“A mí no me tocó la varita mágica. No soy un elegido. Yo soy un tipo con muchas limitaciones, con algunas virtudes, que formó parte de una generación que se forjó peleando con los de abajo contra un sistema que excluye durante muchos, muchos años”, se define Juan Grabois, el precandidato presidencial de Unión por la Patria que el próximo domingo enfrentará en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) al ministro de Economía, Sergio Massa. El líder del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) recibió a Infobae en su oficina de Florida, en la localidad bonaerense de Vicente López. Es el mismo lugar en el que se entrevistó con el embajador de los Estados Unidos en la Argentina, Marc Stanley.
El departamento es su centro de campaña. Las paredes están pobladas de fotos e imágenes de Fidel Castro, Diego Armando Maradona, Néstor Kirchner, Evo Morales, Lula Da Silva, el Papa Francisco, Evita, Juan Domingo Perón. Para el referente del Frente Patria Grande cada una de ellas “es un concepto” y lo explicará a lo largo de los cuarenta y cinco minutos de diálogo en los que expondrá sus propuestas. Opinará con dureza sobre los principales dirigentes de la oposición y recalcará que no escuchó ninguna propuesta de su rival interno.
Diferenciará sus medidas contra la inseguridad a las que propone Patricia Bullrich, no dudará al sostener que, como la ex ministra de Mauricio Macri, el alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta formó parte del gobierno de “los verdugos de 2001″ .
Los libertarios tampoco quedaron fuera de las filosas definiciones del dirigente y abogado: “Mi interpretación de un profeta sin historia es (Javier) Milei. Es un falso mesías. Aparece con soluciones mágicas, irracionales, imposibles de explicar”, definirá.
El miércoles 9 Juan Grabois, junto a su compañera de fórmula, Paula Abal Medina, iban a realizar el cierre de campaña en el microestadio cerrado Malvinas Argentinas pero el crimen de Morena Domínguez, la adolescente de 11 años asesinada por motochorros poco antes de entrar a la escuela en la localidad bonaerense de Lanús determinó que los precandidatos suspendan sus actos proselitistas. El violento robo que terminó en tragedia noqueó al país que está a las puertas de una de las elecciones más inciertas de sus 40 años de democracia.
A través de las redes sociales, el abogado recordó que Hugo, el papá de la niña asesinada “es nuestro compañero, integra el Movimiento de Trabajadores Excluidos y se desempeña como operario en una de las cooperativas de reciclado que fundamos e integra el sistema mixto de reciclado de la ciudad de Buenos Aires” y que “su hermano se formó en el Club 16 de Agosto uno de los clubes que fundaron nuestros compañeros en Villa Caraza”.
Lo que sigue es la última entrevista que Juan Grabois concedió a este medio antes de la veda electoral.
— ¿Por qué tienen que votarte a vos y no a tu compañero de espacio en las PASO del domingo?
— Creo humildemente que nosotros hemos sido siempre fieles a nuestra historia, a nuestra palabra. Que decimos lo que pensamos y hacemos lo que decimos. Vivimos como predicamos. Y ahí hay un valor que se está perdiendo en la política y en parte grande de la sociedad que es el valor de la coherencia. Y ese valor lo sostenemos con un programa político con planteos muy concretos que tienen una base filosófica en el humanismo más elemental que es que si no está tu hermano, no está tu hermana, no estamos todos, no hay patria, hay otra cosa, pero no hay patria. Pero que también tiene un reflejo en el programa de las tres T, que para nosotros no es una consigna vacía.
Grabois habla pausado. La multiplicación de recorridas por barrios populares y su viaje a Santa Cruz le pasan factura. Se cubre el cuello con una bufanda y responde de forma extensa cada una de las preguntas.
