El candidato a vicejefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Eduardo Martino, compañero de fórmula de Ramiro Marra en la boleta de La Libertad Avanza, lamentó los recientes hechos de inseguridad en el distrito y sostuvo que, “lamentablemente, hay que poner mano dura para hacer cumplir la ley”.
En diálogo exclusivo con Infobae, el ex comisario se preguntó “qué experiencias pueda tener” el principal rival del espacio, Jorge Macri, “desde la órbita de Vicente López” y consideró que “el personal policial hoy tiene miedo de que se busque el problema más en su accionar que en el delito que se produjo”.
-¿Cómo recuerda su paso por la Policía Metropolitana?
-Realmente fue muy gratificante ser uno de sus fundadores y específicamente fui al responsable de la tecnología aplicada. Cuando llegué, los altos mandos éramos tres personas: otro súper intendente, el ministro Montenegro y yo. Ahí se empezó a definir un sistema de Policía de cercanía con el vecino, con una transparencia absoluta con respecto a los procedimientos y creo que durante los siete años que yo fui superintendente de todo lo que era tecnología y demás aplicado a seguridad, los resultados fueron excelentes, tanto en lo que hacía a las cámaras de videovigilancia, como así también el botón de pánico para violencia de género, que involucró también a personas de la tercera edad en situación de riesgo. Todo eso dio muy buenos resultados, tuvimos 11.000 eventos y nunca tuvimos una persona fallecida en los siete años en los que yo estuve. Teníamos un personal muy bien calificado. Mi especialidad dentro de lo que es la seguridad es el concepto de Ciudades Inteligentes, el hecho de que todo tiene que estar vinculado, no pueden ser islas que se manejan en forma independiente. Realmente fueron siete años muy buenos, tras los cuales, en el momento en el que yo decidí presentar la baja voluntaria fue porque se dio el traspaso con la Policía Federal y yo entendía que la Metropolitana se tenía que seguir llamando a Metropolitana y que el uniforme era el uniforme que habíamos tenido durante siete años. El cambio de nombre y de uniforme, el hecho de que a la gente de las comisarías obligatoriamente la hicieran ir a la ciudad de Buenos Aires, me pareció que no era correcto. Entendí que ya había cumplido mi función, que era lo que me habían pedido, crear una nueva policía, esa experiencia fue maravillosa y tuve enormes respaldo de las autoridades de ese momento, como el ministro Montenegro y el jefe de Gobierno en ese momento.
-¿A Jorge Palacio, lo conoció?
-Lo conocí. Fue jefe de la Policía Metropolitana. En la Policía Federal nunca compartimos un destino ni nunca nos cruzamos en ningún tipo de trabajo. Yo lo conocí al señor Palacio siendo él jefe de la Policía Metropolitana.
-¿Qué opinó de en su momento de la causa que tuvo por las escuchas?
-Yo, particularmente, y esto es una opinión muy personal, porque no conozco específicamente la causa en sí, pero para mí el tema de las escuchas es algo que nunca conocí que existiera. Tengo del señor Palacio la mejor referencia, porque realmente, como jefe de policía en su momento, yo me sentí respaldado y todo el trabajo que se hizo fue muy transparente. Por ejemplo, con las 2.000 cámaras de la Ciudad de Buenos Aires, yo le ofrecí, aunque nadie lo pidió, al Poder Judicial tener centros de monitoreo para que puedan ver cualquiera de las dos mil imágenes para que pudieran ver y si detectaban a algún policía metropolitano en una actitud que no correspondía, inmediatamente se iniciara el sumario y, si era necesario, se decidiera su salida de la fuerza. Podían ver exactamente lo mismo que veíamos nosotros y con la misma calidad que veíamos nosotros, y eso era simplemente para dar una sensación de transparencia, no teníamos nada que ocultar.
-Desde que usted se fue de la Policía Metropolitana, ¿qué cree que se hizo bien durante este tiempo y qué cree que se hizo mal?
-No quiero entrar en la interna de una Policía donde particularmente no conozco a los actores, yo lo único que puedo decir es que en los siete años en los que yo estuve en la Metropolitana, no tuve ninguna denuncia de corrupción, no digo yo, en particular, estoy hablando de la Policía Metropolitana, no tuvimos. Teníamos muchas llamadas de comerciantes que nos felicitaban porque al personal, si no se le cobraba la comida, no comían. Se sabía que era inaceptable que el personal no pagara la consumición, y si había algún tipo de conducta que no correspondía con respecto a la ubicación de los patrulleros para favorecer algún comercio, se tomaban medidas extremas con el jefe de la dependencia. Lo único que puedo decir de ahora es que realmente la seguridad en la ciudad de Buenos Aires no está bien, es un problema. Si se denunciaran todos los hechos que se producen en la ciudad, con motivo de robo de celulares, de robo de autopartes, de robos de autos, no me animaría a decir que la ciudad tiene un índice bajo delitos. A veces hay que asumir cuando algo no funciona bien.
-¿Qué ve que está fallando y cómo lo resolvería?
