Oficialismo y oposición en la recta final, atravesados por la bronca y el miedo del electorado, y los affaires bonaerenses

El primer debate presidencial coincide con el escándalo de la Legislatura bonaerense y la renuncia del jefe de Gabinete provincial, y una campaña que no termina de decodificar el humor social. La interna del PJ y el pedido de los votantes de JxC

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Sergio Massa, Javier Milei y
Sergio Massa, Javier Milei y Patricia Bullrich

Era el caso “Chocolate” que se había colado incómodo en el tramo final de la campaña hasta que la modelo Sofía Clérici subió este sábado a su cuenta de Instagram imágenes del yate con el que navegó por Marbella junto a Martín Insaurralde, un escándalo que en menos de 24 horas derivó en la renuncia del ahora ex jefe de Gabinete provincial, según ventiló, “para no afectar al espacio político -el kirchnerismo- en el proceso electoral”.

Una exhibición obscena, otra más, que cosechó fuertes críticas opositoras y un creciente malestar en el kirchnerismo con el ex intendente de Lomas de Zamora que tanto poder acumuló en esta década pero que en los últimos meses tropezó con una serie de desaciertos que tuvieron en Marbella su máxima expresión.

El viaje por el Mediterráneo tiene varias semanas: Insaurralde estuvo este miércoles en el acto de Ensenada sentado entre las primeras filas, al lado del jefe de La Cámpora. Esa sociedad política, que le permitió a Máximo Kirchner alzarse con la presidencia del PJ bonaerense, terminó de afianzarse con la intervención del gabinete del gobernador Axel Kicillof tras la derrota de las PASO del 2021, que contó con el aval del diputado y, en particular, de Cristina Kirchner.

Kicillof soportó con estoicismo ese embate que detonó para siempre la relación con el jefe de La Cámpora. Esa interna volvió a recrudecer en estas horas, en un tramo crucial de la campaña.

Ahora fue un yate de lujo en Marbella, en las semanas previas había sido el caso “Chocolate”, un merecido homenaje al puntero del PJ Julio Rigau, pero podría haber sido “La cajita feliz”, como se popularizó a fines de los ‘90, en los albores de la Alianza, cuando la presidencia de la Cámara de Diputados bonaerense estaba en manos del Frente Grande, en cabeza de Alejandro Mosquera, un histórico dirigente del PC.

Era un secreto a voces que desde la Legislatura bonaerense se financió en las últimas décadas al círculo rojo provincial -el mismo esquema que reinó durante el gobierno de Cambiemos y en las administraciones peronistas de todos estos años- hasta que sorprendieron a “Chocolate” en un cajero automático del centro de La Plata con más de 40 tarjetas de débito y miles de pesos, y el oficialismo y la oposición quedaron otra vez en shock, un mes y medio después del batacazo electoral de Javier Milei que conmocionó a la política. Como en vísperas del “que se vayan todos”, a principios de siglo, pero veinte años después.

Entre la bronca y el miedo, dos emociones que caracterizan el humor de la sociedad y que los equipos de campaña de Sergio Massa y de Patricia Bullrich tratan de decodificar en estas últimas semanas para colarse en el balotaje con el candidato libertario, la escandalosa trama en torno a “Chocolate” sacudió las estructuras del oficialismo y de la oposición en la previa del primer debate presidencial en un rubro incómodo, en medio de un brutal cambio de época y de un fenomenal hartazgo social con la clase política: el financiamiento opaco del sistema político.

Fingieron demencia, y pasó más de una semana para que Juntos por el Cambio reaccionara dándole impulso a un proyecto de ley que todavía era materia de análisis por estas horas entre constitucionalistas, asesores y dirigentes destinado a reformar 50 artículos de la Constitución provincial -del 68 al 118, aseguran- para disminuir en un 43% la conformación de la Legislatura que, según trascendió, contemplaría una integración unicameral de solo 80 legisladores, 58 menos que los actuales, entre senadores y diputados.

“Lo peor que podemos hacer es no hacer nada”, le escribió por WhatsApp un diputado opositor a un colega a mitad de semana, todavía shockeado por la imprudencia de Rigau y alarmado por la pasividad de los jefes bonaerenses de JxC, que reaccionaron tarde pero que ahora prometen avanzar con una explosiva reforma constitucional que cambia el paradigma de la política provincial pero que tiene destino de archivo si no encuentra, como se prevé, consenso en el peronismo. De ser así, será solo una declamación para la tribuna.

