El ingreso de la Argentina a la alianza de países BRICS -que se instrumentará en enero de 2024- provocó la reacción de opositores, especialistas en relaciones internacionales, analistas y ex diplomáticos, quienes unificaron su rechazo a que el país se sume a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, en el conglomerado de naciones junto a los flamantes incorporaciones de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto e Irán, también aprobadas esta madrugada.
El primer mensaje político llegó en el Consejo de las Américas. Ante empresarios y ejecutivos de los Estados Unidos, la candidata presidencial de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, anticipó: “Bajo mi gobierno, Argentina no va a estar en los BRICS”. Javier Milei, el ganador de las PASO, se expresó en un sentido similar en el mismo foro empresario y puntualizó: “No voy a impulsar un trato con comunistas”. Y el ex presidente Mauricio Macri se sumó la visión contraria al entendimiento desde Marruecos, donde compite en un torneo de Bridge, con un posteo en redes sociales.
El ex embajador argentino en Estados Unidos, Brasil, Unión Europea y China, Diego Ramiro Guelar, calificó como un gesto de absoluta irresponsabilidad la decisión de Alberto Fernández y explicó ante la consulta de Infobae que lo razonable hubiera sido “agradecer la invitación y dejarla pendiente para que defina la cuestión la administración entrante”. La Argentina se encuentra en medio de un proceso eleccionario y el 10 de diciembre asumirá un nuevo Presidente.
“El Presidente Fernández, por su voluntad, ha sido desapoderado por su propio Gobierno como para tomar una decisión de este tipo sin consulta al Congreso y 60 días antes del final formal de su mandato. Es muy difícil de imaginar un presidente o presidenta yendo a Moscú (Rusia ocupará la Presidencia de los Brics) el año que viene a aceptar personalmente esta membrecía de la mano de Irán, otro de los países invitados”, analizó.
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Agustín Antonetti, analista internacional de la Fundación Internacional para la Libertad que preside Mario Vargas LLosa, calificó la novedad geopolítica como una mala noticia para la Argentina. “El gobierno kirchnerista, sin consultar a nadie, acaba de meter al país en el basural del mundo, el patio de juegos de China y Rusia, el BRICS”, dijo sin eufemismos. Y completó: “Es el grupo de las peores dictaduras del planeta, alejando al país de Occidente y sus democracias, la primera decisión que debe tomar el nuevo gobierno argentino es salirse del BRICS”.
Durante la cumbre realizada esta semana en Johannesburgo el líder ruso Vladimir Putin no pudo estar presente porque Sudáfrica -miembro de la Corte Penal Internacional- hubiera estado obligada a ejecutar la orden de arresto que el tribunal emitió contra el zar por la invasión a Ucrania.
Los miembros del bloque, impulsados por la presión china, aceptaron el ingreso de Argentina y de otros países en medio de un aluvión de solicitudes de economías medias que ven en esta alianza un ámbito para beneficiar sus intereses. Sin embargo, un BRICS mucho más grande que el actual podría incrementar las diferencias políticas, económicas e incluso militares que hoy exhiben Rusia, China, Brasil, India y Sudáfrica. Esto significa que no será una tarea sencilla articular una alternativa frente a occidente, como sueñan los nuevos miembros.
Los BRICS funcionan hoy como una suerte de club que le proporciona una plataforma a sus miembros para que critiquen a organismos multilaterales como el Banco Mundial, la ONU, y el Fondo Monetario Internacional (FMI), algo que suena tentador para las actuales autoridades argentinas.
La alianza también ofrece respaldo en tiempos complicados para las administraciones que la integran. Recientemente durante una reunión le consultaron al embajador de Rusia cuál era el objetivo de sumar más países al bloque. “Hacer más amigos”, contestó. La sentencia demuestra que hoy Putin necesita de los BRICS más que nunca.
Mariano Caucino, especialista en relaciones internacionales y ex embajador argentino en Israel y Costa Rica, califica a los BRICS como una “antigua fascinación kirchnerista” que comenzó hace más de una década.
Al igual que sucedió con Alberto Fernández, en el tramo final de su gobierno, “Cristina Kirchner pareció encandilarse con los BRICS”. Y el analista piensa que eso fue por la presencia en Buenos Aires de líderes como Xi Jinping y Vladimir Putin en donde la actual vicepresidenta argentina “parecía haber encontrado su lugar en el mundo” y que -en su campaña del año 2007- “había asegurado que su modelo de país era Alemania”.
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“Con los consecuentes riesgos de adoptar decisiones de largo plazo en medio de las urgencias de un presente aciago, el acceso a los BRICS merecería un consenso mínimo entre las fuerzas políticas“, coincidió en alusión al proceso electoral al que asiste el país y durante el cual “tres cuartas partes del electorado han manifestado oponerse a las políticas de la administración saliente”.
Otra de las voces disidentes fue la Mario Grinman, presidente de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC). “La Argentina necesita reafirmar su pertenencia al mundo occidental siendo consecuentes con nuestra historia de defensa de la libertad y de la democracia, que para nosotros tiene que ser fundamental e innegociable”, dijo esta mañana en la apertura del Council de las Américas. Además expresó que, más allá de los “sólidos vínculos comerciales” con distintas naciones del mundo, aconsejó afianzar “con un enfoque pragmático” la situación.
Por su parte, Fabián Calle, magister en Relaciones Internacionales de la Universidad de Bologna y profesor en la UCEMA y en la Universidad Austral, opinó que “esta es una decisión demasiado grande para un gobierno que se está yendo“. Y agregó: “Se pasó de un silencio absoluto a este vértigo, nada que nos sorprenda con la propensión que tiene el kirchnerismo con el relato”.
“Pensar que los BRICS representan al Sur global, es un cliché”, dijo. Y justificó: “Vivimos en un mundo bipolar, con Estados Unidos de un lado y China del otro; BRICS es un club laxo donde conviven, por ejemplo, el gigante oriental con India, que en varios aspectos son enemigos”.
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