El segundo tiempo de la campaña electoral comenzó el último fin de semana en Tucumán. Llegó con el peronismo completo alineado detrás de Sergio Massa y un discurso más fino apuntado a exponer qué pasaría si Javier Milei fuera presidente. Poco más de un mes después de las PASO, el oficialismo empezó a barajar y dar de nuevo.
El consultor catalán Antoni Gutiérrez Rubí instaló en el búnker de Unión por la Patria (UP) la idea de que la campaña son tres tiempos y que cada uno tiene sus particularidades. En este segundo tramo hay un orden mucho más definido en el comando electoral, la coordinación de las actividades y el mensaje. La foto de unidad que motorizó Juan Manzur en suelo tucumano es el resultado de una etapa más prolija respecto a la estrategia.
Para afrontar el camino a las elecciones generales en el peronismo hubo una readecuación de la mesa de campaña. Hay dos mesas. Una más chica y otra ampliada, sumado a algunos dirigentes satélites que aportan en la coordinación, la logística y los lazos políticos con gobernadores e intendentes.
En esta segunda etapa Massa está más dedicado a la campaña que en la previa de las PASO. El motivo es que ya no tiene que gestionar un acuerdo con el FMI para lograr el desembolso de dólares y renegociar el cumplimiento de las metas. Ya pasó la negociación, la transferencia de fondos y la devaluación exigida por el Fondo, aunque en un porcentaje mucho menor al que había pedido. En el peronismo dicen que ya pasó lo peor.
La dirigencia oficialista venía reclamando desde hace tiempo que el ministro de Economía esté más presente en el proceso electoral y eso es lo que está sucediendo. Esa nueva impronta está sostenida por un comando de campaña que se ajustó en los últimos días y que se reunirá una vez a la semana para trazar una estrategia de corto plazo y evaluar lo hecho hasta ese entonces.
En la mesa chica que lidera Massa están su esposa y titular de AySA, Malena Galmarini; el diputado nacional y líder de La Cámpora, Máximo Kirchner; el ministro del Interior y jefe de campaña, Eduardo “Wado” de Pedro; el diputado provincial Rubén “Turco” Eslaiman; el funcionario del ministerio de Economía, Raúl “Cabezón” Pérez; el vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos; el todoterreno Ignacio Saavedra y el responsable de la comunicación estratégica del actual candidato presidencial, Santiago García Vázquez.
Galmarini dejó rápidamente atrás el golpe que implicó perder la interna en Tigre contra Julio Zamora y se abocó a trabajar en la campaña electoral a nivel nacional. En los días posteriores a las PASO se instaló en una oficina del quinto piso del búnker que UP tiene en Mitre 363 y empezó a abrazar a los heridos. Como suele decirse en el ámbito de la política, pasó con la ambulancia auxiliando a los perdedores.
Desde su nuevo escritorio ejecutó un plan de contención que incluyó recibir a dirigentes que jugaron electoralmente por fuera de UP, como el ex secretario de Comercio Guillermo Moreno, el periodista Santiago Cúneo y el dirigente social Luis D’Elía. También se reunió con candidatos a intendentes que quedaron en el camino, dirigentes territoriales de la provincia de Buenos Aires y legisladores del interior del país.
“Alguien tiene que hablar con los caídos. Alguien los tiene que escuchar y abrazar. Esa persona es Malena”, aseguran en el búnker. Galmarini es parte de un engranaje monitoreado por Massa que busca que la campaña sea más precisa y que no se escapen votos por ningún lugar. Hay que contener a todos. Y hay que hacerlo en este segundo tramo, donde el peronismo se juega ingresar al balotaje.
Kirchner y De Pedro son la voz de Cristina Kirchner en esa mesa de campaña. Los que llevan las sugerencias de la Vicepresidenta y los que marcan los intereses del espacio político que representan. “Wado” sigue siendo el jefe de campaña de Massa aunque con un perfil más bajo que en la primera parte. El líder de La Cámpora aparece y desaparece según la ocasión.
El ministro de Economía necesita cautivar votantes que acompañaron a Horacio Rodríguez Larreta y Juan Schiaretti en las elecciones primarias. Hacerlo al lado de Kirchner no es la mejor opción. Ese sector del electorado es profundamente antikirchnerista. Por eso en el búnker de UP tienen en claro que debe hacer un equilibrio permanente entre la consolidación del voto propio y la búsqueda de nuevas adhesiones.
El “Turco” Eslaiman y el “Cabezón” Pérez son dos hombres de máxima confianza de Massa. Siempre cerca y siempre presente en cada lugar que el líder del Frente Renovador ocupó a lo largo de los últimos años. Dos leales que aportan capacidad de coordinación, mirada crítica y nexos territoriales.
