Corrían las primeras horas de la tarde del sábado cuando Javier Milei aterrizó en la capital de Santiago del Estero con su equipo de asesores, entre ellos, su hermana, Karina. Juntos se trasladaron en combi hacia el hotel Hilton, dejaron las valijas, almorzaron, y se desplazaron a la primera actividad oficial del día: un recorrido por el Centro de Convenciones y Exposiciones Forum, desde donde se transmitirá esta noche el debate presidencial. Por casualidad, en el exacto momento en el que ingresaba al set, los encargados de la escenificación que hacían un simulacro y practicaban con una pregunta, justamente, para el candidato de La Libertad Avanza (LLA). Entusiasmado por la coincidencia, Milei se acercó escenario y dijo, jocoso y en voz muy alta, que no tenía problema en contestarla él mismo. La imitadora se quedó en silencio y el candidato, que se había quedado sin interlocutora, volvió a integrarse a su grupo para continuar el tour. “¡Tiene miedo, la casta tiene miedo...!”, cantó al alejarse.
El candidato libertario viajó al Norte envuelto entre rumores sobre su salud mental, basados en el inesperado ostracismo por el que optó en los últimos días, mientras se preparaba para la batalla del domingo. Pero en su entorno aseguraron que está “confiado” y “de buen humor”, tal como lo describieron en la anécdota. Y están convencidos de que la ola de especulaciones fueron “operadas” por la oposición de Juntos por el Cambio. “Al final nos hicieron un favor. Jugaron mal, porque crearon una expectativa negativa y Javier está mejor que nunca. Eso va a ver mañana (por hoy)”, porfió uno de los asesores que lo acompañaron en la expedición al primer debate de su vida.
Como el resto de los candidatos, Milei preparó una cuidada estrategia discursiva para la discusión de esta noche, y aunque en su espacio no quisieron revelar de antemano los detalles, a grandes rasgos dejaron saber que, más allá de fidalizar a los votantes que ya lo apoyaron en agosto, el libertario se enfocará en buscar nuevas adhesiones. “Vamos por los votantes nuevos. Se a ver un Javier tranquilo, sereno, y aplomado, como el que se estuvo viendo en los últimos meses”, dijeron en su entorno más estrecho. Con su propia voz, buscarán dar por tierra los “mitos” que, dicen, se crearon en torno a su figura basados en sus declaraciones televisivas, como sobre su postura a favor de la venta de órganos o la libre portación de armas, entre otras.
“Si miramos con atención, hace rato que Javier dejó de mostrarse agresivo, o sacarse. Y eso que le vienen tirando cada vez más basura. Dicho eso, es cierto que tiene un tono aseverativo, y no sería natural que cambiara por completo. Hoy la pregunta no debería ser ‘¿Por qué Milei se muestra enojado?’, sino: ‘¿Por qué el resto no?’ Porque lo que estamos viendo en la política es un escándalo”, sumó un análisis uno de los asesores que lo acompañó en el vuelo.
Se refería especialmente al tema excluyente de la agenda política nacional, que atravesó como un rayo el fin de semana del debate y probablemente beneficie a la oposición libertaria: la difusión de fotos y videos que muestran al jefe de Gabinete del kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires, Martín Insaurralde, en un yate en el Mediterráneo junto a una modelo. El escándalo en el oficialismo no escapó a la comitiva de Milei, que lo comentó en privado apenas fue noticia, y después se decidió a cuestionar públicamente al funcionario afín a Máximo Kirchner por X (ex Twitter). Esa actitud contrastó con el silencio que eligió, días atrás, ante el gran caso de corrupción que irrumpió en la campaña, que tiene como protagonista a los referentes de la Legislatura y al puntero peronista Julio “Chocolate” Rigau.
