La Casa Blanca observa con atención el proceso político que protagonizan Javier Milei, Patricia Bullrich y Sergio Massa, pero recién hará un movimiento oficial cuando se conozca el nombre del presidente electo. La administración demócrata tiene contacto fluido con Massa, conoce la mirada de Bullrich sobre el tablero internacional y es cautelosa con Milei, que en enero de 2021 se plegó a Donald Trump al cuestionar la transparencia de las elecciones en Estados Unidos que colocaron a Joseph Biden en el Salón Oval.
Estados Unidos considera a la Argentina una pieza clave en la región y ha cuestionado la posición geopolítica que planteó Alberto Fernández frente a la guerra de Ucrania y al avance constante de China en América Latina. Desde esta perspectiva, las candidaturas de Bullrich y Massa son asumidas como una evolución positiva frente a los movimientos en zigzag que el presidente peronista ejecutó en sus casi cuatro años de mandato.
Juan González, consejero de Seguridad de Biden para América Latina, tiene diálogo permanente con Massa y conoce su posición respecto a Rusia y China. Massa ha utilizado la influencia política de González para encauzar la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) cuando la Secretaria del Tesoro, Alemania, Japón y los Países Bajos exigían una devaluación monumental a cambio de los desembolsos para pagar los vencimientos de agosto.
González también se ha reunido con Bullrich durante una gira que la candidata de Juntos por el Cambio formalizó en abril de 2022. “En Estados Unidos el primer tema es China, China, China”, aseguró Bullrich tras visitar la Casa Blanca. La candidata no dejó dudas respecto a su posición geopolítica vinculada al régimen de Beijing, la responsabilidad de Rusia en la guerra de Ucrania y las dictaduras en Nicaragua, Venezuela y Cuba.
Con Milei la perspectiva distinta. El líder de La Libertad Avanza no tiene contacto directo con el staff más cercano de Biden, y en el Ala Oeste de la Casa Blanca aún recuerdan unas declaraciones que hizo a favor de Trump cuando el presidente republicano aseguró que había perdido su reelección por fraude electoral. “Todo da a entender que se robaron una elección. Hubo muchas irregularidades, y no es nuevo que los demócratas hagan trampas en las elecciones”, aseguró Milei.
En Washington hay un seguimiento constante de la agenda política de la Argentina, pero en estos días de calor y en plenas vacaciones de verano, la Casa Blanca y el Departamento de Estado ha concentrado su atención en la compleja situación interna que se observa en Ecuador, Colombia y Guatemala. “Miramos qué sucedió en las PASO, pero creemos que el proceso político tomará otra velocidad en la primera vuelta”, evaluó un miembro de la administración demócrata que analiza los asuntos de América Latina.
Al margen del calor y la cautela protocolar, entre Washington y Buenos Aires hay un canal extraoficial (backchannel) que une a la Casa Blanca, el Departamento de Estado y la Secretaria del Tesoro con los candidatos Massa y Bullrich. Ese canal se utiliza de manera recurrente y la información que circula tiene como eje qué sucede con la economía, la negociación con el FMI y las posiciones que hacia adelante Juntos por el Cambio y Unión por la Patria tendrán respecto a la región, China y Rusia.
Estados Unidos se sorprendió con el acercamiento de Alberto Fernández a Vladimir Putin y Xi Jinping, y en el próximo período presidencial de la Argentina pretende evitar las sorpresas. En este sentido, el staff más cercano a Biden asume que Massa o Bullrich en la Casa Rosada exhibirán una posición menos permeables a los intereses de Rusia y China, mientras que consideran un misterio la agenda de política exterior de Milei.
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