Aún bajo estado de conmoción por los resultados de las PASO, que dejaron al oficialismo relegado al tercer lugar por detrás de La Libertad Avanza y Juntos por el Cambio, los jefes de la campaña de Unión por la Patria empezaron a activar ayer las reuniones y llamados para afinar el diagnóstico sobre las fallas que llevaron a la derrota y definir la estrategia para las próximas seis semanas. A priori, los armadores están convencidos de que la tarea será territorial, sobre todo en las provincias y las intendencias del conurbano donde los jefes locales sacaron mejores porcentajes que Axel Kicillof y Sergio Massa.
“Se vienen los pases de factura a los intendentes”, dijo un armador que fue testigo del viraje en las caras de la dirigencia de UP en el búnker de Chacarita el domingo por la noche, cuando se derrumbaban las predicciones positivas de la semana previa. “Hubo algunos que sacaron entre 40 y 50 puntos. Sergio y Axel sacaron 23 y 36. Algo van a tener que hacer”, agregó.
Otros eran menos duros con los encargados del territorio, pero nadie libraba de culpas por completo a los jefes de los ejecutivos locales. “Hubo de todo. Desencanto de peronistas que votan a intendentes pero no simpatizan con Sergio. Pero todos sabemos que hay intendentes que juegan la suya. Algunos incluso movieron sus boletas pegadas a la de Milei. “Estamos en el Don Pirulero: cada cual atiende su juego”, buscó ilustrar un funcionario.
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Ayer, mientras lidiaba con la reacción de los mercados y se veía obligado a devaluar, como acordó con el FMI, Sergio Massa hizo un paréntesis de la gestión en el Ministerio de Economía, donde pasó toda la jornada para dedicarse al análisis político, aunque se cuidó de no pisar el búnker de campaña. “Hoy fue totalmente de gestión”, dijeron en su entorno.
“Hay que construir una nueva mayoría con Massa a la cabeza”, repetían desde el domingo a la madrugada en Hacienda. El objetivo será polarizar con Milei, pero para eso deberán dejar afuera de la contienda a la ganadora de la interna de Juntos por el Cambio, hoy la principal competidora de UP por los votos desencantados: Patricia Bullrich.
El oficialismo se dirime entre dos planes, que no necesariamente son excluyentes entre sí. El principal es intentar incorporar votantes de otras “peceras”. Es decir, salir a convencer a los que quedaron “huérfanos” con la derrota de Horacio Rodríguez Larreta -el 11%-; y tratar de captar a los peronistas desencantados que se volcaron por la opción de Juan Schiaretti, el gobernador cordobés que obtuvo menos del 4% en la fórmula con Florencio Randazzo.
La visita de Massa a Córdoba la semana previa a los comicios apuntaba justamente a preparar el terreno para esa estrategia, que apela a una alianza con los dirigentes que nacieron de la mano del mandatario provincial José Manuel de la Sota y se sintieron relegados por Schiaretti desde el primer día de su administración. Hoy, esos mismos funcionarios están en un momento triunfal, después del batacazo de Martín Yaryora en la pelea por la gobernación y de su aliado, Daniel Passerini, por la intendencia de la capital.
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A ellos se suma como pieza clave del eventual armado conjunto Natalia de la Sota, la hija del fallecido ex mandatario, que en la previa de los comicios se mostraba al menos abierta a las conversaciones con el candidato presidencial. Esa posibilidad está amenazada por la intransigencia de Schiaretti y Randazzo, que en todo momento se mostraron totalmente en contra de cualquier posibilidad de una alianza con el Frente Renovador.
La segunda táctica, que apuntaría a fomentar la participación, aún es objeto de debate en el búnker de UP, porque lanzarse a buscar adhesiones en la porción del padrón que no fue a votar, señalan algunos expertos contadores de votos, puede ser un arma de doble filo. “En 2015 y en 2019, el aumento en la cantidad de votos favoreció a Cambiemos. El votante que eligió no votar está enojado con todos, pero en general culpa más al Gobierno. Es poco probable que se desenoje”, decía uno de los estrategas.
En cambio, el ministro del Interior designado como jefe de campaña, Eduardo “Wado” de Pedro, pasó la mañana en las oficinas ploteadas con el logo de UP, en la calle Mitre. “Se acabó la era del TikTok. Hay que bajar a comerse un choripán con los obreros y tomar mate con los vecinos, empezar a escuchar qué les pasa”, dijeron muy cerca de uno de los ministros encargados del armado proselitista. Cerca del tigrense resumieron el plan en cinco palabras: “Es Massa contra la locura”, en directa referencia a los dos adversarios de la primera vuelta.
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