Es muy probable que Milei utilice el caso del ex intendente de Lomas de Zamora para embestir contra Massa. Su objetivo de máxima para octubre, tras obtener el 29 por ciento de los votos en las PASO, es ganar en primera vuelta. Y en su entorno creen que el debate será clave para convencer a la mayor parte posible de los ciudadanos que no fueron a votar -unos siete millones- de que él es la verdadera respuesta para terminar con las miserias de la “política”, de la que intenta diferenciarse. Están convencidos de que es ese universo de votantes el que le permitirá lograr la difícil tarea de superar por diez puntos al segundo candidato más votado, la condición para evitar el balotaje.
Sin embargo, en LLA tienen sus reparos sobre la efectividad de la puesta en escena de esta noche. Por un lado, hay riesgos. Milei, ganador de las Primarias y el protagonista de la campaña más polémica, será el candidato más atacado por sus contrincantes, y tiene mucho para perder si falla en su performance. Además, aún están frescas las oscuras declaraciones sobre el Holocausto que profirió anteayer su asesor en temas educativos, Martín Krause, y es muy probable que sus rivales en la carrera por la Casa Rosada se lo echen en cara. El eventual ministro de Educación ya pidió disculpas, y Milei salió a respaldarlo, pero seguramente eso no baste para evitar el tema frente a millones de televidentes que presenciarán las propuestas y diatribas de los postulantes para comandar el Ejecutivo.
Por otro lado, en su fuerza temen que el grueso de los votantes desinteresados por la política no se sientan inclinados a sentarse durante dos horas frente al televisor un domingo por la noche para ver qué tienen para decir los candidatos. Por lo pronto, confían en que se repita el altísimo rating registrado en el debate de 2019, y en el peor de los casos, apostarán por el alcance, aunque no tan masivo, que podrían tener los recortes de sus participaciones en el debate, que tienen previsto editar y hacer circular sus propios equipos y los militantes digitales “espontáneos” en las redes sociales.
En la víspera del debate, Milei se mostró con buena predisposición en los aeropuertos para sacarse selfies con sus seguidores y bromear con el grupo que lo escoltó hacia Santiago del Estero: su hermana, Karina; su compañera de fórmula, Victoria Villarruel; los asesores en temas sociales, Sandra Pettovello, y de opinión pública, Santiago Caputo; el creativo publicitario Santiago Oría; la candidata a diputada Lilia Lemoine, que hace las veces de estilista; el secretario parlamentario del bloque de LLA en la Ciudad de Buenos Aires, Iván Dubois, que además es el quinto candidato al Parlasur nacional; y el primer candidato a senador y colaborador en temas de finanzas, Juan Nápoli.
Viajó ayer por la mañana a Santiago del Estero, en avión de línea, y para mostrar su talante positivo, dejó que Lemoine publicara un video que lo mostraba alegre, cantando un jingle libertario en la fila de prembarque. También circularon capturas del cruce de canciones, espontáneo y en buenos términos, que protagonizó con los candidatos del Frente de Izquierda y los Trabajadores, Myriam Bregman y Nicolás del Caño, que casualmente habían tomado el mismo vuelo que los referentes de la ultra derecha.
Milei se hospedó en el Hilton de Santiago, aunque hasta último momento intentaron mantener ese dato en secreto “por una cuestión de seguridad”. “Si lo decíamos íbamos a tener 2000 personas en la puerta esperando cuando llegásemos”, aclararon. Hoy, para la previa del debate no tienen actividades. Milei se dedicará a repasar temas en privado, y quizá reciba en su cuarto alguna visita de sus asesores. Y hacia la tarde planea desembarcar en la sala reservada que dispusieron en el Forum para LLA, donde tienen previsto “pelotear temas y charlar un poco”.
Más allá de las especulaciones sobre la atención que pondrá el electorado en el debate, en el equipo libertario confían en el interés por escuchar, en particular, lo que tiene para decir Milei, devenido en showman de la política. Habrá que ver si su experiencia en charlas le alcanza para manejarse sin tropiezos frente a los otros candidatos, que ingresarán al juego con una pila de experiencia en sus haberes.