño es importante porque el gigante sudamericano fue pionero en la región en entronizar en la Presidencia a un dirigente periférico y antisistema, y el que mostró, cuatro años después, un camino eficaz para que la política “tradicional” vuelva al poder.
Ayer, Noboa venció por una diferencia de 4% a Luisa González, la candidata que impulsó Rafael Correa, el ex presidente que fue condenado por graves hechos de corrupción y se mantiene refugiado en Bélgica. El correísmo soñaba con otra victoria -en febrero habían ganado las elecciones locales, entre ellas el gobierno de Quito y Guayaquil- que le permitiera una reivindicación política. Pero no ocurrió.
Fueron las elecciones más violentas de las que se recuerden en Ecuador, un país que está cruzado por la violencia narco, una aguda crisis económica y el asesinato de un candidato a presidente. Todo, en medio de una anomia política que derivó en la caída del gobierno de Guillermo Lasso y la entrega anticipada del mando.
“El de Noboa es un caso semejante a Milei, muy semejante a Castillo, a Boric. Son nuevos liderazgos que surgen por todos lados ante el desmoronamiento de los partidos tradicionales”, contó Durán Barba anoche en una entrevista televisiva. Y recordó las experiencias de Colombia, donde “siempre gobernaron conservadores y liberales, no pasaron a la segunda vuelta y ahí está Gustavo Petro como presidente”. También mencionó lo que ocurrió en Chile, que no llegaron al balotaje ni la Concertación ni la derecha, o en Perú y ahora Ecuador.
“Son nuevas figuras individuales, que llegan sin partidos, que surgen de formas nuevas de ver el mundo, que son hijos de la internet y las redes sociales”, contó el asesor político.
Juego de espejos
Lo cierto es que el resultado del balotaje de Ecuador le devolvió a la política argentina un espejo donde mirarse, tanto al oficialismo de Unión por la Patria, que postula a Sergio Massa, como a la oposición de Juntos por el Cambio, de Patricia Bullrich, y al propio Milei.
Entre Argentina y Ecuador hay varios puntos de contacto. Correa y Cristina Kirchner, la actual vicepresidenta, son aliados políticos regionales, al punto que participaron juntos en marzo pasado de una reunión del Grupo de Puebla. El encuentro fue convocado en el Centro Cultural Kirchner, con amplio despliegue bajo el título “Voluntad Popular y Democracia. Del partido militar al partido judicial, las amenazas a la Democracia”.
Sin temor a las hipérboles, en ese encuentro Correa afirmó: “Yo veo en Cristina una maravillosa alquimia entre el pensamiento y la acción del general San Martín y Evita”. Y la vicepresidenta le respondió: “Me encantó esa conjunción que hiciste de San Martín con Evita, Rafael. Me pareció un hallazgo no solamente literario sino histórico”.
A ese vínculo político, se le suma que Ecuador es el único país de Sudamérica que tiene el régimen monetario al que propone llegar Javier Milei si es electo presidente. Allí impera la dolarización, una medida que tiene tanto apoyo popular que ni siquiera en los momentos de mayor fortaleza política Correa se atrevió a reformar.
Correa jugó fuerte en el proceso electoral y Luisa González sufrió las consecuencias. “Ella tuvo muy poca participación, fue Rafael el que protagonizó la campaña”, le contó anoche Durán Barba al periodista Roberto García, y resaltó que a Noboa lo conoce mucho porque estudió en la George Washington University, donde él da clases.
El ex asesor de Mauricio Macri resaltó que el ganador de las elecciones ecuatorianas llegó a la segunda vuelta y ganó sin el apoyo de ningún gobernador, alcalde, ni legisladores: “Fue él solo con gente totalmente nueva. Vuelve a pasar lo mismo que con Boric, con Castillo”, planteó Durán Barba y, sin embargo, señaló que el gran problema que enfrentan este tipo de experiencias es generar gobernabilidad.
Brasil, el contraejemplo
Pero así como el caso de Ecuador confirma la tendencia de derrotas de oficialismos y el ascenso de outsiders al poder, la experiencia de Brasil confirma que la política tradicional puede ganar, sobre todo en aquellas elecciones que se definen en segunda vuelta. Ocurrió en octubre, hace casi un año, cuando Lula Da Silva triunfó sobre Bolsonaro, tras un acuerdo con su viejo adversario, Fernando Henrique Cardoso, y el apoyo de los otros candidatos que no llegaron al balotaje. Fue todos adentro y terminó 50,9% a 49,1%.
Esa experiencia se la contó el presidente brasileño al propio Sergio Massa, en la visita que le hizo en su despacho, en Brasilia, el 28 de agosto pasado. Allí, Lula le contó que la clave para vencer a candidatos como Bolsonaro o Milei es convocar a todos detrás de un mismo proyecto político. Le ofreció para que colabore con la campaña de Unión por la Patria al estratega Edinho Silva.
El interrogante que plantea la experiencia de Brasil frente a la de Ecuador es cuál va a ser la alternativa que tomará la política argentina ante el casi seguro balotaje. Si apostará por el acuerdo y la unidad frente a Milei o se va a imponer la lógica de la grieta entre Unión por la Patria y Juntos por el Cambio.