Mauricio Macri se sumó a la campaña en Córdoba luciendo un atildado saco azul, pero podría decirse que lo hizo poniéndose el overol: lejos de la imagen que cualquiera podría hacerse de un ex presidente, eligió mezclarse con la gente en la calle y en los bares para repartir volantes y pedir el voto a Patricia Bullrich en esa provincia que puede ser clave para definir las elecciones.
Fue idea del ex presidente instalarse 48 horas en el territorio cordobés, uno de los bastiones electorales del macrismo hasta las últimas PASO, en donde Juntos por el Cambio logró apenas el 20,6% de los votos, mientras Javier Milei alcanzó el 34,1% y Hacemos por Córdoba, el espacio del gobernador Juan Schiaretti, el 28%. En las primarias de 2019, Macri había alcanzado el 50% de los sufragios.
Bullrich aceptó la propuesta del ex mandatario, dirigida a recuperar votos en un distrito hasta ahora más afín a JxC, pero le pidió que se alejara de “la casta” e hiciera una tarea de campaña más espontánea, con el mismo tono de la que hacía el PRO en sus orígenes: acercarse a los vecinos en la calle, escuchar qué les pasa y convencerlos de que voten a su candidato presidencial.
Macri cumplió escrupulosamente la solicitud de Bullrich: repartió volantes de Juntos por el Cambio como si fuera un militante raso, habló con la gente en los bares e inclusive se sentó con algunos de ellos para pedirles que voten a su postulante presidencial, prestándose en todo momento a infinidad de selfies y autógrafos. Pese al resultado de las PASO, se notó que allí Macri juega de local.
“Yo estuve ahí (en el Gobierno), tenés que desembarcar con 4.000 personas que lo ideal es que hayan tenido una experiencia previa. Que sepan que van a encontrar un Estado totalmente tomado por los talibanes de La Cámpora, que no van a dejar que este cambio avance”. Esa fue una de las frases del fundador del PRO en su recorrida por Jesús María para apuntalar la idea de que Bullrich y su equipo son los más indicados para gobernar a partir del 10 de diciembre. Y, a la vez, fue una forma de tomar distancia nuevamente de Milei, quien, por lo que infirió de sus palabras, no reúne esa condición.
Además de Jesús María, Macri estuvo este martes en Villa Allende, Villa Carlos Paz y Córdoba capital, adonde pasó la noche y este miércoles tendrá otro día de campaña en Oncativo y Villa María, la única ciudad en donde la agenda también incluirá reuniones con empresarios y con militantes de JxC.
Luego de su regreso de Europa, Macri consensuó con Bullrich lo que iba a decir en su reaparición pública para respaldar a la candidata y disipar las sospechas generadas por sus coqueteos con Milei. Y le aseguró que se ponía “a disposición” para colaborar en la campaña como ella dispusiera. Además de criticar al libertario, tras un almuerzo en el Rotary Club de Buenos Aires desechó de manera taxativa si aceptaría un cargo si La Libertad Avanza gana las elecciones: “No voy a formar parte de ningún Gobierno -dijo a Infobae-; si no, me hubiera presentado yo en las elecciones”.
Por ahora, su participación en la campaña quedó limitada a este viaje a Córdoba, pero está previsto que comparta una recorrida con Bullrich en “la Patoneta”, su casa rodante en la que postulante presidencial comenzó a recorrer el país. Incluso no se descarta que el ex mandatario acompañe a Bullrich a los debates presidenciales del 1° y 8 de octubre como otra forma de darle su respaldo.
Esta semana tendrán una foto juntos en un encuentro del Grupo Libertad y Democracia, integrado por 16 ex presidentes de América Latina y España, que se realizará en en la Legislatura porteña, organizado por la Fundación Libertad. A las 9, Macri estará a cargo de la apertura junto con el chileno Sebastián Piñera y, a las 9.30, Bullrich hablará sobre “la Argentina ante una nueva etapa” y luego seguirá un panel en el que estarán Iván Duque, ex mandatario de Colombia; Juan Guaidó, líder opositor de Venezuela, y Vicente Fox, ex presidente de México.