El nivel de incertidumbre es muy alto. Mucho más alto que en el 2021 y que hace un puñado de semanas atrás. Así lo sienten y lo padecen en Unión por la Patria. Las proyecciones tienen matices que podrían modificar los resultados. No hay claridad. Hay encuestas, focus group, percepciones de ánimo, información que nace en el territorio y tiene a los intendentes como el canal por donde se expande. Y en el medio de todo eso hay más dudas que certezas.
En el peronismo creen que tienen posibilidades de lograr que Sergio Massa sea el candidato más votado. Sería cumplir con uno de los objetivos políticos que se trazó en la campaña electoral. Si se logra el resultado, el ministro arrancaría la semana posterior a las elecciones fortalecido en su cargo y como candidato de una coalición donde cada vez son más los que sienten que corren de atrás.
Las dudas sobre cómo decidirá la gente el domingo aumentaron esta semana por dos hechos puntuales. El aumento del dólar blue, que pasó la barrera de los $600, y el asesinado de Morena Domínguez en Lanús el miércoles por la mañana, cuando dos motochorros le quisieron robar el celular, la golpearon y le generaron heridas que le provocaron la muerte.
“La suba del dólar nos perjudica siempre. Hay un sector de la sociedad que lo mira y que piensa que le va a impactar en los precios”, se sinceró un ministro del Gabinete. Al precio del dólar paralelo, al que el gobierno le suele restar importancia, se le suma la carga negativa que generan los altos porcentajes de inflación desde que arrancó el año.
En la segunda parte de la semana el homicidio de la nena de 11 años sacudió la agenda política y policial. Los candidatos suspendieron las campañas al darse cuenta que el hecho había conmocionado a la sociedad. El clima electoral se cortó por completo.
No hubo cierres de campaña y los dirigentes políticos que compiten en la elección salieron a plantear sus posturas sobre la inseguridad. Tuvieron que zambullirse en un tema de extrema sensibilidad para la gente, como son los reiterados hechos de inseguridad. Esta vez, como tantas otras, con un desenlace trágico.
En el peronismo creen que es imposible determinar si el homicidio de Morena tendrá incidencia en el resultado electoral, pero estiman que en el caso de que haya, se puede canalizar de dos formas diferentes: que haya gente que decida no ir a votar o que vaya a hacerlo y canalice su enojo y desazón agarrando la boleta de Javier Milei. Ninguna opción incluye la posibilidad de acompañar con el voto a Juntos por el Cambio o Unión por la Patria.
La apatía es un problema que está instalado en la elección. Los intendentes del conurbano ya hicieron saber en el búnker de campaña del oficialismo que notan muy distante a un sector de la gente que visitan en las recorridas. “No hay clima de elecciones”, aseguran casi en coro. La gente está enojada con la política y no quiere ir a votar. No es casualidad que Sergio Massa haya repetido en todos los actos que encabezó que la militancia debe ir a buscar los votos casa por casa.
En los municipios más poblados del país ven que la situación será compleja para el peronismo. De entrada notan que sus propias gestiones pueden ganar por un porcentaje menor al de años anteriores y entienden que esa baja puede trasladarse en la elección a gobernador y presidente. El descontento con la situación económica y el hartazgo con la dirigencia política les pega a todos en mayor o menor medida.
Hasta las horas previas a la veda electoral en el oficialismo seguían proyectando un escenario de paridad en el que Unión por la Patria y Juntos por el Cambio pelearán por ser la fuerza más votada, y colocaban a la Libertad Avanza un escalón más abajo. Sin embargo, la sensación de los últimos días es que Javier Milei volvió a entrar en consideración de un sector de la población. Él como figura política y el mensaje de cambio que expresa.
En el mundo de las consultorías las versiones son diferentes. “La foto de las primarias puede ser muy mala para el peronismo. Lo puede dejar desprotegido para octubre”, sentenció un importante encuestador. Otro, también relevante y que le brinda encuestas a muchos de los candidatos que competirán el domingo, entiende que el escenario de balotaje ya está cerrado y la definición será si o si entre Sergio Massa y el que quede en pie en la interna de Juntos por el Cambio.
En el oficialismo todos temen que el resultado los sorprenda, pero confían en que hay electores que se pueden inclinar por la figura de Massa pensando en un candidato que brinde estabilidad, autoridad y flexibilidad. Para que ese foco esté puesto sobre su persona, Cristina Kirchner y Alberto Fernández desaparecieron del mapa electoral. No iban a estar en el acto de cierre y aún no se sabe si estarán en le búnker peronista el domingo por la tarde.
“Tenemos que hacer una buena elección y eso significa que Sergio sea el candidato más votado en las PASO y que no haya demasiada diferencia entre los frentes electorales”, aseguraron en las oficinas de campaña de Unión por la Patria. ¿Y si eso no sucede? No hay respuesta todavía. Tendrán que mirar los resultados y diseñar un nuevo plan de acción para ejecutar en el camino hacia la elección general.
En el peronismo notan convencimiento de la militancia y el movimiento obrero para acompañar la fórmula Massa-Rossi, pero saben que la elección se gana con votantes que están por fuera de ese círculo. Los llaman “votante frontera” porque puede votar a dos figuras que tienen coincidencias, como el, ministro de Economía y el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Ambos dispuestos a competir por el voto de centro.
Para las 23 del domingo el Gobierno espera estar difundiendo los primeros datos de la elección. Más tarde de lo que fue en el 2021. Se debe, en gran medida, a la cantidad de cuerpos que tienen las boletas y todas las candidaturas que hay. Será una noche larga para la política. El peronismo esperará unido en el Complejo C, donde estuvo el búnker en los últimos dos años. Ahí mismo se evaluará el mensaje oportuno según el resultado.
La sensación que les quedó respecto a la campaña es que fue prolija, sin errores forzados y que se pudo poner en valor la gestión. En los municipios no piensan lo mismo. Muchos intendentes creen que faltó más presencia en el territorio. Los gobernadores, como casi siempre, confían en lo que pueda aportar el aparato y el gran rechazó que hay a Juntos por el Cambio en algunas provincias del norte. Ahora llegó el momento de ver si el discurso y las promesas de campaña se pueden materializar en votos. En definitiva, así se ganan las elecciones.
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