“Cuando hablamos de techo hablamos de integración urbana, que implica además de urbanizar los barrios populares para que tengan agua, luz, cloaca, asfalto, resolver esa forma de servidumbre moderna que son los alquileres. 40% de tu sueldo para dormir es una injusticia que clama al cielo” continúa y aclara que: “Cuando hablamos de tierra nos referimos a cuidar el sustrato del que vivimos todos y que ya estamos sintiendo las consecuencias. Las sequías no son naturales. Lo que está pasando no es natural” y propone que “la tierra sea para los que nos alimentan que son los pequeños productores que son los que cada vez que comemos un pedazo de lechuga, un pedazo de tomate, tenemos que pensar que atrás de eso hay una familia que no tiene ni tierra ni una vivienda porque está en un cinturón hortícola viviendo abajo de una carpa porque tiene que pagar un alquiler leonino e inestable”.
—Y la tercera T tiene que ver con el trabajo.
—Cuando hablamos de trabajo hablamos de que no puede haber laburantes en relación de dependencia del sector privado que estén por abajo de la línea de pobreza. No puede haber laburantes del sector público, sobre todo en educación y salud, que estén cobrando la miseria que cobran si queremos servicios públicos de calidad. Y que ese enorme conjunto de trabajadores y trabajadoras informales, comunitarios, de la economía popular merecen tener un ingreso fijo de base que es el Salario Básico Universal, y la única forma de evitar la arbitrariedad, la intermediación y todo eso que critican quienes lo crearon, quienes lo crearon lo critican, es universalizar las políticas. Es la única forma de que no haya arbitrariedad. Tenemos claridad en la dirección que queremos tomar.
— La ley o el proyecto de ley de tierra, techo y trabajo ya fue presentado dos veces por ustedes en el Congreso, pero el gobierno decidió no tratarlo.
— Es cierto. También es cierto que la Argentina es el país de las leyes, de las lindas leyes que no se cumplen. Yo creo más que en las leyes en la planificación porque hay muchas cosas que se pueden hacer, yo soy abogado, tengo esa formación de base, no me gusta lo sobreabundante. Hay leyes que son expresiones de deseo. Hay cosas que se pueden hacer a través de programas políticos, una planificación política. No se necesita ninguna ley para desarrollar una política de terrenos con los servicios. Que cada familia pueda tener un terreno de entre 250 y 500 metros cuadrados según la zona con agua, luz, cloacas, asfalto, veredas, equipamiento comunitario, para ir construyéndose su casa e ir saliendo del hacinamiento, de la esclavitud del alquiler. Vos no necesitas una ley para eso. Tampoco necesitas una ley para garantizar un proceso de adquisición de tierras por parte de los pequeños productores que vayan pagando la compra de la tierra. Tampoco necesitas una ley para hacer un aumento de suma fija de los salarios que garantice que ningún salario esté por debajo de la línea de pobreza.
— ¿Creías que este gobierno, el de Alberto Fernández, iba a cumplir alguna de estas premisas?
— Mira, nuestra caracterización fue muy clara desde el día que Cristina (Fernández de Kirchner) anunció a su candidato a presidente, iba a ser un gobierno conversador que tenía como tarea resolver algunos problemas estructurales que no resolvió. Y que no iba a hacer grandes cambios pero que se abría una pequeña ventana de oportunidad para hacer algunas pequeñas experiencias de política pública. Y nosotros promovimos gente que viene de muy abajo y que demostraron ser los mejores funcionarios para la función. Y cuando vos promovés a alguien como dirigente en la concepción política degrada que hay en la Argentina esa persona es de tu propiedad, es la gente de Grabois. Eso es una cosa espantosa. No es la gente de Grabois, es gente que tiene un programa de política pública que hay que llevar adelante. Que tiene un superior jerárquico.
La definición de Grabois, un dirigente muy cercando al Papa Francisco, es similar a otras que elaboró cuando se cuestiona a integrantes del gobierno que forman parte de su espacio, o por subsidios que reciben cooperativas allegadas al MTE. “Nosotros no creemos que los funcionarios son propiedad de su dirigente, sino que tienen una responsabilidad individual frente al Estado el día que tomaron una función que es cumplir sus objetivos dentro de una estructura jerarquía cuya cúspide es el presidente”, argumenta.
