Bárbara Rossen es la elegida por Leandro Santoro para encabezar la pelea por la Ciudad de Buenos Aires, hace 16 años gobernada por el PRO. El nombre de la ahora candidata a vicejefa de Gobierno empezó a cobrar notoriedad en los últimos años. Junto al Colectivo de Arquitectas en Defensa de las Tierras Públicas (CDA), se puso al frente del proyecto de la venta del predio público en Costa Salguero y Punta Carrasco, el desarrollo urbano que impulsa Horacio Rodríguez Larreta en el “Distrito Joven”.
Desde 2020, cuando se dieron a conocer los planes del gobierno porteño en la ribera norte de la Ciudad, la arquitecta de 54 años se embanderó en la causa contra la “privatización” de los terrenos que pertenecen al Estado porteño. El oficialismo del PRO modificó las regulaciones de esa zona, incluyendo el tramo que llega hasta Ciudad Universitaria, habilitando los usos gastronómicos, recreativos, culturales y de esparcimiento, a modo de concesión. La propuesta incluía la construcción de oficinas y complejos de vivienda de alta gama.
Acompañada de otras especialistas urbanistas que comparten su visión de pensar una ciudad “inclusiva” y con perspectiva de género, Rossen fue una de las voceras del CDA desde esa cosmovisión verde y profesional. Contribuyó con acciones para la recolección de firmas contra el desarrollo inmobiliario Costa Salguero, participó en reuniones con legisladores y de las audiencias públicas que abordaron el tema, entre otras campañas de difusión. También respaldó un proyecto alternativo de parque público en la zona que, finalmente, fue rechazado en la Legislatura.
Desconocida ante el gran público, Rossen no es una improvisada ni una mera activista de a pie que decidió dar el salto. Desde 2014 ejerce como directora general de Derechos de Acceso a la Ciudad en la Defensoría del Pueblo porteña, que se encarga de asistir a la ciudadanía y realizar reclamos en las áreas de Desechos Urbanos y Espacio Público, Ambiente y Desarrollo Sostenible, Control Comunal y Vivienda.
Hay una tradición familiar en el interés por los derechos humanos y sociales. Nacida el 20 de octubre de 1968, es hija de la dirigente peronista y abogada Alicia Pierini, que ejerció como titular de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad entre 2003 y 2014.
Pierini es muy reconocida en su campo. Durante los años setenta y ochenta, participó de la defensa de presos políticos por la dictadura militar de 1976. Tras una temporada de exilio, regresó al país donde integró el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH). Más tarde fue Subsecretaria de Derechos Humanos de la Nación del gobierno de Carlos Menem, entre 1992 y 1997, diputada nacional y convencional constituyente para la redacción de la carta magna porteña de 1996. Tuvo un rol destacado en las políticas de reparación de las víctimas del terrorismo de Estado y el derecho a la identidad de los niños apropiados y en situación de calle.
Con ese acervo cultural y político, Rossen hizo su camino. Antes de su desembarco en la función actual, ejerció otros cargos como directora general de la Comisión de Planeamiento Urbano de la Legislatura porteña e integró el Consejo del Plan Urbano Ambiental del Gobierno porteño. A nivel nacional, fue directora general de Infraestructura en el Ministerio de Educación de la Nación y miembro de la Dirección General de Proyectos Especiales de la ANSES. Entre 1998 y 2001, fue asesora de los legisladores del PJ Eduardo Valdés y Liliana Sánchez.
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Casada y madre de dos hijos, en la actividad privada la arquitecta estuvo asociada al estudio Farij y Asociados (CFG), una firma que comparte con su marido, el ex decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (2010-2014), Eduardo Cajide, y los arquitectos Alberto Farij, Daniel Gombinsky y Juan Diego Martínez. El portafolio de la firma incluye los típicos desarrollos inmobiliarios y de vivienda, pero también proyectos con impronta social como obras en clubes como Comunicaciones, Racing y Excursionistas. Los vínculos donde la política se mezcla con lo profesional alcanza a los sindicatos, con trabajos realizados en el Salón Felipe Vallese de la CGT, en el sindicato de encargados de edificios (SUTERH), el gremio de peones de taxi y del vidrio (Seivara) y el edificio en Bahía Blanca de la Transportadora Gas del Sur (TGS). Desde 2019, Rossen mantiene la sociedad con Cajide y Martínez, y actualmente lleva a cabo desarrollos de loft en el barrio de Almagro.
Rossen egresó en 1994 de la FADU, y en 2000 obtuvo el título de “Especialista en Proyectos urbanos” en un posgrado conjunto entre la UBA y la Universidad Politécnica de Cataluña. En 2016, obtuvo otro título en el programa “Políticas Públicas y Protección de Derechos” de la Facultad de Derecho (UBA). El perfil de la arquitecta se corresponde muy bien con los fines de la campaña imaginada por Leandro Santoro. Rossen conoce desde adentro el paño de las constructoras y de las obras en la Ciudad. Con su conocimiento en derechos y urbanismo, el candidato a jefe de Gobierno suma una aliada para confrontar con el PRO en dos de los puntos más cuestionados por la oposición: el planeamiento urbano y el déficit habitacional.
“Con Bárbara tenemos una prioridad: que las porteñas y porteños tengan alquileres accesibles. Además, vamos a derogar el Código Urbanístico, prohibir la venta de tierras públicas, auditar los negociados inmobiliarios, actualizar el Plan Urbano Ambiental y recuperar espacios verdes y el río”, anunció Santoro hoy en las redes sociales. “Gracias @SantoroLeandro y @unionxlapatria por la confianza. Como arquitecta, voy a poner toda mi capacidad técnica, experiencia y sensibilidad para lograr una ciudad más justa y más humana”, prometió Rossen.
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