El objetivo de Sergio Massa será confrontar con Javier Milei para quitarle votos que le aseguren participar de la segunda vuelta. Están convencidos de que el libertario les “robó” votos que históricamente eran peronistas, por eso, intentarán hablarle a ese electorado, especialmente a un público joven al que solían llegar con el discurso kirchnerista. Pero habrá otro botín no menos importante: los votos que no se contaron en las PASO. Desde el equipo del candidato presidencial de Unión por la Patria dijeron a Infobae que pueden recuperar una parte de los 12 millones de votos que suman entre los ausentes y los votos en blanco, que serán clave para definir la elección general.
Desde el comando de campaña de Massa no meten todos esos votos en la misma bolsa. Entienden que, en la mayoría de los casos, el voto ausente es opositor, por eso, una convocatoria masiva que recupere los números de participación electoral de 2019 podría hasta complicar al ministro de Economía. Ante ese escenario, algunos distritos que históricamente acompañaron al peronismo aparecen en la mira. Primero, la provincia de Buenos Aires, donde el gobernador Axel Kicillof ya ganó las PASO, pero el número de participación electoral quedó por debajo de 2019. Asoman, además, otros distritos del norte del país donde el kirchnerismo sólo ha perdido muy ocasionalmente, como Santiago del Estero, Chaco y Formosa. Incluso, el oficialismo había ganado las elecciones provinciales en Tucumán apenas semanas antes de las PASO, otra provincia donde podrían recuperar votos de ausentes.
La provincia de Buenos Aires es el foco de mayor atención para el kirchnerismo porque la baja participación también es un tema apuntado por Kicillof. El ausentismo creció en 5 puntos porcentuales en comparación con las PASO de 2019 y llegó hace dos semanas a casi el 30% del padrón. Son 3,7 millones de bonaerense que no votaron y que podrían transformarse en un apoyo masivo que Unión por la Patria sólo podría conseguir en el conurbano. Esos números toman otra dimensión si se pone en la balanza los resultados de estas PASO: la diferencia a descontar con La Libertad Avanza, a nivel nacional, es de 700.000 votos.
El ausentismo ya era una preocupación antes de las elecciones de agosto tanto para Massa como para Kicillof, si hasta lo hicieron público en sus últimos actos antes de los comicios. “No hay motor más fuerte que el motor de nuestro militantes para ir casa por casa a pedir el voto y abrazar a los que se desilusionaron”, dijo el ministro de Economía a fines de julio en Merlo. “Si no vas a votar, estás favoreciendo a Patricia Bullrich, a Larreta o a Milei, y si no querés que vuelvan ellos, andá y poné el voto en las PASO”, agregó la vicegobernadora Verónica Magario.
Desde el entorno de Massa saben que será clave para recuperar esos y otros votos lo que ocurra en el bolsillo de los argentinos desde ahora hasta las elecciones de octubre. Fueron días intensos tras la derrota en las PASO por la incesante inflación y los saqueos registrados en distintos puntos del país, pero el ministro confía en que la situación se “acomode” tras el acuerdo que cerró con el Fondo Monetario Internacional (FMI). En clave electoral, el massismo apunta a reforzar algunas provincias del norte del país, como Tucumán, Santiago del Estero, Chaco y Formosa, que habitualmente apoyan al peronismo.
El norte argentino
Tucumán es un caso curioso. El peronista Osvaldo Jaldo ganó las elecciones provinciales en junio con el 56% de los votos, pero dos meses después Sergio Massa quedó relegado en las PASO detrás de Milei. El ausentismo y el voto en blanco crecieron en ese distrito y, entre ambos, suman cerca de 350.000 votos que Massa intentará recuperar para las elecciones generales. “El ausentismo es un electorado que está enojado y que no quiere ir a votar, en muchos casos opositores. No hay ninguna razón para pensar que pueden ser votos nuestros, excepto en provincias donde siempre hacemos buenas elecciones. Eso sí tenemos que recuperarlo”, dijeron desde el comando massista.
Chaco es otro de las provincias que quedó bajo la lupa por la baja participación electoral. Unión por la Patria fue la fuerza más votada en la provincia gobernada por Jorge Capitanich: el kirchnerismo obtuvo el 34,64% por encima de Milei con el 28,93%. Pero más allá de la victoria, el ausentismo creció allí 7 puntos porcentuales en comparación con 2019; son 355.000 votos que Massa intentará recuperar en los comicios de octubre para acercarse a la segunda vuelta. Algo similar ocurrió en Misiones, donde gobierna el Frente Renovador de la Concordia, aliados al kirchnerismo. El ausentismo creció 6 puntos porcentuales en esa provincia en comparación con 2019, lo que representa otros 331.000 votos que potencialmente podrían estar más cerca de Massa que de cualquier otro candidato presidencial.
A menor escala, otros ejemplos similares son Formosa y Santiago del Estero, provincias gobernadas desde hace décadas por el kirchnerismo. Unión por la Patria se impuso por más de 20 puntos de ventaja en las PASO en ambas provincias, pero aún así quedaron cientos de miles de votos sin contar por el crecimiento del ausentismo en comparación con lo ocurrido hace cuatro años. Suman, entre estas provincias, más de 400.000 votos.
El alto ausentismo electoral, esa tendencia que también se había generalizado en las elecciones provinciales, se replicó en estas PASO nacionales: sólo votó el 69% del electorado, lo que representa un aumento histórico del ausentismo en primarias presidenciales. Fue la participación electoral más baja en una elección presidencial desde que se instauraron las internas abiertas, en 2011.
El ausentismo se ubicó apenas 1,2 puntos porcentuales por encima de las últimas primarias legislativas, cuando todavía había restricciones por el COVID-19. La comparación con las internas abiertas de la anterior elección presidencial lleva esa distancia hasta 7 puntos de diferencia, ya que en 2019 la participación había llegado al 76,4 % del padrón. Concurrieron a las urnas casi 1,5 millones menos que en los anteriores comicios presidenciales. El caso de Massa no es una excepción, ya que también Patricia Bullrich y Javier Milei se enfocarán, en las próximas semanas, en captar tanto a los votantes desencantados que faltaron a la cita electoral, como a los enojados que eligieron el voto en blanco. Es un botín que suma 11,5 millones de electores a convencer y que podría dar vuelta las elecciones generales de octubre.
Con la colaboración de Sandra Crucianelli
Procesamiento de datos: Daniela Czibener
Visualización de datos: Andrés Snitcofsky
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