Si bien no la nombra, el dirigente se refiere a la secretaria de Integración Socio Urbana, Fernanda Miño quien está a cargo de la urbanización de los barrios populares.
—Imagino que hablas del Registro Nacional de Barrios Populares
—La urbanización de barrios, que fue premiada la semana pasada en el foro más importante latinoamericano, a partir de una ley que logramos negociar durante el macrismo, presentada por los dirigentes principales del macrismo, porque nosotros sabemos negociar, no como algunos papanatas que se ponen un saco, una corbata, aprenden un inglés chapucero y van arrastrados a la Embajada de Estados Unidos a hacer de cuenta que negocian y lo que hacen es otra cosa. Nosotros negociamos esa ley con el macrismo. Después negociamos durante el gobierno de Alberto (Fernández) con Máximo Kirchner en el Impuesto a las Grandes Fortunas el 15% para integración urbana de los barrios. A través del Registro Nacional de Barrios Populares se realizaron 1.100 obras de integración. Más de 200.000 soluciones para que las familias dejen de estar hacinadas a través del programa Mi Pieza que permitía que si en una piecita dormían ocho, bueno, por lo menos son dos piezas. También logramos hacer un programa extraordinario para los pibes que se nos caen de las manos por las drogas que son decenas de casas convivenciales comunitarias para que los pibes y las pibas no estén tirados en la esquina y tengan un lugar para sanar. Nosotros podemos mostrar resultados en el pequeño espacio de poder que tuvimos colectivamente.
— ¿Y vos crees que si por ejemplo fueras elegido presidente vas a poder profundizar todo esto?
— Mira, hay cosas que tengo absolutamente claro que podemos hacer que son los 500.000 terrenos para las familias de sectores bajos y sectores medios que quieren ir construyéndose su propia casa. Porque a todos los programas, incluso los PROCREAR, que son buenos programas, si vos no tenés el terreno no entras. Entonces el problema básicamente es el terreno. Que en cualquier provincia de la Argentina cerca de las zonas urbanas vale 10.000 dólares y eso es inaccesible. Si un departamento es inaccesible, bueno, pero también un terreno es inaccesible. Eso lo podemos hacer sobre tierras públicas y sobre tierras que el Estado puede comprar cuando todavía no están loteadas que son mucho más baratas y armar los loteos. Eso lo sabemos hacer. Lo podemos hacer.
En este punto Grabois recuerda que hay temas “que tienen una complejidad superior que las estamos estudiando, pero donde tenemos por lo menos perspectivas” y desarrolla: “Desde el programa nuclear argentino, que lo dirige una compañera nuestra que es Adriana Serquis, que es la principal física atómica del país, y que además de eso iba a un comedor y a un merendero. Porque también está la idea de que los que vamos a los comedores y a los merenderos somos estúpidos que vamos con un morral porque no tenemos nada mejor que hacer en nuestra vida. No, tomamos una opción de vida. Hay una falsa concepción de que los que vamos ahí somos pobristas, somos imbéciles y no podemos hacer nada más que repartir guiso. Bueno, están equivocados”.
— ¿Cuál es tu propuesta de seguridad?
