Los estrategas de Juntos por el Cambio están sorprendidos: luego de semanas difíciles para reacomodarse por el segundo lugar en las PASO, Patricia Bullrich volvió a encontrar su eje para disputar las elecciones y hay encuestas que la muestran por primera vez captando votos que eran de Javier Milei. La candidata volvió a “halconizarse” gracias a la profundización de su perfil antikirchnerista y la denuncia de los acuerdos del candidato libertario con exponentes de la denostada “casta” como Luis Barrionuevo. Y ese sesgo le está dando una energía adicional que será clave en el último mes de actividad proselitista: tras sus recorridas en “la Patoneta”, cerca de la medianoche, cuando en su equipo quieren irse a dormir, ella los busca para seguir hablando sobre la campaña.
“Nadie le puede seguir el ritmo”, admiten en su entorno sobre esta versión recargada de Bullrich, que no quiere perder el control de nada en su carrera hacia los comicios. De por sí, quedó conforme con la visita de Mauricio Macri a Córdoba para ir en busca de los votos perdidos en una provincia afín al ex presidente, pero todavía no le confirmó cómo quiere que continúe su aporte a la campaña. Y acaba de resolver un tema que estaba en una nebulosa: el martes próximo lo subirá a Horacio Rodríguez Larreta a su motorhome para recorrer juntos el conurbano bonaerense.
Incluso ya le dio el OK a Federico Angelini, el titular del PRO y uno de sus principales colaboradores, para que el 2 de octubre se concrete un gran encuentro partidario a nivel nacional, en el Belgrano Athletic Club, donde, durante unas cinco horas, Bullrich compartirá el escenario con Larreta, María Eugenia Vidal, gobernadores electos y otras figuras del espacio (menos Macri, que estará de viaje) para demostrar que están unidos y dispuestos a la “batalla final” contra el kirchnerismo.
En el PRO, se jactan en el bullrichismo, se están encolumnando todos detrás de la estrategia de la candidata. En gran parte tiene que ver con la apertura de Bullrich para darle cabida a todos los matices internos en la campaña, algo que modificó las tensiones iniciales por la llegada de Carlos Melconian al equipo y la postergación de especialistas de JxC y la propuestas de gobierno que habían consensuado. Pero también influyó algo obvio: la imperiosa necesidad de bajar los decibeles para enfocarse en ganar las elecciones. Para algunos, por ejemplo, fue casi conmovedor verlo a Macri repartiendo volantes y pidiéndole a los cordobeses que la voten a Bullrich como si fuera un militante raso.
Los bullrichistas, de todas formas, no creen que todo Juntos por el Cambio estén en la misma sintonía. Bullrich tuvo una ríspida charla con Martín Lousteau en la noche en que la Cámara de Diputados aprobó la eliminación del Impuesto a las Ganancias -un triunfo de Massa, apoyado por el voto de Milei- y dejó en evidencia las diferencias en la coalición opositora. Cuatro diputados radicales de Evolución fueron apuntados por haber colaborado con el quórum para tratar el proyecto, aunque aclararon que se sentaron en sus bancas cuando el oficialismo tenía el número para sesionar. Cerca de la candidata se mantienen las quejas: “Son imposibles, estos radicales son muy corporativos”.
Las tensiones amagaron con crecer cuando Macri dio una respuesta lapidaria al ser consultado en Córdoba sobre la actitud de los diputados de Evolución: “El populismo es contagioso”, dijo. Hubo voces de la UCR que le contestaron al ex presidente, aunque las urgencias de la campaña terminaron tapando la polémica. Este lunes, Bullrich visitará Jujuy para mostrarse con Gerardo Morales, el titular del radicalismo, otra foto buscada para graficar una tregua que seguramente durará si la candidata presidencial logra llegar a la Casa Rosada. Si no, hay quienes consideran inevitable una ruptura entre los duros de JxC y los dialoguistas. Sólo un triunfo sería el bálsamo unificador.
Mientras, Bullrich viajará este domingo a Mendoza con la expectativa de sumar a su galería de fotos con ganadores provinciales la de Alfredo Cornejo, el senador radical que quiere volver a la gobernación y se enfrenta hoy a Omar De Marchi, el diputado del PRO que se rebeló contra Juntos por el Cambio compitiendo por afuera de la coalición y quiere ganar empujado por el impulso libertario. Si lo logra, a la colección sólo le faltará la victoria de Rogelio Frigerio como gobernador de Entre Ríos: las elecciones se harán el 22 de octubre, en simultáneo con las nacionales. Bullrich estuvo este viernes en una recorrida con el ex ministro del Interior, que, según las encuestas, ganaría por 7 puntos. En el territorio entrerriano, Bullrich se impondría en la elección presidencial por 6 puntos.
Los bullrichistas están convencidos de que su líder ya encontró una nueva mística en la campaña que los empuje al menos al balotaje. La estrategia es no apuntarle directamente a Milei, pero sí dejar en evidencia sus contradicciones y asociarlo con un estilo intolerante. No fue casual que Bullrich eligiera su charla ante los empresarios del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp), en el hotel Sheraton, para darle al círculo rojo mensajes de diferenciación del libertario: “Estamos para cambiar la Argentina, pero no somos aventureros, somos personas que tienen los pies en la tierra”, señaló. Y, además, afirmó: “Si queremos un cambio de verdad, la opción es tener en claro que la construcción de la Argentina no es destruyéndola, sino que es construyendo sobre lo que tenemos”.
Al día siguiente, clavó un filoso estilete en el corazón libertario cuando sostuvo que “si tu secretario de Trabajo o el que te maneja las obras sociales va ser Barrionuevo, la casta la tenés adentro”. Los operadores bullrichistas atribuyeron al efecto de esa frase la sugestiva ausencia del sindicalista en el acto que él organizó para Milei en Parque Norte con militantes gremiales, pero ningún dirigente de primera línea. Aun así, Bullrich jugó riesgosamente con la idea de la inestabilidad de un eventual gobierno de Milei al enfatizar que el candidato de La Libertad Avanza “es puesto en ese lugar de centralidad por el peronismo porque perciben que es algo débil que les permite volver al poder”.
De todas formas, el eje de la estrategia electoral de Bullrich es presentarse ante el electorado como la alternativa más clara de oposición al kirchnerismo, aprovechando, de paso, las versiones sobre una trama de contactos y candidatos, más votaciones parlamentarias, que une a Milei y Massa. Por eso, poco antes de que reapareciera públicamente la Vicepresidente, la candidata de JxC lanzó en la tarde del sábado su nuevo spot de campaña en el que anunció que si llega a la Presidencia construirá una cárcel para narcos y corruptos que se llamará “Unidad Penal Dra. Fernández de Kirchner”.
Esa impronta rabiosamente antikirchnerista, que Bullrich nunca disimuló, es la que ahora quiere profundizar para atraer a muchos de los que no fueron a votar o que eligieron al libertario. ¿Le alcanzará para entrar en la segunda vuelta electoral? Con los votos de Larreta, Bullrich alcanzó al 28% de los votos en las PASO. “Con dos puntos más vamos al balotaje”, se esperanzan sus allegados, seguros de que Massa no es competitivo con la inflación galopante que hasta ahora no cede.
El desafío es retener al electorado moderado sin que el votante duro se fugue hacia Milei. Por eso Rodríguez Larreta consiguió un asiento en “la Patoneta” y a Macri le están buscando espacio. Bullrich ya no quiere que le hablen de los focus group y prefiere seguir su instinto. Aunque necesita mucho más para celebrar desde el sillón de Rivadavia.