Horacio Rodríguez Larreta suele apegarse a algunas cábalas. Le gusta tanto la política como el fútbol y de ahí emanan algunas tradiciones que traslada a su actividad pública y se niega soltar. Como suele hacer en cada domingo de elecciones, abre la mañana con un desayuno en el mítico Café Tortoni, en el centro de la Ciudad de Buenos Aires. Y hoy, acaso la elección más importante de su vida, que lo tiene como uno de los precandidatos a Presidente de Juntos por el Cambio, no fue la excepción.
Minutos después de las 8, el jefe de Gobierno porteño estaba en una mesa del bar notable de la calle Avenida de Mayo. Entre café y medialunas, repasó el discurso que tenía previsto dar luego ante la prensa. Lo acompañaron dos asesores de su mesa chica, como Emmanuel Ferrario, vicepresidente 1° de la Legislatura, y Eduardo Macchiavelli, secretario de Proyección Federal del gobierno porteño. Entre los tres intercambiaron información sobre la apertura del comicio y conversaron sobre temas vinculados a la elección.
El del Tortoni fue un encuentro breve, pero necesario para cumplir con la cábala electoral del larretismo. A las 9, el jefe de Gobierno se trasladó a Tigre. Allí lo esperaba Diego Santilli, su precandidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires y un grupo de 11 dirigentes. Compartieron otro desayuno y brindaron una conferencia de prensa a los periodistas que se acercaron al bar de la Avenida Victorica.
Asistieron a Tigre el precandidato nacional al Parlasur, Waldo Wolff; los precandidatos a senadores nacionales José Luis Espert y Cynthia Hotton; a diputados nacionales, Silvia Lospennato, Maximiliano Ferraro y Álvaro González; y al Parlasur, Soledad Acuña. También estuvieron Maricel Etchecoin, presidenta de la Coalición Cívica en Provincia de Buenos Aires, los precandidatos a intendente de Tigre, Segundo Cernadas, y de Tres de Febrero, Diego Valenzuela.
Durante la conferencia de prensa concedida en Tigre, Rodríguez Larreta mantuvo la cautela política en relación con el escenario electoral y se limitó a pedir que la ciudadanía vaya a votar. “Es importante que hoy expresen su voz”, manifestó el precandidato a Presidente.
Larreta intentó mostrar templanza pública, aunque no pudo contener el nerviosismo propio de una elección electrizante. La interna que él protagoniza con Patricia Bullrich, la otra precandidata presidencial de JxC. Desde temprano, la situación por el sistema de votación en la Ciudad, con elecciones concurrentes en las que cohabitan la Boleta Única Electrónica (BUE) para cargos locales y la boleta tradicional papel para categorías nacionales, se instaló en la agenda pública. En algunos centros de votación se reportaron dificultades para votar.
El alcalde porteño siguió de cerca el tema y estuvo en contacto permanente con sus asesores. A primera hora de la mañana se difundió una notificación de Romilda Servini de Cubria, jueza federal a cargo del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N° 1 con competencia electoral en Capital Federal. “Resulta preocupante el grado de improvisación con que se han manejado tanto la empresa contratada para la provisión de máquinas de votación como el Instituto de Gestión Electoral de CABA”, señaló la magistrada.
Rápidamente, Rodríguez Larreta ordenó a su equipo que confeccione un informe con el estado de situación de sistema de votación de CABA. “No hemos tenido mayores contingencias”, respondió el jefe de Gobierno a través del documento. Allí, la Ciudad alegó que de las 14.306 máquinas de votación sólo debieron ser reemplazadas 111, que representa el 0.7% del total. El dato que aportó el gobierno porteño contrastó con la observación que hizo Servini en su escrito, donde detalló que un “treinta por ciento de las máquinas” reportarían dificultades.
Ante las cámaras, el jefe de Gobierno intentó transmitir tranquilidad e instó a que el electorado se acerque a sufragar. Así lo hizo cuando habló a las 10 de la mañana en la Facultad de Derecho, en donde le tocó emitir su voto. Luego de sufragar, Larreta hizo una escala por su departamento, respondió algunos mensajes, atendió llamadas de sus asesores y de precandidatos de su espacio en distintos lugares del país.
Al mediodía, Rodríguez Larreta almorzó con su familia en el restaurante Brigada, en San Telmo. Lo acompañaron Milagros Maylin, ex funcionaria porteña y su actual pareja, Augusto Rodríguez Larreta, hermano y su armador político, su madre, sus hijos y los hijos de su hermano. Entre carnes y ensaladas, el jefe de Gobierno tuvo cerca de una hora y media de distensión. Al terminar la comida, se trasladó nuevamente a su departamento. Allí permaneció hasta cerca de las 18.
A esa hora, Larreta se dirigió a su centro de campaña, en la calle Olazábal del barrio de Belgrano, en donde tiene montado su centro de cómputos. Analizará junto a su equipo, desde ese lugar, el comienzo del escrutinio. Harán un seguimiento detallado de la información que reciba de su esquema de mesas testigos, desplegado a lo largo del país. Recién cuando cuenten con un dato certero respecto al resultado de la elección, se trasladará al búnker unificado que, luego de tanto tironeo político, se montó en Parque Norte.
Los operadores políticos del larretismo interactuarán con sus pares del equipo de Bullrich para intercambiar información de sus respectivas mesas testigos. En base a eso evaluarán cuándo y cómo juntarse, dar una conferencia de prensa y, al final del escrutinio, hacer una foto de unidad, sea cual fuere el resultado.
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