-Existen diversos episodios, algunos que hacen a la cotidianidad, de cómo nos manejamos diariamente. La ciudad tiene distintos movimientos dependiendo de si es un día hábil o un día no hábil, porque en los hábiles ingresan tres millones y medio de personas para trabajar acá, esos días nosotros tenemos que ver las terminales ferroviales, porque siempre se produce algún arrebato. Esta situación se resuelve con alerta temprana y con una rápida respuesta. Yo veo a la policía muy estática, la veo quedada, no la veo dentro de los barrios, en las calles... veo poca iluminación en las calles. Entonces, en ese sentido es donde realmente empezamos a ver la solución: iluminación y una alerta temprana. Hay que tratar de que el 911 sea ágil, o sea, ¿cuánto tiempo debería tardar la policía para asistir a un lugar donde alguien denunció algo? Para mí, menos de 10 minutos. Yo me comprometo a que en seis minutos o menos tenemos que estar en el lugar y ya tenemos el diagrama operacional como para poder lograr que en seis minutos o en menos tiempo, la Policía esté en ese lugar.
-Ramiro Marra, recientemente, en una entrevista dijo que falta un poco de “mano dura” en la ciudad de Buenos Aires, ¿coincide con ese diagnóstico?
-Yo creo que la mano dura, o mano justa, es cumplir con lo que dice la ley, pero hay que cumplirla. O sea, hoy, lamentablemente, hay que poner mano dura para cumplir con lo que dice la ley. ¿Por qué suceden esas cosas? Porque la gente se abusa cuando uno va dando márgenes y no pone límites. Yo no sé si la gente que hoy está a cargo de ciertas jurisdicciones, puede explicar por qué llegamos adónde llegamos, sabiendo que muchas de las cosas que se están cometiendo son ilícitos. Un piquete es un ilícito, un trapito es un ilícito. Entonces, yo con el trapito, en primera instancia, el personal policial lo que debería hacer es invitarlo a que cese y que se vaya, no es cuestión de llevárselo, hay que convivir con la gente. En ese sentido, una vez que uno le alerta al hombre de que desista en su actitud, porque lo que está haciendo es cobrar por el espacio público y eso es una figura que no corresponde, entonces, si la persona insiste en su actitud, hay que llamar a un patrullero para que se lo lleve y que la Justicia decida qué hacer. Si dice que a la hora o dos horas, tiene que quedar en libertad, será así. Yo no voy a empezar a hablar mal de la Justicia, porque no es mi intención, lo único que digo es que creo que en algún momento nos sentaremos con las autoridades judiciales para ver cuáles son los mejores protocolos para que el personal policial pueda trabajar libremente y se sienta respaldado.
-¿Hoy no se siente respaldado?
-No, no se siente respaldado. El personal policial tiene miedo de que se busque el problema más en su accionar que en el delito que se produjo, y realmente el que fija el momento y la circunstancias en que se produce el delito no es el policía, el policía tiene que tener rapidez para poder interpretar la situación.
-Usted es experto en todo este tema de la seguridad, ¿ya tiene definido quién va a ser el el eventual ministro de Seguridad y Justicia en el caso de que sean gobierno, o podría quedar en manos de la Vicejefatura de gobierno, como ocurrió en algún momento?
-Entiendo que no, yo creo que lo mío va a ser la función legislativa en lo que hace a la Legislatura porteña, desde ese espacio es desde donde yo creo que puedo ayudar, generando las normas, aprobando los protocolos o disposiciones o las distintas figuras que puedan llegar a corresponder, hablando lo con los bloques de otros partidos, explicando la situación que se está viviendo y que se conozca, que la sociedad conozca cuál es la postura que tiene cada partido con respecto a las normas que se van a aplicar, porque esto tendría que ser consensuado, no podemos seguir viviendo así.
-¿Tiene definido al ministro de Seguridad y Justicia?
-Particularmente no, y no creo que sea yo el que va a decidir quién va a ser, sino que va a ser consensuado. Hay distintas opciones que se están analizando.
-¿Cómo se hace para ganarle al PRO en la ciudad de Buenos Aires?
-Yo no sé la experiencia que puedan tener en la materia que yo manejo los otros. Yo creo que la gestión o las experiencias que puedan tener desde la órbita de Vicente López, es la de manejar una policía comunal. Lo digo con respeto, yo no dudo de las personas, porque si no tengo nada en contra de ellas, para mí son excelentes personas. Yo hablo para enfrentar lo que se viene y lo que se viene no va a ser fácil. Y con esto no es que uno quiera meter miedo, yo hablo de que lo que se viene va a ser similar a lo que está pasando ahora, y los que están ahora, ¿que están haciendo? ¿Cuántos ministros ya renunciaron? Algo pasa, entonces. Que no me vengan con los números, yo lo único que reconozco son los delitos graves y gravísimos, este hombre, lamentablemente fallecido, en los bosques de Palermo, se podría haber resuelto si se disponía de cámaras de visión nocturna o térmicas, por ejemplo.
-¿Se tardó en la detención del sospechoso?
-Creo no se tenía información de por dónde salió, cómo fue la cosa, todo por falta de tecnología. El tema del reconocimiento facial, por ejemplo, hay que tratar de impulsarlo, pero creo que habría que definir con la Justicia cuál va a ser el procedimiento, porque si llega a haber un error en la identificación, no se puede tratar a la persona como a un delincuente. Que se tomen las precauciones del caso, que sepa que es simplemente pararlo, pedirle el documento e inmediatamente solicitar si la persona tiene algún requerimiento. Tiene que haber un procedimiento para que las personas no se sientan agredidas cuando alguien le dice “señor, por favor, me permite sus documentos”, sabiendo que a lo mejor tenemos que tomar los resguardos correspondientes, pero sin maltratar a la persona.