Eslaiman es el hombre fuerte del massismo en la provincia de Buenos Aires. Entiende a la perfección los vaivenes de la política bonaerense y la laxitud del tejido de poder que rodea el conurbano. Es un dirigente de consulta para al ministro de Economía, que confía en sus análisis y su lealtad.
Pérez siempre ha estado ligado al territorio. Después de las PASO se encargó de ponerse en contacto con todos los gobernadores para analizar los resultados y sacar conclusiones. ¿Qué pasó y por qué pasó? Así pudo nutrir de información a Massa sobre los motivos de la derrota en gran parte del país.
El “Cabezón” no solo habla con los mandatarios provinciales, sino también con los referentes de las provincias donde no gobierna el peronismo y varios intendentes de distintos puntos del país. Tanto Eslaiman como Pérez son parte de la mesa chica del Frente Renovador e integran el círculo de confianza política y personal del candidato presidencial.
En ese pequeño podio de leales también está Santiago García Vázquez, histórico vocero de Massa, que coordina la comunicación de toda la campaña junto a Gustavo Fernández Russo, hombre fuerte del kirchnerismo en esa área desde los gobiernos de CFK; Brian Giménez y Rodrigo Páez, de larga trayectoria en el massismo; y Fabián “Conu” Rodríguez, con pergaminos en la primera línea comunicacional del mundo K.
Ignacio Saavedra lleva años armando los actos del kirchnerismo. Es dueño de Complejo Cultural C, el lugar que se convirtió en el búnker del peronismo desde el 2019. “Nacho”, con base militante en La Cámpora, es el encargado de la técnica, la logística y la puesta en escena de cada acto K. Con pasado en la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) y la gerencia de noticias de Canal 7, está siempre cerca de la mesa de decisiones operativas.
Juan Manuel Olmos es el operador multifacético que tiene el peronismo en este tiempo. Uno de los pocos canales de comunicación fluida y de confianza entre el massismo, el albertismo y el kirchnerismo. Tiene contactos con los intendentes, los gobernadores, los funcionarios del Gobierno, los sindicatos, la iglesia católica y los movimientos sociales. Una agenda de teléfono nutrida y capacidad de negociación. De estrecha relación con Alberto Fernández, es el único hombre sentado en esa mesa en el que el Presidente confía sin reparos.
El comando de campaña tiene pensado reunirse cada fin de semana para analizar los pormenores del contexto electoral. Durante la semana esa mesa se amplía y en las sillas que se suman se sientan los intendentes Juan Andreotti (San Fernando) y Federico Achaval (Pilar). Ambos se encargan del diseño de los contenidos digitales que forman parte de la comunicación electoral.
Andriotti es un intendente muy cercano a Massa, que ya participó en otras campañas del ministro de Economía. A Achával le destacan su capacidad para combinar la comunicación digital con el territorio. Ambos tienen bajo perfil. El primero es parte del Frente Renovador y el segundo del kirchnerismo.
A esa mesa ampliada se suma también Sebastián Galmarini, director del Banco Provincia y cuñado de Massa. Histórico del Frente Renovador, realiza un tracking diario desde hace varios años, que le permite monitorear en forma permanente cómo está pensando el electorado. Aporta su mirada estratégica basada en datos. También ingresa en esa mesa Juan José Álvarez, ex intendente de Hurlingham y ex jefe de campaña de Massa, en las elecciones del 2013. Un operador de trayectoria y estrecha relación con el ministro de Economía.
Un satélite en el planeta peronista de esta segunda parte de la campaña es el catalán Antoni Gutiérrez Rubí, que sigue estando a cargo de la estrategia electoral, sobre todo basado en los movimientos y el discurso de Massa. El consultor habla directamente con él y está instalado con su equipo en el búnker de UP. Después de la derrota en las PASO hubo rumores de que había sido corrido del comando de decisiones, pero aún sigue presente.
Hay dos gobernadores que están trabajando cerca del candidato presidencial en las últimas semanas: el tucumano Juan Manzur, encargado del desarrollo de la campaña en el norte grande, y el sanjuanino Sergio Uñac, que oficiará de enlace con las cámaras empresarias. Sus incorporaciones son un cambio importante respecto a la primera etapa, donde ningún gobernador estuvo en la primera línea de campaña.
El esquema que le da vida la campaña electoral está más ordenado y sólido que antes de las PASO. Quedan muchos días por delante y en el peronismo creen que el estruendo que causó el 12,4% de inflación quedará atrás rápidamente. Ahora solo se trata de cautivar a los desahuciados y a los enojados. Son muchos. Un montón.