(Enviado Especial a Brasilia) - En cierto modo, las elecciones argentinas son para Brasil parte de la política doméstica. Así quedó confirmado en la reunión que mantuvieron anoche el ministro de Economía, Sergio Massa, con el presidente Luiz Inácio Lula Da Silva, quien demostró un nivel de conocimiento del proceso electoral y de la agenda que llevan adelante los candidatos a presidente Javier Milei y Patricia Bullrich, que tomó por sorpresa a la comitiva que llegó al Palacio del Planalto. “Tenés que ganar”, le dijo el líder del Partido de los Trabajadores.
Las fotos y videos de ese encuentro ratifican una sintonía que por previsible no deja de ser importante. Así como el kirchnerismo en particular y el peronismo en general hizo campaña por él, Lula empezó a devolver ese gesto. Le dio a Massa mucho más que un trato de ministro: lo recibió en la sede del gobierno federal en su condición de candidato a presidente por Unión por la Patria y mostró un apoyo que superó lo escenográfico.
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En primer lugar se mostró permeable a resolver una urgencia del “Massa ministro”: la escasez de reservas. Autorizó un mecanismo alambicado de préstamos y garantías cruzadas entre bancos públicos brasileños y la Corporación Andina de Fomento por 600 millones de dólares. Son fondos que servirán para financiar las importaciones del sector automotor y de la industria alimenticia sin tocar los preciados dólares del Banco Central. “Dejá de juntar dólares, juntá votos”, le dijo Lula a Massa cuando hablaban sobre este tema.
Además, el presidente brasileño comprometió a su gobierno a financiar con 400 millones de dólares del Banco Nacional de Desarrollo (BNDES) la exportación de chapas y caños si la filial de Techint gana la licitación internacional que se abrirá en los próximos días para la construcción del segundo tramo del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK) Salliqueló-San Jerónimo.
Lula y su ministro de Hacienda, Fernando Haddad, declararon a ese proyecto estratégico, debido a que proveerá gas barato al sur brasileño. Para el gobierno argentino también es una obra clave, porque servirá para dar vuelta la balanza energética, que pasará del déficit al superávit en pocos meses.
El mismo Lula que se quedó hablando cerca de una hora con Massa y destrabó esos acuerdo para normalizar el flujo comercial bilateral -que en autos y alimentos había entrado en zona de riesgo- es el mismo que en mayo pasado, despidió a Alberto Fernández después de un reunión en Brasilia con una frase que sigue asombrando: “Él llegó aquí muy preocupado y va a volver más tranquilo. Es verdad: sin plata, pero con mucha disposición política para encontrar una salida para la Argentina”, afirmó en esa oportunidad Lula Da Silva.
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En la reunión en el Palacio del Planalto de hoy, que comenzó minutos antes de las 18 y terminó cerca de las 19 y “se habló el 80% de política”, Lula se mostró muy afectuoso, casi paternal con Massa. Le preguntó cuál era su análisis sobre la victoria de Milei en las PASO, le hizo un pedido y le dio un consejo, según contaron participantes del encuentro: “Lo mandó a Sergio a trabajar y le dijo que tiene que juntar votos no dólares, más votos y menos dólares”.
Es que el ministro/candidato había llegado con la urgencia de conseguir de algún modo los dólares que permitieran mantener activo el flujo de exportaciones e importaciones entre Argentina y Brasil sin tocar las reservas. Los saltos en ese stock -muy golpeado por la reducción de ingresos de divisas por una histórica sequía- son claves para mantener o perder la estabilidad de la cotización del dólar, un nervio sensible en tiempos de elecciones.
“Hacé lo que tengas que hacer, pero tenés que ganar”, le pidió Lula a Massa durante la charla que mantuvieron ambos en uno de los salones de la presidencia en el Planalto, y de la que también participaron los secretarios Flavia Royón (Energía), José Ignacio De Mendiguren (Industria), Juan José Bahillo (Agricultura), y el embajador Daniel Scioli.
Por el lado brasileño, estaban el ministro Haddad, el canciller Mauro Vieira, y el asesor Celso Amorim. Luego, el presidente brasileño saludó al resto de los integrantes de la comitiva, entre los que se destacaban los diputados nacionales Natalia De la Sota, Alejandro “Topo” Rodríguez, Tanya Bertoldi, y Eduardo Valdés, Agustín Gerez (Enarsa) y el vicepresidente del Banco Central, Lisandro Cleri.
El mandatario brasileño interpreta que una victoria de Milei -que lo percibe como “más loco” y con posiciones más extremistas que las de su adversario, Jair Bolsonaro- podría generar una reversión en el proceso de integración que empezó en la década del 80 y se mantuvo como política de Estado, independientemente del signo ideológico de cada presidente. Su mirada empata a Milei con Bolsonaro, mientras ambos dirigentes cruzan elogio por las redes y no se descarta, incluso, un encuentro durante la campaña. Los dos integran una suerte de internacional de derechas.
