“Venimos a pedir el voto por lo que nos falta hacer, que no se va a conseguir con dinamita, con motosierra ni con ajuste. La provincia Buenos Aires será la locomotora del triunfo en el país”, dijo ayer, efusivo, Axel Kicillof, durante el acto que compartió con Sergio Massa en Ensenada, para relanzar la campaña en el punto geográfico y electoral clave para la elección. Territorio. Puerta por puerta. Voto a voto. De eso se trata.
En el oficialismo consideran que mejorar la elección en Buenos Aires - sobre todo en la primera y tercera sección electoral - será determinante para asegurar la reelección de Kicillof y que el ministro de Economía pase al balotaje. Para lograr aumentar el caudal de votos la clave está en el trabajo territorial. En ir a buscar los votantes a sus casas y convencerlos de que las otras opciones son peores.
La tarea es compleja porque el dolor y el agotamiento de la gente está íntimamente asociado a los altos niveles de inflación que sacuden a la Argentina. En los últimos doce meses hubo un 124,4% de aumento en los precios. El último índice de agosto fue una cachetada helada de realidad: 12,4% en un mes. Las consultoras privadas estiman que el índice de septiembre será de dos cifras. Es complejo pedir el voto en esa situación. Deben transitar un camino de espinas.
La diferencia de este tiempo del peronismo respecto al que naufragó en una interna política interminable es que tiene un mensaje más claro y un liderazgo nuevo, que es el de Sergio Massa. El candidato a presidente tiene absoluta centralidad en la escena electoral. Alberto Fernández y Cristina Kirchner aparecen esporádicamente y se cuidan de no cambiar el rumbo de la campaña con sus expresiones. La luz solo le apunta al ministro.
El peronismo depositó todas sus fichas en una sola jugada. Esperan que Massa ingrese al balotaje con Javier Milei. Si eso sucede, muchos creen que existe la posibilidad de ganar la elección. Pero para llegar a la estrategia del tercer partido aún falta mucho. Mientras tanto el candidato de Unión por la Patria (UP) se apoya en el trabajo territorial para levantar su caudal de votos. Es una de las claves de este tiempo de campaña.
Massa encontró un fuerte respaldo en los sindicatos y los movimientos sociales. Lo abrazaron y lo reconocieron como el líder del peronismo para salir de la encrucijada electoral. La CGT, aliada a Fernández durante los primeros tres años de gestión y de mala relación con la Vicepresidenta, ha dado claras muestras de su apoyo cerrado a la gestión económica y la candidatura presidencial del ministro.
Incluso, algunos meses atrás, cuando en el peronismo aún se discutía quién debía ser el candidato, en la central obrera se inclinaban por Massa, a quien consideraban la única figura con posibilidad de aglutinar a todos los sectores detrás suyo. Anticipaban un escenario difícil porque debían afrontar un proceso electoral muy complejo, dado la delicada situación económica y las heridas internas de una coalición resquebrajada.
La CGT se movilizará el viernes al Congreso para celebrar la eliminación del impuesto a las ganancias para la mayoría de los trabajadores registrados, proyecto que el oficialismo hoy espera convertir en ley en el Senado y que impacte en el sueldo de octubre. Massa sabe que tiene los votos necesarios para que salga y ya lo dio por hecho en sus últimas apariciones públicas. “Será un día histórico”, dijo ayer en Ensenada.
En los últimos veinte días la central obrera se movilizó en dos oportunidades para respaldar la reducción del espectro de trabajadores que son alcanzados por el tributo. El 11 de septiembre, cuando Massa anunció la medida, montaron un acto enfrente al ministerio de Economía. El candidato presidencial, con impronta peronista, se subió al acoplado de un camión para dar detalles de la medida. Atrás suyo estaban los dirigentes sindicales más importantes de la Argentina.
Un puñado de días después la CGT se movilizó al Congreso para brindar su apoyo al oficialismo en el tratamiento del proyecto en la cámara de Diputados. Mañana ocurrirá lo mismo para cuando se debata en el Senado. Muestras de respaldo sistemáticas que robustecen la candidatura de Massa y le dan un mayor sustento político frente a la lluvia de críticas de la oposición por los niveles de inflación y pobreza que sacuden a la Argentina.
Los afiliados a esos sindicatos, muchos de ellos beneficiados por la quita del impuesto a las ganancias, es a los que Massa les pide que salgan a pedir el voto. A sus amigos, a la familia, a los compañeros de trabajo y a los vecinos. Una cadena de militancia territorial para convencer a los desahuciados y a los que dudan. A los que están enojados y a los que no piensan en ir a votar. El desafío es enorme y la maquinaria electoral tiene que funcionar a pleno. Así lo entienden.
Ese trabajo territorial también está a cargo de los movimientos sociales, que se separaron definitivamente de Alberto Fernández y hoy le prestan su estructura militante a Massa. El fin de semana pasado el Movimiento Evita, Barrios de Pie y la Corriente Clasista y Combativa (CCC) salieron a militar la boleta de Unión por la Patria en todo el país y a explicar la importancia de las medidas anunciadas desde el Paacio de Hacienda.
Este fin de semana volverán a hacer lo mismo. “No alcanza con los anuncios, hay que salir a contar en el territorio lo que pasa y mostrar que el camino que impulsa Massa para la Argentina es el que más beneficia a las mayorías”, indicaron desde el Evita. Explicar los beneficios de las medidas en los barrios es llegar a dónde los medios de comunicación y las redes sociales no llegan. Boca a boca.
Entre las medidas que promocionan y explican las organizaciones sociales están el refuerzo de ingresos a jubilados y pensionados; el aumento de la AUH, la Tarjeta Alimentar, el complemente leche y el Potenciar Trabajo; y la devolución del IVA en los productos de la canasta básica. Ese es el trabajo territorial que está reclamando Massa y que en el peronismo creen que será clave para aumentar la adhesión del electorado.
“Cada uno tiene que aportar su grano de arena. Hay que buscar a los que tienen dudas, al que tiene miedo por el discurso de Milei, al que nunca votaría a Bullrich pero está enojado con nosotros”, reflexionó un funcionario bonaerense. “Hay que hacer un esfuerzo más”, pidió Massa en Ensenada en referencia a la búsqueda de esos votantes. Es una arenga permanente para desinflar el fastidio.
Los movimientos sociales, que ya hace dos semanas le prepararon un acto a Massa para mostrarle su apoyo, se acoplaron a la movilización que hará la CGT el viernes. Están jugando a fondo en un momento muy delicado, donde la política electoral se entremezcla con el daño del poder adquisitivo ocasionado por la devaluación y la alta inflación. Sindicatos y organizaciones sociales hacen equilibrio y buscan votos, que es lo que le hacen falta al peronismo y a Massa para poder competir hasta el final.