El oficialismo retomó el análisis de diferentes proyectos de ley que promueven la reducción de la jornada laboral en la Cámara de Diputados. Todas las iniciativas, que proponen jornadas que van desde las 36 horas semanales a las 40 sin reducciones salarial, aseguran que las empresas no se verán afectadas ya que la experiencia internacional indicaría que también se disminuye el ausentismo y los accidentes, y aumenta la productividad laboral.
“Este es un tema de debate y pruebas piloto en todo el mundo, tanto en países desarrollados como en Latinoamérica. Las pruebas pilotos han tenido resultados muy favorables. Esta ley no viene a prometer cantidad de puestos de trabajo, lo que viene a hacer es una mejor distribución de los puestos de trabajo”, explicó la diputada Claudia Ormachea, autora de uno de los proyectos.
Durante la reunión de la comisión de Legislación del Trabajo, que preside la diputada Vanesa Siley (Frente de Todos), se presentaron siete expedientes. Cinco corresponden al oficialismo -Ormaechea, Hugo Yasky, Sergio Palazzo, Eduardo Valdés y Mónica Litza- y dos a legisladores de la oposición, impulsados por el socialismo (Enrique Estévez) y el Frente de Izquierda (Nicolás del Caño).
Uno de los expositores que planteó reparos frente al impacto de una eventual reducción de la jornada laboral fue Julio Cordero, vicepresidente del Departamento de Política Social de la Unión Industrial Argentina (UIA). “¿Tanto dudamos de las negociaciones colectivas? ¿El Estado a qué viene? ¿Por qué no dejamos a la autonomía colectiva?”, se preguntó.
Por otro lado, destacó las diferencias estructurales entre la Argentina y algunos países europeos que aplicaron reducciones de jornada: “Tenemos que debatir en la realidad que tenemos”. “El derecho al trabajo es de la persona, del ciudadano, está protegido por pactos internacionales. No hay que cercenar ese derecho al trabajo”, concluyó.
El 1° de mayo pasado, cuando se conmemoró el Día Internacional de los Trabajadores, la CGT reclamó de la reducción de la jornada de trabajo semanal, que actualmente es de 48 horas, al sostener que ese sistema ya “es una antigüedad”, y que hay que avanzar en la legislación “como medio de generar más empleo y distribuir mejor el beneficio extraordinario del capital”.
En la misma sintonía se expresó la ministra de Trabajo, Kelly Olmos: “Nosotros como Ministerio apoyamos esta iniciativa. Pero impulsamos que se haga de una manera escalonada, con un horizonte y previsibilidad”.
Svenja Blanke, integrante de la Fundación Frederich Ebert de Alemania, dijo que “los desafíos del siglo XXI no los podemos solucionar con ideas del siglo XIX” y advirtió que “la semana de cuatro días esconde modelos muy diferentes entre sí”. “Estudios en Alemania muestran que una reducción sería rentable, porque los trabajadores están menos estresados y faltan menos”, argumentó.
En representación de la oposición, el economista Martín Tetaz se declaró “un fan de la reducción de la jornada laboral”. Sin embargo, advirtió que el mercado laboral argentino es “muy heterogéneo” y que en todos los sectores no se podrá compensar la reducción de horas con aumento de la productividad, por ejemplo en los servicios de cuidado de personas.
“Hay algunos sectores donde no tiene sentido. Por eso la norma no puede ser de carácter general”, explicó y llamó a generar propuestas que tengan “incentivos para que las empresas y los trabajadores en sus negociaciones colectivas ensayen alternativas para reorganizar la producción”.
Desde el oficialismo adelantaron que habrá “muchas reuniones” más en la comisión y confirmaron que “la CGT estará presente” en el próximo encuentro.