— Lo que planteamos como concepto general de Argentina humana es para entender lo que pasa y para buscar las soluciones hay que ver al ser humano. Te voy a dar un ejemplo. Cuando uno escucha propuestas de seguridad escucha patrulleros, cámaras, equipamientos, Taser. Che, y el tipo que va adentro del patrullero, la señora que va adentro del patrullero, el que está como guarda en el Servicio Penitenciario. ¿Cómo está? ¿Cómo está de la cabeza? ¿Está bien, se le está cuidando la salud mental? ¿Hay un programa de bienestar policial? ¿O los usamos para sacar la foto todos formaditos y después pensamos que por arreglarles el patrullero vamos a tener un buen servicio si el ser humano adentro que va adentro está mal? Entonces primero es centrarse en el ser humano. Todos necesitamos ayuda, pero quienes están en esa profesión son los que más ayuda necesitan. Para poder ayudar a los demás mínimamente tienen que estar bien. Las mayores correlaciones con la criminalidad violenta en la Argentina son la deserción escolar, la reincidencia y las adicciones. Esas son las correlaciones principales.
A lo largo de la entrevista con Infobae, Grabois abordará un tema complejo sobre el cual la mayoría de los precandidatos presidenciales no suelen abordar o, si lo hacen, utilizan frases hechas: la alta reincidencia de los delincuentes que son condenados y purgan condena en los penales.
“La cuestión de la reincidencia tiene que ver fundamentalmente con que la gente que entra a un penal sale peor de lo que entra. El que no lo ve es ciego. Entonces, primero, adentro del penal trabajo y educación y después cuando sale del penal rápido a una cooperativa porque no lo van a contratar en una empresa”.
—¿Sobre este punto, cual es la propuesta concreta?
—Nosotros ya lo hicimos por lo menos con 3.000 liberados y liberadas y no tenemos reincidencia. Entonces si no lo haces por humanismo cristiano básico, porque en el Evangelio dice que al preso hay que visitarlo y que la dignidad de cualquier persona, haya hecho lo que haya hecho, sigue intacta, si no lo haces por eso hacelo porque tenés dos dedos de frente y te das cuenta que si vos no incorporas dentro de un esquema laboral a esa persona va a volver a lastimar a otro.
— ¿Por qué del otro lado, por ejemplo, en Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, que supuestamente es una especialista en seguridad, no propone estas cosas?
— Yo creo que fundamentalmente es un tema de marketing político. Es decir, tocar las fibras emocionales de un pueblo es tal vez una de las partes fundamentales de la política. El tema es qué fibras tocas, si la del amor, la solidaridad, el humanismo, o tocas la fibra del miedo. Yo escuchaba su último spot y hablaba del miedo, del miedo, del miedo. Bueno, frente al miedo la reacción del ser humano en general es la violencia. Es un instinto prácticamente, la evolución de las especies. Un animal acorralado reacciona con violencia. Entonces hay gente que vende eso, vende el miedo. Y un pueblo con miedo es un pueblo al que se le pueden restringir sus libertades. Al que se le puede ofrecer palo y muerte. Al que se le puede ofrecer que con pistolas, patrulleros y cámaras vas a resolver los problemas. Y el miedo no te deja pensar. Yo creo que Patricia Bullrich al igual que (Horacio) Rodríguez Larreta, lamentablemente porque él era un tipo que equilibraba la derecha argentina con posiciones de centro, pero al haber elegido a Gerardo Morales se corre hacia una posición de derecha, ambos están tocando esa fibra del miedo que es un clásico de los sectores que coquetean con el fascismo, que coquetean con el bolsonarismo. Y que también el miedo impide tener memoria. Porque estamos hablando de los verdugos del 2001. Los que confiscaron los ahorros. Los que llevaron a la Argentina al mayor nivel de pobreza de su historia. Los que llevaron a la Argentina al mayor nivel de endeudamiento de su historia hasta que vino Macri cuando llegaron por segunda vez. Los que les descontaron el 13% a los jubilados. Es decir, los verdugos que cuando nosotros empezábamos a militar, yo tenía 18 años en el 2001, yo fui uno de los miles, y miles y miles de argentinos que fue a la Plaza de Mayo a protestar y me tocó estar preso a disposición del Poder Ejecutivo nacional, estado de sitio, supresión de las garantías democráticas, algo absolutamente inédito en la historia democrática de la Argentina. Y Bullrich era ministra de Trabajo. Es decir, la señora que nos habla del trabajo y que nos dice gerentes de la pobreza era la ministra de Trabajo. Nosotros nos encontramos con una sociedad destruida. Eso es lo que heredamos como generación. (Gerardo) Morales era secretario de Bienestar Social. Mucho de bienestar social no había. Y (Horacio Rodríguez) Larreta andaba por el PAMI y a los jubilados muy bien no les fue básicamente. Entonces esos son los verdugos de nuestra generación política.. Y después la volvieron a chocar entre el 2015 y el 2019. La volvieron a chocar. Repitieron lo mismo.