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Lula compartió en la charla su preocupación por las declaraciones que tuvieron Milei y Bullrich sobre los fenómenos de integración. Y detectó las diferencias que ambos expresaron sobre esos procesos. De Milei cuestionó que haya planteado sacar a la Argentina del régimen que impone el Mercosur, mientras que sobre Patricia Bullrich, el presidente brasileño arrojó una ácida crítica por haber censurado la incorporación a los BRICS.
El líder del PT subrayó la importancia global del bloque que componen Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Es que representan el 25,7% del PBI global, en torno al 16% de las exportaciones; 14,9% de las importaciones del planeta; 40,8% de la población y el 29,5% de la superficie total de la Tierra.
Junto a Argentina, está previsto que a partir del 1 de enero próximo ingresen Irán, Arabia Saudita, Egipto y Etiopía. Precisamente, Patricia Bullrich, había criticado con dureza que el gobierno nacional -que termina su mandato en menos de cuatro meses- haya tomado semejante decisión en soledad, como así también quedar pegado a países como Irán, que está acusado de atacar a la AMIA.
En la conferencia de prensa que dio Massa con Haddad, después de la reunión con Lula, retomó esta idea que antes había estado en el diálogo reservado: “En el caso de la relación de Argentina y Brasil estamos hablando de uno de los dos principales socios comerciales de la Argentina. Digo esto porque en los últimos días en la Argentina hubo gente que, sin mirar el impacto que tienen la economía argentina, empezó a hablar de romper el Mercosur, de rechazar la idea de comerciar con los BRICS, sin entender que el destino de Argentina y Brasil están indefectiblemente atados porque entre los dos además somos los dueños del casi el 20% de las proteínas que consumen el mundo”.
Milei y Bullrich
La figura de Milei -y en segundo término la de Patricia Bullrich- no es ajena a la experiencia política de Lula. Él enfrentó dos veces a Bolsonaro. Primero perdió porque la Justicia que lo investigaba por corrupción le impidió competir y luego ganó tras una compleja campaña que demandó apertura y la incorporación de todos los que estuvieran del otro lado. Entre ellos Fernando Henrique Cardoso y Geraldo Alckmin, antiguos rivales, hoy aliados. Juntó a todos y sin embargo, recién en la segunda y por poco, pudo doblegarlo.
En ese sentido, Massa -que viajó la noche del domingo y aterrizó en la base militar de Aeroparque en los primeros minutos del martes- le respondió a Lula un punteo detallado que hizo sobre nombres propios, organizaciones y sectores de Unión por la Patria: “¿Están haciendo campaña? ¿Están involucrados?”, le preguntó el líder del PT al candidato oficialista. Fue de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, a la CGT y los gobernadores. “Parecían un puntero en el conurbano pasando lista”, bromeaban anoche testigos del diálogo.
Más allá de que Lula participó de un video con el ministro-candidato argentino, grabado durante la noche del encuentro en Brasilia (y que ilustra esta nota), la gestualidad y los trascendidos confirman un compromiso del líder del PT para apoyarlo. De hecho confiaban en la delegación que viajó a la capital del gigante sudamericano con la difusión de un video de Lula dirigido a los argentinos en el que destacará la importancia de los procesos de integración, como el Mercosur y los BRICS.
Lo cierto es que Massa no abandona el optimismo pese al complejo escenario socioeconómico -los saqueos de la semana pasada así lo confirman- y empieza a ilusionarse con algunas señales macro: la recuperación de los bonos y las acciones, un ciclo de lluvias que deja atrás el daño de la sequía, y el amesetamiento del dólar. Resta la cuestión de los precios, que se dispararon después de la devaluación pos PASO.
También, con el impacto de las últimas medidas anunciadas para paliar la inflación y mejorar los ingresos. Se hizo de una manera singular, a la que hay prestar atención. Los videos publicados en su cuenta de Instagram con los anuncios tuvieron un alcance inmenso. Pero no solo los propios, sino también los que reprodujeron otras cuentas. No es un accidente. “Milei se olvidó de los medios tradicionales. Con las redes sociales llega a millones. Hay que aprender”, dijeron en Unión por la Patria sobre un formato que llegó para quedarse. “Si lo anunciaba por radio, televisión o con periodistas, terminaría respondiendo sobre Cristina Kirchner o Alberto Fernández”.
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Son algunas de las estrategias que se empezarán a delinear con más detalles el lunes que viene, cuando Massa se reúna con el equipo de campaña para establecer un cronograma de actividades. Tiene la decisión de hacer campaña en las 23 provincias y en la ciudad de Buenos Aires. “En las PASO no hice campaña, esta vez va a ser distinto y la voy a hacer a mi modo”, se le escuchó decir a Massa después de la reunión con Lula.
Una excentricidad. En los saludos con el resto de la comitiva, Massa le presentó a Lula al diputado Rodríguez y lo nombró como “hombre de Roberto Lavagna”. Tanto el presidente brasileño como el influyente Celso Amorim le prodigaron elogios y le pidieron que continúe impulsando la integración regional.
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