Entre Ríos elegirá sus autoridades locales -al igual que Buenos Aires y Catamarca- en conjunto con las nacionales. Allí, el peronismo y Juntos por el Cambio están cabeza a cabeza, con la pulseada entre Sergio Massa y Patricia Bullrich como trasfondo.
La provincia está en manos del justicialismo desde el 2003, pero ese statu quo está en riesgo por primera vez en dos décadas: entre el oficialista Adán “Beto” Bahl, actual intendente de Paraná, y el ex ministro del Interior, Rogelio Frigerio, se definirá quién gobernará Entre Ríos durante los próximos cuatro años.
La elección es decisiva para quien ocupe la Casa Rosada desde diciembre. Hasta ahora, el PJ contabiliza 11 gobernaciones: cinco son orgánicas (Formosa, Tucumán, Catamarca, La Rioja, La Pampa) y media docena está en manos de aliados (Santiago del Estero, Salta, Misiones, Neuquén, Río Negro y Tierra del Fuego). Por su parte, en Juntos cuentan 8 distritos como propios: cinco radicales (Mendoza, Santa Fe, Jujuy, Corrientes y Chaco) y tres del PRO (Chubut, San Luis y San Juan)
En los comandos de campaña de ambos bandos muestran entusiasmo en público y preocupación en privado. Bahl llegará al día de la elección como el candidato más votado en las PASO (primarias abiertas, simultáneas y obligatorias), mientras que Frigerio arribará montado en que Juntos por el Cambio resultó el frente con mayor cantidad de sufragios.
Los dos bandos han esgrimido en las últimas semanas números provistos por encuestadoras nacionales que les son favorables. El peronismo expuso que, según sus mediciones, está por encima en un margen de diferencia técnica con Juntos. En tanto, la oposición hizo circular un estudio en el que no solo mantendría la ventaja de siete puntos que logró en las primarias, sino que podría duplicar esa brecha con una proyección optimista.
Mientras, el espacio libertario cosecha votos decepcionados de uno y otro lado. En las PASO, Javier Milei obtuvo un resultado que le permitiría colar varios legisladores provinciales y pescar una de las cuatro diputaciones nacionales en octubre. El peronismo pone en juego dos y lo propio hace la oposición. Gustavo Bordet encabeza la lista del PJ, que lleva también al titular de Aduanas, Guillermo Michel, en un lugar expectante en caso de corrimiento.
Cuestión de tiempo
Uno de los principales latiguillos de campaña de Frigerio ha sido que Entre Ríos tiene que dejar atrás 20 años de gobierno del mismo signo político. Esta sería la razón que la puso en desventaja frente a las demás provincias de la Región Centro (Córdoba y Santa Fe).
Estribando en los resultados favorables que obtuvo Juntos frente al peronismo en San Luis, San Juan, Chubut, Santa Fe y Chaco, la campaña opositora sintetizó la idea en el slogan “Es ahora, Entre Ríos”. Es decir: esta es la oportunidad de cambio.
La semana pasada, la campaña recibió el espaldarazo de Patricia Bullrich, que atravesó la provincia con la “Patoneta”, haciendo actos en varias localidades.
Frigerio logró que su adversario en la interna de agosto, Pedro Galimberti, se sacara (a regañadientes) una foto para mostrar unidad. Además, lo acompañó en el relanzamiento de campaña que se hizo a principios de mes. Además, se comprometió a participar de las giras por el norte de la provincia. Los votantes de Galimberti son fundamentales para el ex ministro del Interior: fidelizándolos, el camino al sillón de Urquiza aparece despejado.
Por otro lado, el candidato de Juntos sumó el apoyo de Alberto Olivetti, precandidato a gobernador por el vecinalismo provincial que quedó fuera de las generales. Son 5 mil votos. Parecen pocos. Pero esta elección se ganará o se perderá por un puñado de sufragios.
Asimismo, consiguió cerrar las internas locales en gran parte del territorio. Tras las Primarias, hubo foto de unidad en tres de los principales distritos electorales (Concordia, Concepción del Uruguay y Gualeguaychú).
La piedra en el zapato es Paraná. La radical Lucía Varisco (segunda en la interna) está renuente a comprometerse con la suerte electoral del candidato a intendente, Emanuel Gainza (PRO). Incluso se mostró con Bahl antes que con Frigerio. La excusa fue la iniciativa para que una calle paranaense lleve el nombre de su padre, el ex intendente Sergio Varisco.
En el campamento de Frigerio le bajaron el precio a la foto. “Fue una cuestión institucional. Nada más”, expresaron.