Julio Rigau, el puntero del
Julio Rigau, el puntero del PJ acusado de robar tarjetas de débito en la Legislatura bonaerense

Fuentes inobjetables de la coalición opositora explicaron a este medio que la decisión de ventilar la presentación de reforma constitucional estuvo motivada no solo por la necesidad de “salir por arriba” de un escándalo que atraviesa a todos los partidos, si no por la revitalización de la interna del PJ provincial que en JxC entienden que se libra detrás del caso “Chocolate” después de la pésima decisión del puntero de vaciar un cajero automático en pleno centro platense. Como suele ocurrir, hasta las tramas más escandalosas se originan por descuidos de los más básicos: recién ahí empiezan a jugar las operaciones.

La disputa entre Kicillof y los intendentes del Gran Buenos Aires referenciados en Insaurralde seguía este fin de semana al rojo vivo, igual que la interna entre el gobernador y La Cámpora. Ninguno se pronunció hasta ahora sobre el escándalo de la Legislatura. Federico Otermin, el presidente de la Cámara baja provincial, quedó en el ojo de la tormenta. En sectores del PJ empiezan a preguntarse además por el rol de Cesar Valicenti, diputado provincial de la agrupación liderada por Máximo Kirchner. Los intendentes y La Cámpora tenían en estos días serias sospechas de quién o quiénes podían estar incitando a que la trama siga al tope de la agenda mediática hasta que el Instagram de Clérici le dio otro vuelco a la agenda pública. ¿Hay más?

Kicillof está intranquilo por los coletazos de la investigación “Chocolate” en la campaña electoral, pero sereno -a diferencia de los popes del sistema político bonaerense que detestan su estilo de construcción política- porque a él nunca le fascinaron los chocolates. Ese choque de estilos en la política provincial quedó este sábado como nunca al desnudo.

En ese contexto de pésimas noticias y affaires bonaerenses, Massa viajaba ayer por la tarde al debate de Santiago del Estero sin decir al cierre de esta edición una sola palabra. El ministro está concentrado en su campaña, que hace y deshace de manera discrecional cada vez más apuntalado por los asesores brasileros que el PT le envió desde Brasil y que le dieron un vuelco a la estrategia comunicacional, que coincidió con la batería de medidas económicas del candidato que está decidido a “prender fuego la pradera”, como se regodean en su entorno con una notable osadía, aún a riesgo de incentivar un proceso hiperinflacionario, como advierten economistas de la oposición.

El viernes, el dólar libre trepó a los $800. El ministro quiere transformar la devaluación en una oportunidad cuando presente este domingo en el debate a Roberto Lavagna como un futuro asesor en caso de llegar a la Presidencia.

Sergio Massa y Roberto Lavagna
Sergio Massa y Roberto Lavagna

Massa es un especialista de la escena pública, una cualidad que trabajó incansablemente en las últimas nueve elecciones en las que participó, y fue exitoso en la filtración de encuestas que inoculó en el círculo rojo y que ubican a Bullrich tercera, fuera del balotaje. Pero los desaciertos de Milei de las última semanas y la posibilidad de que la candidata de Juntos por el Cambio recortara algunos puntos encendieron luces de alarma en el búnker de la calle Mitre. ¿Un triple empate? Es una hipótesis que barajan en algunos campamentos. Según un consultor de los más profesionales, todavía se trata de una “exageración”.

Lo cierto es que el fenómeno Milei empezó a mostrar algunos signos de preocupación para el candidato de La Libertad Avanza, y urgió a los estrategas del oficialismo y la oposición a revisar por enésima vez la hoja de ruta. “Tal vez la bronca con el presente que se manifestó en las PASO empezó a cruzarse con el miedo por el mañana que se puede haber despertado en algunos sectores”, explicó un consultor que trabaja para todos.

Un candidato opositor de la tercera sección electoral que trabaja de lunes a lunes para ser intendente resaltó a este medio que en las últimas semanas empezó a notar en las zonas céntricas una creciente curiosidad de votantes propios que en las PASO se inclinaron por Milei y que en las generales preferirían volver a optar por JxC, repentinamente “asustados”, según él, por el economista libertario. “Eso sí: quieren saber qué tenemos para ofrecer”, precisó. Puso como ejemplo una mujer que lo siguió durante varias cuadras para frenarlo y preguntarle por qué tenía que votarlo.

Se trata del segmento de votantes mayores a 40 años, de clase media, responsables del sostén de una familia que están hartos de la clase política, que hicieron notar ese descontento en las primarias y que ahora tienen dudas. La posibilidad de que Massa entre al balotaje, un escenario que el propio ministro y la dirigencia oficialista se encargaron de popularizar, le dio a ese electorado una herramienta extra para repensar el voto.

