Las mujeres representan más de la mitad del padrón en la Argentina y Javier Milei tiene una adhesión marcadamente baja en ese segmento de la población. Sin embargo, no moderó un ápice su discurso sobre los temas vinculados al género, ni tiene planeado hacerlo. Al contrario, desde que ganó la PASO redobló sus críticas contra el aborto legal, seguro y gratuito; contra el concepto jurídico y penal de femicidio; ratificó que cerrará el Ministerio de la Mujer y confirmó que buscará eliminar la Educación Sexual Integral (ESI), entre otras propuestas que generaron polémica entre los colectivos feministas. Sin ir más lejos, anteayer, en la esperada entrevista que dio al ex periodista de FOX Tucker Carlson, sumó otros conceptos: deslizó que las mujeres “se quejan del techo de cristal” y se preguntó por qué no se crea un “Ministerio de Hombres”.
Su compañera de fórmula, Victoria Villarruel, coincide plenamente con esas ideas. “La violencia no tiene género. Entiendo que hay situaciones donde la mujer es víctima. Pero los hombres y los discapacitados también son víctimas. Cuando creamos las diferenciaciones, rompemos la igualdad ante la ley y le creamos un grandísimo problema al sistema democrático”, dijo en una entrevista, entre críticas a la “ideología de género”.
Todas las encuestas que miden intención de voto por género arrojan una mayoría de rechazo de las mujeres hacia el espacio de Milei. Una de investigaciones más recientes, del Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Facultad de Psicología de la UBA, titulada Escenarios Electorales, mostró que sólo el 22,6 % de las mujeres se manifiestan a favor del candidato libertario, contra un 43,3% de hombres. En cambio, se vuelcan mayoritariamente por Massa (con el 34,5%) y, en segundo lugar, por Patricia Bullrich (26,5%). La candidata de la izquierda, Myriam Bregman, no alcanza el 2 por ciento.
El escenario parece representar un punto débil para Milei, sobre todo si se tiene en cuenta que, según datos oficiales de la Justicia Electoral, la mayor parte de los votantes son mujeres (18.207.762), y la minoría son hombres (17.606.722). Pero en LLA se muestran despreocupados.
En primer lugar, admiten la marcada tendencia en su contra en la distribución de sufragios por género y atribuyen los motivos, más que a las posiciones políticas de Milei, a su perfil, orientado al ámbito económico. “En general, los dirigentes que se refieren a cuestiones eminentemente materiales y les importa menos lo social tienen mayor éxito entre los hombres y menos entre las mujeres, que se sienten interpeladas por otro tipo de temas, más vinculados a lo afectivo”, explicó uno de los expertos en opinión pública de su equipo.
Y, aunque reconoció que Milei puede causar rechazo porque es “calentón” y “piensa todo en términos económicos”, se mostró confiado. “Ya van a venir después”, dijo.
En la cúpula libertaria creen que Milei cumplirá su objetivo de mínima, que es llegar al balotaje. Y están convencidos de que, sean mujeres u hombres, ni los votantes de Massa ni los de Bullrich estarían dispuestos a cambiar de bando entre sí. En resumen, consideran que en esa instancia, a pesar de la baja confianza o el pleno rechazo al economista, optarán por volcarse, aunque sea a disgusto, por LLA. Un armador lo explicó así: “Ninguna mujer que haya votado a Patricia va a votar a Massa. Y ningún hombre que haya votado a Massa va a ir por Patricia. En la segunda vuelta se van a sentir entre la espada y la pared, pero mayoritariamente van a terminar volcándose por Javier, obligadas”.
Con ese diagnóstico, de cara a las Generales los colaboradores de “el león” están lejos de armar algún plan, como demostró ayer el candidato presidencial en el diálogo con Carlson, para moderar las expresiones, o realizar actividades orientadas a seducir al electorado femenino. “No creemos en los cassettes y las frases o acciones armadas, Javier dice y hace lo que piensa”, explican, sin más.
