Los teléfonos empezaron a sonar apenas se inició la reunión. En las redes ya estaban circulando frenéticamente los videos, muchos falsos, pero varios verdaderos. Ante el gobernador Axel Kicillof, los intendentes bonaerenses que se habían juntado en La Plata de lo único que hablaban era de las versiones de ataques a supermercados. Fue ayer por la tarde. Lo que había era confusión, un estado que seguía, agravado, hasta hoy.
Pasó la típica reacción frente a este tipo de eventos que ponen en crisis a todo el sistema: primero hubo negación, después un tibio reconocimiento de que algunos hechos eran ciertos y cuando ya lo evidente era imposible de ocultar, la acusación a los adversarios políticos del gobierno. Primero a Javier Milei, el candidato más votado de las PASO, y ahora, Patricia Bullrich, la segunda de la oposición.
Los ataques a supermercados y negocios -robos en poblado y en banda o lisos y llanos saqueos-, con epicentro en el conurbano bonaerense, y réplicas en Neuquén, Mendoza, Córdoba, Chaco y otras provincias, ocurre en un momento de extrema fragilidad social, económica y, sobre todo, política. La pobreza entre el 45% y el 50% y la inflación tocando las dos cifras mensuales son el telón de fondo de estos episodios.
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Son hechos que se desataron con Alberto Fernández y Cristina Kirchner ausentes -la última vez que se los había visto en público fue el 13 de agosto, el día de las PASO- y el ministro de Economía y candidato oficialista, Sergio Massa, negociando con el FMI en Washington. Recién a las 14:30 de este miércoles reapareció el presidente en Neuquén para contar que estuvo en comunicación “hasta la 1 de la mañana” con la intendenta de Moreno, Mariel Fernández “para saber qué estaba pasando”. “Hay que cuidar la convivencia democrática”, planteó Alberto Fernández. Y completó con una frase que sorprendió: “No hablo porque no soy candidato”.
Estos eventos irrumpieron cuando el proceso electoral recién empieza: hasta hoy, lo único que se eligió fue los candidatos que van a competir el 22 de octubre, y Argentina tiene a sus dos máximas autoridades, el presidente y la vice, que no se hablan y, encima, se sienten definitivamente ajenos a este gobierno que juntos parieron allá por el 2019.
Para completarla, un piquetero como Raúl Castells se autoincriminó anoche en una entrevista en Crónica TV de ser el autor intelectual. Dijo “fui yo” y hasta ahora no hubo un juez ni un fiscal que haya ordenado su inmediata detención o al menos que se presente a declarar. Ningún funcionario nacional lo escuchó.
Internas y desorientación
Pero si el contexto es entre dramático y complejo, la reacción del oficialismo y la oposición estuvo en la misma sintonía. Mientras en el conurbano bonaerense, en la porteña avenida Avellaneda, y en varias provincias ayer se multiplicaban las escenas de pánico en zonas comerciales y supermercados por el temor a los saqueos, la vocera presidencial Gabriela Cerruti publicó en sus redes sociales un video que metió por la ventana la cuestión político-electoral. De sus dichos tomaron distancia tanto el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, como el propio Axel Kicillof.
“No hay tales saqueos: hay rumores y agitación a través de grupos de WhatsApp porque son profundamente antidemócraticos y quieren desestabilizar. Durante todo el fin de semana en varias provincias y hoy mismo en la ciudad de Buenos Aires trataron de generar miedo e incertidumbre entre comerciantes y vecinos. Corriendo entre los locales, mandando mensajes por grupos y en algunos casos cometiendo claramente delitos”, señaló Cerruti.
Y agregó: “Ahora sale Milei a cerrar la operación dejando todo claro. Estas cuentas que están agitando desde el viernes son de sus seguidores. La democracia es un bien de todos y todas, y vamos a defenderla contra estos autoritarios y violentos”.
Lo dijo ayer y lo repitió hoy: “El clima en las redes sociales lo fueron generando las cuentas ligadas a La Libertad Avanza y a grupos de (Patricia) Bullrich, sobre algo que querían que sucedieran. Había grupos de Whatsapp incentivando”, resumió hoy la portavoz de Presidencia. “Cuando todavía no había pasado nada, Milei estaba en sus redes diciendo que esto era 2001 y que estaban los saqueos desatados. Su tuit es de las 6 de la tarde... ¿Tiene premonición de las cosas o es que de alguna manera se ha ido incentivando?”.
Aníbal Fernández optó por despegarse de esa postura: “(Los saqueos) No son espontáneos, no es una casualidad. Pero no tenemos datos fidedignos para decir que fue fulano o mengano, yo no lo puedo decir”.
El ministro de Seguridad de la Nación esta mañana confirmó que se iba a convocar a un comando unificado con fuerzas federales y de la provincia de Buenos Aires y de la CABA para recuperar la tranquilidad perdida. Desde el fin de semana habían empezado a circular las versiones de robos y saqueos.
Lo cierto es que este mediodía aparecieron en conferencia de prensa Kicillof y su ministro Sergio Berni, para hablar de estos episodios que pusieron al país al borde de la anomia. “Se restableció anoche la paz”, dijo el gobernador. También confirmó que hubo más de 150 intentos de saqueo en el conurbano y 94 personas detenidas.
¿Y la oposición, a todo esto? El tuit de Milei evocando el 2001 y Patricia Bullrich agitando la posibilidad de un estado de sitio le dieron al gobierno nacional la excusa para ponerlos en la picota.
“Es trágico volver a ver luego de 20 años las mismas imágenes de saqueos que veíamos en el 2001. Pobreza y saqueos son dos caras de la misma moneda. La Argentina no resiste más este modelo empobrecedor que se sostiene por la fuerza de quienes viven a costa del esfuerzo de los argentinos de bien”, publicó Milei en Twitter.
“El gobierno tiene que ordenarse y, si necesita algo porque esto se desborda, tendrá que llamar al Congreso y pedir medidas más drásticas. Si se pierde total y absolutamente el control, el gobierno tiene que llamar a pedir el estado de sitio. Hoy todavía no lo sabemos, pero tiene que tener todas las hipótesis de lo que puede llegar a suceder”, declaró la candidata a presidenta de Juntos por el Cambio.
Ambas frases de los dos candidatos de la oposición que recibieron más votos en las PASO y que deberán enfrentar al Gobierno en el 22 de octubre, no hicieron más que darle al oficialismo los argumentos para acusarlos de estar relacionados a estos episodios que tuvieron entre el fin de semana y la noche de este martes sus momentos más angustiantes.
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