El nuevo capítulo de la crisis de Juntos por el Cambio repercutió en las entrañas peronistas. Era imposible que no suceda, teniendo en cuenta que Patricia Bullrich intenta correr a Sergio Massa del segundo lugar en el podio de encuestas. Ambos pelean para ingresar al balotaje y alzarse con la presidencia. Ambos creen que Javier Milei ya tiene un lugar asegurado.
El coqueteo de Mauricio Macri con el líder de la Libertad Avanza (LLA) -una vez más - cayó muy mal en la coalición opositora. El ex presidente le hizo un guiño en una charla que dio ante estudiantes de Harvard, en Estados Unidos. “Si Milei gana la elección, espero que nuestra coalición apoye cualquier reforma razonable”, aseguró. Las palabras generaron un fuerte enojo en la oposición, donde no terminan de saber si está jugando decididamente a favor del libertario o no.
“La elección está difícil y él hace todo mal. Cree que Milei y Patricia, al final del camino, pueden representar lo mismo. Y no es así. Estamos llenos de contradicciones internas”, se sinceró un importante dirigente de la UCR. En Juntos por el Cambio no pueden disimular las internas, como si lo ha logrado hacer el peronismo desde el momento en que Massa fue ungido como el candidato. Nunca abandonaron la etapa de crisis ni lograron contener la candidatura de Bullrich.
En Unión por la Patria (UP) asumen que la línea por la caminan es muy delgada porque la posible caída de la candidata opositora en la intención de voto es un arma de doble filo. Sus traspiés discursivos en los últimos días, sumado a las declaraciones de Macri, fueron una mala noticia para Juntos por el Cambio, que está tercero en todas las encuestas y pelea por meterse al balotaje para competir con Milei.
Si la crisis interna sigue, más temprano que tarde, la candidatura de la ex ministra de Seguridad perderá peso y se deshilachará. Los propios referentes de la alianza opositora dijeron, luego de las PASO, que la gente no los terminó de acompañar porque estaba harta de la interna que Bullrich protagonizó con Horacio Rodríguez Larreta. Una nueva temporada de las diferencias internas los sacará de la batalla final.
En el búnker de UP está convencidos que Bullrich ya esta fuera de juego y que sus últimas intervenciones públicas terminaron por desinflar su candidatura. Se refieren a la falta de un foco claro en sus apariciones en el debate presidencial del domingo y la propuesta de escuchar el diálogo entre los presos y sus abogados, como una forma de combatir el delito. La última estocada de Macri coronó un encadenamiento de errores no forzados que ponen al borde del abismo a la oposición.
En ese escenario, en el peronismo entienden que las posibilidades de la ex ministra de llegar al balotaje son casi nulas y que, en consecuencia, Sergio Massa será quien dispute la presidencia hasta el final. Es decir, que a tres semanas de las elecciones generales, el escenario de un posible balotaje está cada vez más claro.
Sin embargo, si Bullrich se cae demasiado en la intención de voto, Milei puede crecer proporcionalmente y ganar en primera vuelta, donde debería lograr sacar 45% de los votos o un 40% y un 10% de distancia sobre el segundo. Ese es uno de los temores que permanece en varios sectores del oficialismo, donde no saben cuál será el impacto real de los altos índices de inflación que sacuden a la gestión, sumado al aumento significativo del dólar paralelo y el escándalo de Insaurralde.
Justamente son esos tres temas a los que se abrazan en Juntos por el Cambio para considerar que la elección aún no está cerrada. “El proceso de degradación del Gobierno es terrible. Son todas malas noticias”, sentenció un destacado legislador del espacio político. Creen que el electorado, a la hora de ir a votar, pondrá sobre la mesa esa realidad y castigará al oficialismo. El bolsillo flaco, los precios por las nubes y la brutalidad de la codicia.
En el búnker peronista desestiman la posibilidad de que el libertario gane en primera vuelta. En los días posteriores a las PASO , la gran mayoría de las consultoras registró un pico de Milei en las encuestas donde llegó a tocar un techo de 40 puntos. Luego comenzó un descenso progresivo hasta instalarse en un piso que ronda los 36 puntos. Pero no se cayó mucho más abajo de ese límite.
En paralelo, las mediciones ponen a Massa en el orden de los 34 puntos, al que llegó después del paquete de medidas que lanzó para contener la degradación salarial generada por la devaluación y la inflación. Quienes están cera del ministro de Economía aseguran que el último fin de semana estaba furioso con lo sucedido con Insaurralde, porque asimilo con rapidez que podía golpear su candidatura severamente, luego de lo que le había costado mejorar su intención de voto tras la derrota en las PASO.
La resolución rápida del futuro político de Insaurralde les da esperanzas de que el golpe en las urnas no sean tan grande. Así lo asimilan. Ocho horas después de que se conocieron las imágenes, lo desplazaron de su cargo en la jefatura de Gabinete bonaerense y en 48 horas renunció a su candidatura a concejal en Lomas de Zamora. Fue borrado del mapa político con celeridad para que el daño sea el menor posible.
“Hoy no vemos que Milei se pueda ir en primera vuelta. Patricia va a conservar el antikirchnerismo y el antiperonismo, pero no va sacar menos de 20 o 22 puntos”, indicó un importante funcionario nacional que está inmiscuido en los pormenores de la campaña. La variables electorales son muy finitas. Si Milei suma más votos de Bullrich de lo que el peronismo piensa, la elección podría terminarse el 22 de octubre. Siempre hay margen para el miedo que generan las sorpresas los domingos de elecciones por la noche.
Además, entienden que el recurso de plantear el final del kirchnerismo -eje central de la campaña de Bullrich- ya no tiene validez. No pega ni cautiva. “Massa no es kirchnerista, la grieta ya se rompió con la aparición Milei y la discusión que se está dando es otra”, explicaron en el massismo, donde sostienen que la candidata del PRO está “fuera de foco y sin claridad en sus propuestas”.
Tiempo de percepciones, proyecciones y encuestas. De búsqueda de certidumbre dentro de un escenario complejo y plagado de malas noticias para el oficialismo. Por el momento, las cuentas le dan para entrar al balotaje. Ese es el gran objetivo en el corto plazo. Nadie piensa con seriedad en el último partido, pero están casi seguros que lo jugarán.