La mentada “espontaneidad” mileiana contrasta con las meticulosas estrategias por segmento que aplican Massa y Bullrich. De hecho, en las filas de UP y JxC consideran que la baja tasa de adhesión entre las mujeres es uno de los flancos débiles del ganador de las PASO, a través del cual podrían restarle votos, o, al menos, evitar que el economista “les robe” adhesiones.
La cantidad y profundidad de acciones y declaraciones sobre ese tema específico durante las últimas dos semanas son muestras explícitas. El gobernador bonaerense, Axel Kicillof, que va por la reelección, dijo que “la derecha tiene políticas machistas”, en referencia a la propuesta de cerrar el Ministerio de las Mujeres. Y Massa dedicó un acto entero, en Merlo, a desplegar su menú de políticas a favor de la igualdad de género. “Convocamos a las mujeres a defender el modelo de desarrollo con inclusión”, sostuvo. Mientras que Patricia Bullrich sumó a la primera plana de su campaña a Silvia Lospennato (PRO) y Karina Banfi (UCR), dos referentes feministas de peso, que tuvieron un rol importante en el espacio durante la discusión sobre la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) y que ocupan sendos lugares en la nómina de Juntos por el Cambio para la legislatura bonaerense.
En LLA usan algunos argumentos para defenderse de las críticas por misoginia. Antes que nada, se basan en el ideario liberal: “No creemos en las etiquetas. Somos todos individuos”, dijeron varios candidatos ante la consulta de Infobae.
Además, mencionan la cantidad de mujeres en lugares expectantes de poder dentro del espacio (su hermana y asesora, Karina; su compañera de fórmula, Victoria Villarruel; la empresaria Diana Mondino, que se perfila como canciller; la especialista en Ciencias de la Familia y eventual ministra de Capital Humano, Sandra Petovello; las candidatas a gobernadora, Carolina Píparo, y las aspirantes a diputadas, Lila Lemoine y Marcela Pagano). Un mes antes de la PASO, Milei había realizado un encuentro con ellas en Puerto Madero, según dijeron entonces en el frente político, para afianzar el voto femenino.
Todas ellas adhieren a las propuestas políticas que provocan repudio entre los colectivos feministas. Por caso, Villarruel se manifestó explícitamente contra la Educación Sexual Integral, que asoció al concepto de “ideología de género”. En un video de Tik Tok, explicó los motivos: “Queremos eliminar la Educación Sexual Integral porque es adoctrinamiento. A un chico no le enseñan biología ni cómo funciona el cuerpo humano, sino ideología de género, lo que quieren los lobbies. La educación empieza por casa y no con un docente de (Ricardo) Baradel”, dijo, en referencia al sindicalista del gremio bonaerense más relevante, alineado con el kirchnerismo.
Sobre el Ministerio, la candidata a vice lo descalificó basada en criterios de eficiencia y gasto. “Es un embudo de ingresos públicos que no mejoró la situación de las mujeres en general, pero sí la de aquellas que están contratadas”, dijo en una entrevista con TN. Esas ideas parecen caer bien a los votantes, en términos generales. Un focus group de Grupo de Opinión Pública y Trespuntozero difundido a comienzos de septiembre, aunque no distinguió por género, arrojó que la supresión de esa cartera (junto al Instituto Nacional contra la Discriminación) es la propuesta de Milei que cosecha mayor aceptación, con el 61% a favor; seguida por la eliminación de subsidios a las tarifas y de las empresas públicas, que alcanzó el 48%.
Dentro de dos semanas, el 28 de septiembre, habrá una marcha feminista, que se espera sea multitudinaria y atraviese distintos puntos del país, convocada por la Campaña por el Aborto y el colectivo Ni una Menos, entre otras organizaciones que vienen reuniéndose en asambleas tras el resultado de la PASO. La principal consigna serán “defender y ampliar los derechos de la agenda feminista” del avance de los partidos de derecha.