La Justicia no figuraba en el temario de campaña -sí, en charlas reservadas-, pero de golpe el tablero fue alterado. Cristina Fernández de Kirchner vuelve este sábado al escenario, después de extendido silencio, y se espera su reacción frente a la reapertura de dos causas fuertes que la involucran en primera línea. Javier Milei salió al cruce del presidente de la Corte, Horacio Rosatti, por la ratificación de los límites constitucionales para su ahora difusa idea de dolarización. Y la semana que viene, el Senado podría tener una sesión agitada, por el empeño del kirchnerismo en reponer una jueza de Casación a contramano del tribunal supremo. Datos inquietantes en un cuadro de crisis.
Resulta llamativo que algunas de las consideraciones políticas sobre los últimos mensajes de la Justicia, y en particular desde la Corte, reparen sólo en el texto explícito. Lo más notorio resultó la interpretación de las declaraciones de Rosatti que, en rigor, no constituyen una novedad absoluta. El rechazo a cualquier decisión que implique la eliminación de la moneda nacional, por inconstitucional, fue abordado por el juez en una entrevista con el diario El País, de España. Un tema específico. Sin embargo, el reaseguro de constitucionalidad debería se anotado por todos los candidatos, ante el desafío de una etapa de profunda crisis que demandaría reformas estructurales.
Dicho de otra forma: hay límites que impone la Constitución y en ese terreno, en última instancia, las definiciones corresponden a la Corte. Claro, nada es estático. Hay medidas que necesitan nuevas leyes y otras, más excepcionales, que requerirían una reforma de la Constitución. Ese último camino demandaría fuertes y extendidos consensos, un tejido realmente difícil en el panorama de fragmentación política que exponen las últimas elecciones.
“Si la dolarización elimina la moneda argentina, es inconstitucional”, había sido el criterio de fondo ratificado por Rosatti. Y completado así: no se trataría de un debate en base a interpretaciones, sino de “la letra de la Constitución”. Algunos economistas del equipo libertario salieron a polemizar, con escasa repercusión. Milei fue más lejos y extremó la respuesta en términos de la consigna según la cual emisión monetaria es igual a robo. Apuntó directo al presidente de la Corte. “Tendría que explicar por qué para él robar está bien”, dijo en el acto gremial organizado por Luis Barrionuevo. Ruido mediático, pero sobre todo consideraciones que trascienden ese efecto para el caso de llegar a la presidencia.
Nada indica que el inesperado capítulo judicial de la campaña haya sido agotado en el acto de Parque Norte. CFK volverá a mostrarse en la tarde de este sábado, en el encuentro armado para presentar la reedición del libro de conversaciones entre Torcuato Di Tella y Néstor Kirchner. Será un acto, con formato de exposición, después del largo silencio que siguió a tres presentaciones de apoyo a la consagración de Sergio Massa como candidato.
Potente coincidencia, la confirmación de este acto se produjo casi en simultáneo con las decisiones de la Cámara de Casación que ordenan reabrir dos causas especialmente significativas para la ex presidente: Hotesur-Los Sauces, bajo la acusación de lavado de dinero, y memorándum con Irán, por supuesto encubrimiento frente a la investigación judicial sobre el atentado a la AMIA.
Esas decisiones fueron, de algún modo, estribación de una fallida operación política del kirchnerismo en el Senado, que aún no quedó frenada del todo y que, por el contrario, puede escalar en conflicto con la Corte. Vale repasar el asunto.
Desde hace meses, se sabía en medios judiciales que dos de los tres jueces de la Sala 1 de la referida Cámara, Daniel Petrone y Diego Barroetaveña, ya habían decidido su posición. Y había trascendido que iban en la dirección finalmente formalizada. En contra, era descontada la posición de Ana María Figueroa, que no podía revertir el cuadro pero sí demorar el trámite, al no suscribir su propio voto.
El oficialismo trató de mantener en el cargo a la jueza, pero no pudo hacerlo antes de que cumpliera los 75 años, edad que marca la salida por jubilación. No logró nunca reunir quorum para votar el pliego de Figueroa y, hace 15 días, la Corte resolvió por unanimidad darla por jubilada. Fue después de días muy tensos en Casación, según se ventilaba en el circuito judicial. Y luego llegaron las resoluciones que reabren esos dos juicios orales con CFK en el centro.
Hubo más. La Corte también avaló la constitucionalidad de la ley del arrepentido, pieza clave en la causa de los Cuadernos, al rechazar un recurso de Julio de Vido.
Las respuestas del oficialismo resultaron previsibles: todos los hechos fueron calificados como parte de un plan de persecución de la ex presidente. De todos modos, se trató de una reacción acotada. Cuestiones de estrategia de campaña: es un rubro que incomoda a Massa, quien se limitó a cuestionar el momento electoral en que se producen las novedades judiciales. En cambio, nadie decide sobre el discurso de CFK y, por el contrario, agrega expectativa a su vuelta al escenario.
Una señal política previa es la intención de dar batalla en el Senado por el pliego de Ana María Figueroa. La intención es reunir quorum para aprobar la reforma de Ganancias y tratar de avanzar con la aprobación de los pliegos de varias decenas de jueces, entre ellos el de la jueza que por decisión de la Corte ya no ejerce el cargo. Se verá hasta qué punto llegan. Pero si hay disputa en el recinto, será sonora y hasta podría opacar la votación del proyecto impulsado por Massa y celebrado en Diputados como un éxito de campaña.