— A veces escuchando lo que dicen los jóvenes que van a ir a votar parece que o se espera un mesías para salvar al país o un Abadón exterminador para encontrar justamente una salida. ¿Qué pensás de eso?
— El papa Francisco habla de que hay que tener cuidado con los profetas sin historia. Que son los falsos mesías. Es decir, las soluciones mágicas de personas que salieron de un repollo de repente acaparan el escenario público. Mi interpretación de un profeta sin historia es (Javier) Milei. Que no lo pongo en el mismo canal que a los verdugos del 2001 porque él no estaba ahí. Directamente no tiene historia. Es un falso mesías. Aparece con soluciones mágicas, irracionales, imposibles de explicar, por ejemplo, cómo va a hacer una dolarización sin poder cubrir la base monetaria con dólares. Una cosa muy, muy rara. Y que promete inviabilidades. Por otro lado también hay que comprender que interpela la bronca que hay con algo que se puede llamar casta, se puede llamar aparato. En las instituciones argentinas, en el Poder Judicial, en la política, hay mucho de casta. Y hay que combatirlo. Entonces yo creo que cuando pasa eso de esa necesidad del mesías o del Abadón hay que interpretar ese signo de los tiempos y hay que comprender que necesitamos una dimensión heroica de la política, una nueva épica nacional, pero que esté fundada en valores humanos y no en la destrucción de nuestro tejido social y querer hacer borrón y cuenta nueva con toda nuestra historia.
— El otro día mi hijo estaba escuchando Las pastillas del abuelo y que en una de sus canciones tiene una frase que dice “Hay gente que promete de más y hace de menos”. ¿En la política?
— Mira, yo escuché más amenazas que promesas en esta campaña. O sea, amenazas de todo lo malo que podría pasar si gana uno, amenazas de todo lo voy a hacer si gano yo. Los spots de Bullrich son básicamente una amenaza. Pone figuras y las amenaza. Yo soy una de esas figuras. Antes se aplicaba mucho esa frase en la política, el político iba y prometía. Ahora ni promesas. Porque la promesa en última instancia es un compromiso. Yo no soy enemigo de las promesas políticas porque en la promesa hay una propuesta y después hay algo que reclamarle al tipo, le decís bueno, vos no cumpliste. Ahora, si no hay programa. Si pierdo la interna voy a negociar nuestras propuestas y obviamente acompañar al rival. Y si la gano voy a invitar a mi rival a que me explique cuáles son las suyas porque yo no las escuché. No escuché una. Ni una.
— No escuchaste ninguna propuesta de Sergio Massa.
— No escuché ninguna propuesta de Sergio Massa. Ni de ninguno de los candidatos. Salvo de Milei que dice dolarización, ajuste brutal, etcétera. El resto hace la plancha. ¿Vos tenés en mente alguna propuesta de Massa? Yo no me acuerdo de ninguna. Le escuché ahora una promesa, con la que estoy de acuerdo y espero que la cumpla, en la actividad de la CGT que es un aumento de suma fija para los trabajadores que tienen menores ingresos. Bueno, eso lo venimos promoviendo hace tiempo. Ojalá que la cumpla porque él además de ser candidato es ministro, o sea tiene el poder para hacerlo.
