Patricia Bullrich se apalancó en Mauricio Macri para construir una victoria electoral que fracturó a Juntos por el Cambio en casi dos mitades. Y Horacio Rodríguez Larreta, su derrotado en las PASO, no le puede garantizar que sus propios votos se sumen al momento de enfrentar a Javier Milei y Sergio Massa en la primera vuelta de los comicios presidenciales. Tampoco la candidata de Juntos por el Cambio tendrá un apoyo en bloque de la Unión Cívica Radical (UCR), que aparece sin un proyecto político homogéneo a mediano plazo.
Bullrich cuenta con Mauricio Macri para cortejar los votos de centro derecha, pero el expresidente tiene una cuantiosa imagen negativa que espanta al voto independiente. Sin el apoyo de esa mayoría silenciosa, la candidata de Juntos por el Cambio podría quedar al margen del balotaje ante una probable remontada de Sergio Massa. En términos individuales, Massa derrotó a Bullrich por casi el cinco por ciento de los votos.
Jorge Macri triunfo frente a Martín Lousteau por una mínima diferencia, y nadie le garantiza que los votos de su derrotado crucen como autómatas para derrotar a Leandro Santoro en los comicios del 22 de octubre. Jorge Macri fue una jugada personal de Mauricio Macri (bordeando el nepotismo), y la victoria del aliado de Bullrich -que todavía tiene un expediente abierto en la justicia- pasará por un largo proceso electoral que incluiría el balotaje.
En este contexto, Bullrich tendrá la difícil tarea política de unir a las partes de Juntos por el Cambio para llegar en una posición expectante a la primera vuelta de octubre. La candidata debe aplacar la tensión con Rodríguez Larreta, contener los cuestionamientos de la UCR y encorsetar la ira decimonónica de Elisa Carrió.
Sin estos remiendos internos, Bullrich podría quedar a mitad de camino. Y tiene 10 semanas para ejecutar un capo lavoro que combina las relaciones personales con el manejo de las ambiciones políticas. Rodríguez Larreta no había llamado aún a Bullrich para reconocer la derrota en las PASO cuando ella lo aseguró en público - más de la vieja política -, y todavía no está previsto un cónclave de los distintos socios de Juntos por el Cambio para sumarse a la campaña y preservar sus propios espacios de poder.
Desde el PRO a la UCR aguardan que Bullrich sea equitativa y prudente rumbo a la Casa Rosada, un condición de política interna que consideran clave para empujar una campaña electoral que tendrá a Milei y Massa al otro lado de la trinchera. Si Bullrich alambra todos los espacios a distribuir, el aparato de Juntos por el Cambio se moverá a media marcha.
Al margen de las reparaciones personales y las promesas de cargos ante una eventual llegada a Balcarce 50, Bullrich tendrá sus propias dificultades ante el discurso rampante de Milei. El líder de La Libertad Avanza construyó su triunfo en las PASO atacando a la clase política y proponiendo un discurso electoral que se apoyó en la desilusión democrática.
Milei exhibe una propuesta de fuerte contenido antisistema, y Bullrich integró ese modelo institucional desde que inició la democracia en 1983. La candidata de Juntos por el Cambio fue ministra con Fernando de la Rúa y Mauricio Macri, y esa pertenencia limitará su ofensiva contra Milei que busca seducir a una mayoría silenciosa que no distingue los conceptos esenciales de la Democracia respecto a los resultados efectivos que se lograron en 40 años sin golpes de Estado.
Desde esta perspectiva, Macri jugará un rol que puede afectar las posibilidades de Bullrich. El expresidente coquetea con Milei, y coloca a la candidata de Juntos por el Cambio en una falsa escuadra. Ya lo hizo con Rodríguez Larreta y puede repetir esa misma estrategia: ser protagonista político al margen de los alineamientos partidarios.
Milei agradecido.
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