Grupo focal de los últimos días con un grupo de votantes indecisos que todavía no saben por quién van a votar. Uno de ellos tomó la palabra, con ganas de hablar: explicó que, para él, Javier Milei era una opción muy extrema y que Patricia Bullrich no lo convencía. Le preguntaron por Sergio Massa. En un principio dudo: “No le creo”. Pero hizo una pausa, y agregó: “Igual es convincente cuando habla, siento que se lo cree, me hace dudar”.
El ministro de Economía y candidato presidencial de Unión por la Patria logró lo que en sus propias filas consideran incluso un verdadero “milagro”: está muy cerca de entrar al balotaje con la inflación de septiembre a 12,7% y la macroeconomía desordenada, es decir, con una tormenta perfecta que hasta en la propia oposición reconocen que solo Massa es capaz de torear.
“El único loco que puede hacer esto es Sergio: tiene una audacia a prueba de caos”, aseguró a este medio uno de los jefes de la campaña de Bullrich que abona una hipótesis desparramada entre consultores y analistas políticos: de cara a la última semana de campaña, el escenario electoral del domingo 22 presenta tanta incertidumbre como en las PASO.
En ese contexto, en los últimos días un condimento extra que le agrega a la campaña una cuota mayor de desasosiego: una serie de escándalos, denuncias y operaciones cruzadas que tiene a los tres principales candidatos en el centro del ring. El politólogo Lucas Romero, de Synopsis Consultores, lo resumió este miércoles en un posteo en X: “Ya hay más carpetazos que propuestas”, escribió.
Al escándalo de Martín Insaurralde y su travesía por la costa del sol española de hace varias semanas con la modelo Sofía Clérici se sumó esta semana la denuncia de Alberto Fernández contra Milei, al que acusó por la corrida bancaria de estos días, y una batería de operaciones, en algunos casos de muy dudosa procedencia, que empantanaron la campaña.
La presentación judicial del Presidente en los tribunales federales de Comodoro Py -recayó en el juzgado de María Romilda Servini- empoderó al candidato de La Libertad Avanza, que ofreció una conferencia de prensa para denunciar que era víctima de una “proscripción” orquestada por el Gobierno, una jugada inconsulta que enfureció a Massa.
Fuentes cercanas al candidato presidencial confiaron a este medio que el ministro llamó a Fernández, y que hubo un “llamado picante”. “Fue en contra de nuestra estrategia: victimizó a Milei mientras nosotros hablamos de un gobierno de unidad nacional e incluso de incorporar a dirigentes libertarios”, explicaron.
Esta semana el dólar pasó la barrera de los $1.000 y Massa prometió cárcel para los especuladores, e ideó junto a un puñado de colaboradores un enorme operativo en cuevas del microcentro porteño que culminó con detenciones. Este viernes habría novedades.
En paralelo, Bullrich aceleró su campaña, y profundizó el endurecimiento de su discurso que inauguró el domingo último en el segundo debate presidencial después de su baja performance en el primero, en Santiago del Estero.
La candidata presidencial de Juntos por el Cambio está decidida a exprimir al máximo el caso Insaurralde. Lo demostró en estas horas en Tucumán: “Un día del barco de Insaurralde son siete años de un jubilado de nuestro país, ¡hijos de puta!”, gritó la ex ministra de Seguridad.
El jueves, el cierre de campaña estará centrado en Lomas de Zamora, el distrito insignia del ex jefe de Gabinete bonaerense que obligó a Federico Otermín, el candidato a intendente y presidente de la Cámara baja provincial, que se encaminaba con tranquilidad a una segura victoria, a hacer cuentas. Bullrich tiene previsto realizar una significativa convocatoria en ese municipio antes de terminar con una caravana en Lanús, en los pagos de Néstor Grindetti.
En el entorno de la candidata cohabitan todo tipo de sensaciones. “No está fácil el panorama, pero tampoco es imposible”, resaltó uno de los jefes de su campaña.
Massa, por su parte, tendrá su cierre de campaña en el interior del país, en una fábrica, rodeado de trabajadores, todavía a confirmar, un acto simbólico un día después del evento en el estadio de Arsenal de Sarandí junto a Axel Kicillof.
En el caso de Milei, el candidato libertario tiene previsto presentarse en el Movistar Arena de Villa Crespo, en la Ciudad, el mismo lugar que eligió para las PASO y la sede de la última cena de recaudación de Bullrich antes de viajar a Mar del Plata para su disertación en el coloquio de IDEA.
Milei tiene toda la centralidad. Encuestadores consultados por este medio remarcaron que el economista se habría estancado en los sondeos, y que sus últimos movimiento estuvieron orientados a tratar de forzar una victoria en primera vuelta, un escenario que varios de los principales analistas ven por ahora algo lejano.
“Es una campaña inédita: se dirime entre el miedo y el enojo de los votantes”, resaltó a Infobae un reconocido consultor.
En los campamentos de campaña están seguros de que el domingo 22 puede pasar “cualquier cosa”. Que hay un cruce de votos con final incierto similar al nivel de operaciones y denuncias cruzadas que atraviesan a los tres principales candidatos. Cerca de Bullrich aseguran que, en los últimos días, las encuestas arrojaron un crecimiento lento pero sostenido de la candidata. En el búnker de Massa instalaron que el ministro está muy cerca del balotaje. En el comando de Milei, por su parte, subrayaron que no es descabellado que el economista gane en primera vuelta.
Son pronósticos de cara a un escenario desconocido que en algunos de los tres centros de campaña de los principales candidatos abrieron por estas horas una serie de interrogantes. Es el temor al “síndrome Larreta”, una alusión al jefe de Gobierno porteño que, como reconoció en estos días en una entrevista con el periodista Luis Novaresio en LN+, en la tarde del domingo de las PASO estaba seguro que ganaba.