La segunda etapa de la campaña de Sergio Massa se está gestando lentamente. La idea es que durante los primeros quince días de septiembre haya un relanzamiento y se empiecen a acomodar las piezas del tablero electoral peronista. División de roles, temas para los voceros y nueva estrategia para captar votos de cara al 22 de octubre, la nueva fecha clave del calendario.
Según aseguran en el búnker de Unión por la Patria (UP) la etapa que viene tendrá dos ejes de trabajo. El primero será mostrar las propuestas del candidato peronista sobre seguridad y trabajo. Retomar parte de su histórica agenda, que fue trabajada al detalle en la campaña presidencial del 2015. “Tenemos que mostrar cómo sería una eventual presidencia de Massa. Los temas centrales de una futura gestión”, indicaron.
La intención del oficialismo es presentar a un candidato que brinda estabilidad, que tiene capacidad de gobierno y propuestas concretas que sus equipos técnicos trabajan desde hace años. Mostrarlo como contracara de lo que creen que es Javier Milei: un outsider carismático que tiene ideas impracticables para la gestión del Estado. Por eso apostarán a discutirle cada una de sus propuestas con profundidad.
El segundo eje es desarmar las propuestas del candidato libertario y plantear cómo sería un eventual gobierno suyo. Bajar a la realidad las ideas, desarrollarlas, contraponerlas con el presente y especificar cuáles serían las consecuencias si se llevarán a cabo. Blanco sobre negro.
En ese camino hay una pauta clave que todos deberán cumplir, desde Massa hasta el último vocero: No atacar a Milei. Ni loco, ni mesiánico, ni violento. Nada de descalificaciones ni de críticas feroces que lo intenten mostrar como un candidato sin lógica. Buscarán desarticular las propuestas del libertario con la intención de exponer su inviabilidad frente a la sociedad, pero también necesitan convencer a una parte de sus votantes. Atacar al candidato sería pegarse un tiro en el pie.
En el peronismo consideran que hay una parte del voto que cosechó la Libertad Avanza que deben recuperar, porque es gente enojada que recién ahora está mirando con más detalles lo que quiere hacer Milei. Votantes que están hartos de la política pero que en el camino hacia octubre, según creen en base a los estudios de opinión, empezarán a mirar con más atención quién tiene capacidad de gobernar y de que forma.
“Hay que mostrar la realidad de lo que puede pasar si se aplican las medidas de Milei. Hay que tomar en serio sus propuestas porque tiene buenas chances de ser presidente. Sin agredirlo, pero dejando en claro sus consecuencias, hay que desglosar qué es lo que propone hacer”, indicó un importante dirigente peronista que es parte del núcleo duro de la campaña.
La intención es sembrar dudas sobre la eficiencia de las medidas y que eso repercuta en los ciudadanos. Quebrar la fortaleza discursiva del libertario y cautivar al votante mostrando la imposibilidad de sus propuestas. Ya tienen medido que la fortaleza argumental del libertario está basada en la economía, pero que en otros temas no tiene la misma capacidad para explicar cómo cambiará la vida de la gente si se aplican sus medidas.
Entre los temas que aparecen en carpeta está la libre portación de armas, la obligatoriedad y gratuidad de la educación pública, la venta de órganos, la dolarización, la clausura del comercio internacional con China y Brasil, y el rol de las fuerzas armadas, entre otros ítems polémicos que el libertario ha instalado en la agenda mediática.
Massa y los voceros de la campaña se encargarán de inundar de realidad esas ideas para que la gente pueda entender con más precisiones que sucedería si se aplican en el día a día. “Hay un votante de Milei que es fanático y al que no le va a importar nada de lo que le digamos. Pero hay otros votantes que critican al oficialismo y a Juntos por el Cambio, pero empiezan a dudar de las propuestas libertarias”, aseguraron en el búnker de UP.
Como se definió al otro día de la derrota en las PASO, el ministro de Economía polarizará la elección con Milei. En el peronismo repiten una línea discursiva sobre esa decisión. “La gente legitimó una nueva oposición. No pueden ganar dos derechas en octubre”, explicó un importante funcionario nacional que está al tanto de los pormenores de la campaña. En el oficialismo creen que Juntos por el Cambio quedó fuera de carrera e implosionará después de los comicios generales.
Con ese movimiento estratégico buscan hundir la candidatura de Patricia Bullrich. Las primeras encuestas que recibieron muestran que el resultado de esa búsqueda es positivo. La candidata de Juntos por el Cambio aparece en el tercer lugar, entre seis y ocho puntos debajo de Massa. “Se quedó sin relato”, sostienen en UP, donde están convencidos que el ministro de Economía entrará en el balotaje luego de lograr el segundo lugar en la elección.
Casi tres semanas después de las PASO, en el oficialismo tienen en claro que los votos para entrar en la segunda vuelta los tienen que pescar en múltiples peceras. ¿Cuáles? Los votantes de Rodríguez Larreta que no acompañan a Bullrich, los de Milei que están enojados pero pueden moderarse frente a la cercanía de la definición, los de los candidatos que no llegaron al 1,5% y no pasaron a la elección general, los ausentes y los que impugnaron o votaron en blanco como un castigo a la clase política. Un rompecabezas nacional.
El camino para transitar la nueva etapa electoral ya está trazado. En pocos días el peronismo afrontará un nuevo tiempo de campaña en el que tiene la dificultad de enamorar al votante, frente a una inflación desborda que atraviesa a todas las clases sociales. Es una tarea extremadamente compleja. Lo saben y lo admiten. Aún así, las particularidades de la elección dibujan un escenario donde el ingreso al balotaje parece no ser una utopía.
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