— Cuando decís “necesito que me vote mucha gente para condicionar a la política” ¿a qué te referís?
— Nosotros estamos planteando un camino que es completamente distinto al del aparato político, al del establishment, y en dirección opuesta al otro outsider si se quiere que es Milei. Y ese otro camino que tiene que ver con poner al ser humano en el centro de la naturaleza en el centro tiene medidas concretas para sumar a las que ya te comentaba. Por ejemplo, la prohibición de los desmontes, la destrucción de bosques nativos, la protección de los humedales. Son cuestiones elementales que tienen que ver con las futuras generaciones. Bueno, si nosotros tenemos un buen resultado electoral y ganamos, extraordinario, vamos a hacer un gobierno muy bueno, pero si no ganamos vamos a tener capacidad de condicionar y decir miren, acá hay millones de argentinos que no están de acuerdo en cómo están las cosas hoy con la gestión de Massa como ministro de Economía que ya lleva un año. Entonces en un futuro gobierno de Unión por la Patria por lo menos hay que garantizar 10 puntos y nosotros tenemos claro cuáles son esos puntos y tenemos claro qué es lo que Massa haría y qué es lo que no haría. Nosotros por ejemplo creemos que hay que estatizar Edenor y Edesur y creemos que hay que nacionalizar el litio. Bueno, Massa eso no lo va a hacer. Entonces no le vamos a pedir peras al olmo. El programa de un terreno para cada familia lo puede hacer. Las políticas ambientales que planteamos las puede hacer. El programa de darle a los que nos dan de comer en el sector frutihortícola derechos y posibilidad de tener su propia tierra lo puede hacer. Esa es la perspectiva que nosotros estamos trayendo.
— ¿Y si Massa en caso de ganar la interna no firma o no te asegura que va a cumplir o va a llevar adelante estos 10 puntos qué haces?
— Vas a ver que lo va a hacer porque tonto no es. No tengo ninguna duda. O sea, tiene muchos defectos, pero tonto no es.
“Soy un tipo con muchas limitaciones”
— Entre todas las fotos que tenés está la (Diego Armando) Maradona junto a Fidel Castro. Hay un tema de Manu Chao que dice: “Si yo fuera Maradona viviría como él”. ¿Vos te sentís el Maradona de los dirigentes sociales?
— No. No. Primero nosotros creemos en el héroe colectivo, no en el genio individual. Maradona es un genio y es un genio que la peleó desde abajo. Es uno de esos que salen cada tanto. Yo no soy eso, a mí no me tocó la varita mágica. No soy un elegido si se quiere. O sea, Maradona es un tocado por la varita, viene de otro planeta. Yo soy un tipo con muchas limitaciones, con algunas virtudes, que formo parte de una generación que se forjó peleando con los de abajo contra un sistema que excluye durante muchos, muchos años. Incluso en los gobiernos que mejoraron la distribución de la riqueza. Y las fotos tienen que ver con esto que decía antes de ser fieles a una historia. Y nosotros creemos en la historia de la patria grande, creemos en la historia de una Latinoamérica unida. Y así como hay una foto de Fidel o de Evo también hay una foto de Lula, que no es si se quiere partidario del socialismo del siglo XXI, o puede haber una foto de Kirchner, que cuando fue su gobierno nosotros estábamos en una posición de decir che, sigue habiendo 30 y pico por ciento de pobreza, esto es un escándalo. ¿Por qué? Porque enfrentaron fundamentalmente un proyecto que nos hubiese hecho mucho daño que es el ALCA. Ese fue un momento muy importante en la Argentina. Si vos ves desde ese día en 2005 para adelante fue el proceso más virtuoso económico de los últimos años en la región.
— Entre las fotos hay una frase que tenés recortada en una ventana de Cristina Fernández de Kirchner del libro Sinceramente. La voy a abreviar: “Lo ideológicamente perfecto no es directamente proporcional al fracaso”.