Javier Milei EFE/ Juan Ignacio
Javier Milei EFE/ Juan Ignacio Roncoroni

En los segmentos más jóvenes, en especial en los sectores populares, el fenómeno Milei sigue tan potente como hace meses. La semana pasada, un candidato de la primera sección electoral reunió a través de un amigo dueño de discotecas a cuatro decenas de pibes y pibas que hacen changas y que, en un buen número, alquilan habitaciones a $15 mil la semana. Casi todos habían votado por el economista libertario en las PASO sin mayores argumentos que las ganas de que “explote” el sistema. Para ellos, todos los políticos “son chorros”. Elecciones atrás, cientos de miles de esos casos eran votos cautivos del peronismo que Massa y los intendentes del Gran Buenos Aires tratan ahora de reconquistar.

Fue lo que ratificó semanas atrás un intendente del Gran Buenos Aires que, según fuentes del Frente Renovador, visitó a Massa en su casa de Tigre. “Esa gente se tiró con nosotros desde el avión: a nosotros se nos abrió el paracaídas, pero ellos se estrellaron contra el piso. Ahora prefieren tirarse del avión con Milei y que pase lo que tenga que pasar”, le graficó el jefe comunal. En JxC están seguros de que para el peronismo será muy difícil reconquistar a esos votantes de cara a las elecciones generales.

Massa tomó nota, y prometió incluirlo entre sus equipos así como ofreció en el acto de la CGT de este viernes frente al Congreso que llamaría a “un gobierno de unidad nacional” en caso de llegar a la Presidencia: el ministro-candidato no dejó promesa por cumplir. Es más: a un dirigente le confió en que pondría “de rodillas en el piso” a un sector del kirchnerismo que está encolumnado detrás de su figura.

Por el lado de la oposición, en el entorno de Bullrich están seguros de que todavía tienen una chance real de llegar al balotaje, a pesar de que aún son bien conscientes de que la interna con Horacio Rodríguez Larreta hizo estragos hacia adentro y, para peor, en el electorado. La candidata pasó semanas de zozobra. Colaboradores del jefe de Gobierno porteño que le llevaron consejos a sus estrategas les advirtieron que la ex ministra no debía cometer los mismos errores que su jefe: ni “larretizarse” ni enfrentarse a Mauricio Macri.

Patricia Bullrich y su equipo
Patricia Bullrich y su equipo rumbo a Santiago del Estero

Bullrich estuvo casi un mes atravesada por esas dos variables hasta que pudo darle más orden a su campaña y enfocarse otra vez en el contacto con la gente, una estrategia que meses atrás le dio resultados.

En su equipo dicen que el viaje exprés de tres días que hace varias semanas realizaron a Madrid Joaquín de la Torre, un asesor y un colaborador del consultor Derek Hampton fue muy importante para decidir que Bullrich se centrara en confrontar con el kirchnerismo y omitir lo más posible a Milei de la agenda de campaña, una decisión que llevó días de análisis e investigaciones cualitativas y opiniones encontradas. “España es el único lugar en el que la centro derecha (el PP) neutralizó a la ultra derecha (VOX)”, explicaron. Los funcionarios del PP que los recibieron en la capital española les resaltaron que lograron ese objetivo por una sencilla razón: tomaron algunos de los proyectos de VOX y se dedicaron a ignorar al partido presidido por Santiago Abascal.

En los centros de campaña de UP y de JxC coinciden en que el envión posterior de las PASO en favor de Milei empezó a mostrar algunas fisuras que comienzan a incrementarse con la chance cierta de que el economista sea presidente a partir del 10 de diciembre, y que llevaron al candidato a acercarse obligadamente a sectores de lo que denomina “casta”, como el sindicalista Luis Barrionuevo. El votante más sofisticado empieza a preguntarse si está en condiciones de administrar este caos.

El economista, por caso, no dijo ni una palabra sobre el caso “Chocolate”: sus legisladores bonaerenses solo emitieron un tímido comunicado de repudio. En el círculo rojo provincial sospechan que el financiamiento proveniente de la Legislatura no excluye a ningún partido.

Los reiterados ataques del candidato de LLA al Papa Francisco también provocaron zozobra en sus equipos. En el 2015, Aníbal Fernández perdió la elección en la provincia de Buenos Aires reprobado por las iglesias cristianas y evangélicas. “Es una torpeza meterse con las creencias del electorado”, explicó un especialista. En las últimas horas, José María del Corral, director mundial de Scholas Occurrentes, que ofreció de intermediario para un breve intercambio por carta que tuvieron Bullrich y el Papa, tuvo que aclarar que Francisco tiene intenciones de visitar el país sin “depender de quién sea el Presidente”.

En el círculo rojo, sin embargo, el futuro de Milei, más allá de la enorme incertidumbre que despierta, todavía cotiza al alza. En una reciente comida de empresarios se ensayó una votación. Más del 80% se inclinó por Bullrich. Cuando preguntaron a qué candidato votarían si al que votaron no llegaba al balotaje, más del 60% eligió a Massa. El tercer interrogante era quién creían que sería el próximo presidente: la respuesta, con holgura, fue Milei.

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