Lucía mantiene inquina con Frigerio y Bullrich. Los considera responsables de la condena por narcotráfico que recibió su padre, fallecido en 2021. Esto, sin embargo, no fue inconveniente para ir con ellos en la boleta.
Mientras, el ex ministro del Interior planifica el después de las elecciones. Según aseguran los que lo rodean, ya tiene varios casilleros completos de su eventual gabinete. El ex jefe de la Policía Federal, Néstor Roncaglia, ocupará un cargo importante en el área de seguridad y tendrá bajo su órbita la Policía de Entre Ríos. En un segundo escalón, el economista Julio Panzeri, ligado a los equipos que montó el ex gobernador justicialista de los 90 Mario Moine, desempeñará un rol importante en Economía y Hacienda.
Por otro lado, en el equipo de Frigerio deslizaron que dos dirigentes del PRO, Esteban Vitor (hombre de Bullrich) y Gustavo Hein conducirán las bancadas de Juntos en el Senado y la Cámara de Diputados de la provincia, respectivamente.
La Legislatura no sería obstáculo para el programa de Frigerio, en caso de que logre sentarse en el sillón de Urquiza. En Entre Ríos rige desde el siglo pasado una cláusula constitucional denominada “de gobernabilidad”, que le garantiza al gobernador electo (más allá del caudal de votos que obtenga) la mayoría en Diputados. A esto debería sumarse que Juntos logró imponerse en gran parte de los 17 departamentos y conseguiría una cómoda ventaja en el Senado,
En las semanas que restan hasta la elección, Juntos intensificará las recorridas por todo el territorio provincial. Allí, el candidato a la gobernación se mostrará con los líderes locales. En los 10 días finales hará un raid por todos los departamentos y actividades con vecinos en plazas públicas. Concluirá en Concordia, una localidad que simboliza -para el equipo de campaña- lo que ocurre en Entre Ríos: gobernada desde el 83 por el PJ, está en el podio de las ciudades más pobres del país pese a su potencial.
En búsqueda de la continuidad
En el peronismo definen a Bahl como un cuadro de gobierno, una persona que conoce el funcionamiento del Estado al detalle. Es el resultado, indican, de haber estado a cargo del Ministerio de Gobierno entre 2005 y 2015, haber acompañado como vice a Bordet en su primera gestión y de estar al frente del municipio paranaense desde 2019.
De esta experiencia se desprende el concepto básico de su campaña: Entre Ríos sabe. El remate del slogan es “y no necesita que venga nadie de afuera a decirnos qué y cómo hacer”. La referencia solapada es a Frigerio, a quien le han colgado el mote de “porteño” y de “turista” por no haber nacido en la provincia.
En el bunker de campaña del candidato oficialista han hecho un esquema de recorridas por todos los departamentos para disminuir el principal factor de preocupación: el desconocimiento de Bahl, que contrasta con el alto nivel de conocimiento de Frigerio.
Se apalancan en la estructura del PJ que, tras la interna, se encolumnó detrás de la propuesta ganadora.
La excepción es Concordia. Allí Armando Gay se impuso a Angel Giano por 12 votos, luego del último recuento en la Justicia. El derrotado aprovecha cada oportunidad para hacer conocer su fastidio y aceptó de mala gana la foto de unidad. Pero en el entorno de Bahl consideran que el peronismo concordiense estará por encima de su dirigencia y terminará aislando y dejando atrás las quejas de Giano. La ciudad es clave en el armado peronista: es allí donde obtiene la mayor diferencia para ganar la provincia.
La campaña del candidato del PJ mide semanalmente la evolución de la intención de voto. De las encuestas y focus groups, surgen algunos datos que entusiasman al oficialismo. El primero que comentan es que Bahl tiene un crecimiento lento pero sostenido. El segundo es que Sergio Massa también gana terreno, generando una simbiosis positiva entre las candidaturas provinciales y nacionales. El tercero es que Milei le resta votos a Bullrich, factor relevante en un comicio determinado por lo nacional.
Al igual que su rival, Bahl ya tiene el gabinete armado en su cabeza. No anticipará los nombres, pero será reducido. El candidato guarda un mejor recuerdo de un gobierno con tres ministerios que con una decena. Además, habrá una sola cartera con perfil político. Tendrá a su cargo, principalmente, la relación con los municipios. El resto del funcionariado será técnico. Poner en marcha un gabinete productivo que coordine diversas áreas relacionadas será un objetivo prioritario.