— Sí. Eso tiene que ver con lo que hablábamos antes de las leyes. Eso lo puse cuando estábamos trabajando con la ley de barrios populares y lo repartí mucho. Porque en los procesos de elaboración de leyes como muchas cosas que a mí me ha tocado ver en la vida a veces la gente está más interesada en que diga las palabritas correctas, los eufemismos correctos, que en la posibilidad de aplicar esas políticas y esos proyectos. Entonces a mí el nominalismo, es decir lo políticamente correcto, los eufemismos, donde hay que buscar que el lenguaje, por ejemplo, en el mundo de las personas con discapacidad, que es un territorio en el que me estoy metiendo cada vez más, y de la salud mental. Vos ves a los teóricos, que pueden ser personas con discapacidad o no, y están absolutamente obsesionados porque digas la palabra que tenés que decir.
— En esta sala de reuniones también tenés tres imágenes, que en la campaña dentro de tu espacio político, el peronista, de los que se habla muy poco o casi no de los menciona que son Eva Perón, Juan Domingo Perón y el Papa Francisco.
— A ver, un concepto por ahí de cada uno ¿no? Perón fue el que trajo a la Argentina la planificación y el protagonismo de los trabajadores. A veces algunos malos estudiosos del peronismo plantean que el eje central fue la industrialización. La industrialización venía de antes. Lo que hizo Perón no fue la industrialización, fue la planificación de la distribución y de la aplicación de los recursos propios de la dinámica económica de Argentina y darle protagonismo a los trabajadores y las trabajadoras, y a las mujeres con el voto femenino. De Evita la idea de que donde hay una necesidad nace un derecho. Y en la Argentina hay muchas necesidades que son derechos conculcados. El ser humano tiene derechos inherentes a su condición de persona y a su dignidad.
—¿Y por qué el Papa Francisco?
—El Papa Francisco es una inspiración para nosotros. Una inspiración que no vamos a negar, pero tampoco vamos a caer en esta idea de si es amigo, si hablaste, si no hablaste, todo el radio pasillo es una estupidez, el planteo tal vez más fuerte de su magisterio social que es el de ecología integral. Que es el grito de la tierra y el grito de los pobres es un solo grito. Y que no se puede resolver un problema sin resolver el otro. Eso implica confrontar con la lógica del dios dinero que es la centralidad y la obsesión que tenemos todas las personas, sobre todo los sectores más altos, con la acumulación de dinero y con el consumismo, con la cultura del descarte. Entonces son aprendizajes de esa sabiduría que en algunos casos por ahí de manera más directa y en otros casos de manera más indirecta también nos fue inspirando en un pensamiento que tiene que ver con la originalidad que hay que aplicarle a lo largo de las generaciones, porque lo que se estanca se pudre. Entonces la repetición constante de dogmas tampoco es sana.
— Dónde vas a esperar el resultado de los votos el domingo.
— No sé. No sé. Están preparando algo los compañeros, pero no sé todavía. Pero con mucha paz porque con dos escarbadientes como te decía antes hicimos una cosa linda que es como encender una llamita que se había apagado. Y no sé cómo se va a traducir eso en votos, pero estamos contentos con lo que hicimos.
— ¿Cuál es tu último mensaje como cierre de campaña?
— Cada voto que nosotros juntemos va a ser un voto, un grito de rebelión contra la resignación, contra la injusticia y por un programa de justicia social. Fundamentalmente de lucha contra la desigualdad, contra la miseria, contra la exclusión. Y una perspectiva para las dos fragilidades que tiene nuestra sociedad ¿no? Que son los más pobres y los más jóvenes que no encuentran perspectivas. Bueno, ahí es donde nosotros vamos a poner nuestro esfuerzo, donde vamos a poner cada voto. No hay que creer en esas teorías truchas del voto estratégico, del voto útil. Ningún voto se tira a la basura. Hay que votar con el corazón.
LA NOTA COMPLETA