En el tramo más importante de la campaña hacia las PASO, que se celebran exactamente dentro de una semana, Sergio Massa planea apoyarse en la base histórica del peronismo. Los platos fuertes de los próximos días serán los dos actos que los movimientos sociales y la CGT vienen preparando para mostrarle apoyo al ministro de Economía, que aspira a ser el candidato más votado a pesar de las complicaciones de los altos niveles de inflación e imagen negativa del gobierno nacional. Sólo después de que estén terminadas esas actividades sopesará, encuestas y focus group en mano, el lugar y el formato que le convienen para coronar la carrera de Unión por la Patria, el próximo jueves.
Las muestas de afinidad con el Movimiento Evita y Barrios de Pie, en el estadio de Ferro, hoy; y con los triunviros de la CGT, en Malvinas Argentinas, el martes, serán una ratificación de la estrategia vertebral del último mes y medio, que apunta principalmente a salir a buscar el voto propio, para consolidar adhesiones, con el plan de ampliar hacia las Generales de octubre.
La estategia busca, por un lado, evitar una fuga importante hacia su rival en la interna, el dirigente del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), Juan Grabois, a quien los más optimistas del Frente Renovador ubican en torno al 3 por ciento de intención de voto, y los más pesimistas en el 6. Pero también lograr que aumente la participación, en medio de la ola de desinterés y malestar con la política de los electores, que revelaron tanto la reticencia a responder encuestas así como los altos niveles de ausentismo, voto en blanco e impugnaciones registrados en las elecciones provinciales.
Después, en la General, están convencidos de que lograrán abultar el porcentaje, que aspiran que el próximo domingo supere el 30 por ciento. Dejarán para octubre el desafío más complicado de salir a convencer a los votantes más alejados.
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Desde hace varios días en el entorno de Massa dicen estar convencidos de que logrará consagrarse como el candidato más votado, y los últimos guarismos, aseguran, le indican que hay posibilidades de que Javier Milei, de La Libertad Avanza, quede segundo. Lo cual resultaría un fuerte revés para Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, que disputan entre sí el liderazgo de Juntos por el Cambio, pero miran de reojo, con precupación, a Milei.
La estartegia de Massa es rivalizar, más que con los discípulos de Macri, con el referente de ultraderecha. En su guía de campaña aparece la “discusión con las ideas de Milei”, y no de Bullrich o de Larreta. En particular, con sus propuestas de dolarización y arancelamiento de la educación. Por caso, mañana, en el inicio del tramo clave de la campaña hacia las Primarias, eligió ir a Escobar para encontrarse con trabajadores de rubros donde la mayoría son jóvenes (programación, diseño, tecnología), la franja etaria donde el líder de LLA es más fuerte. Junto al intendente Ariel Sujarchuk, que fue su secretario de Economía del Conocimiento durante unos meses, llevará el caballito de batalla del monotributo tecnológico. Y el lunes visitará la Universidad de San Martín, donde hablará y se mostrará con estudiantes de menos de 25 años.
Según admiten cerca suyo, un ballotage con Milei colocaría al aspirante de UP en el mejor de los mundos, porque creen que al final, los votantes priorizarán a un candidato “experimentado”, en contraposición a un político que, consideran, es visto como “inestable”. En caso de los cambiemitas, lejos del sentido común, sus armadores juran que le conviene un triunfo de Larreta sobre Bullrich, porque “el pelado”, como lo llaman, tendría “muy difícil” capitalizar el grueso de los votos de la presidenta de PRO.
Puertas adentro, en el campamento massista están apurados por mostrar unidad, sobre todo después de que los opositores lograron ponerse de acuerdo, a pesar de la descarnada disputa, en esperar los resultados en el mismo búnker. Aunque no hay acercamientos con Grabois, sí hay un discurso repetido en torno a la cercanía con el kirchnerismo. Por eso, niegan las versiones de que la demora en elegir un lugar para cerrar la campaña se deba a diferencias entre los espacios, según las cuales el ala dura prefiere un acto masivo en un lugar emblemático y tradicional, como La Matanza, y el massismo, por el contrario, se inclina por un estilo “ordenado” en un sitio innovador. Se habla de Tecnópolis, pero también de alguna localidad del interior.
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En el búnker, donde trabaja también el jefe de campaña, Eduardo “Wado” de Pedro, y el consultor catalán Antoni Gutiérrez-Rubi, sólo se atreven a asegurar que el cierre será el jueves a las 18. Pero el lugar dependerá de las miradas de los líderes de cada espacio y de las percepciones que les devuelvan los estudios cualitativos intensivos de opinión pública -focus group- y los referentes sectoriales -en este caso, de los trabajadores-.
En el entorno de Massa aseguran que hay articulación constante con el kirchnerismo en las oficinas del búnker electoral que la cúpula de UP montó en el edificio de un ex banco sobre la calle Mitre al 300 un mes atrás. “Máximo está todos los días, habla con dirigentes de todo el país”, dijo un funcionario afín al diputado, que que tuvo un papel preponderante a la hora de elegir y desechar contendientes en el cierre de listas, y que, más allá de su rol como coordinador, se mantuvo alejado de los focos y los micrófonos durante prácticamente la totalidad de la campaña hacia las PASO.
En los próximos días, Massa se repartirá entre las visitas al conurbano y una incursión al interior. Ayer estuvo en Berazategui, en otra recorrida “de cercanía” en un jardín maternal, con la misma línea orientada al género que había buscado destacar en Merlo durante la semana. Y el lunes estará en el CCK con empresarios de pequeñas y medianas empresas, donde se enfocará la promesa de créditos. Por la noche participará de un encuentro con referentes culturales, para contrarrestar la fuerte inclinación de ese sector, históricamente identificado con el kirchnerismo, por la figura de Grabois.
La última actividad confirmada antes del cierre de campaña provincial, prevista para el miércoles, es el martes, cuando tiene planeado regresar al interior y retomar la suspendida visita a Santa Fe, donde el peronismo acaba de atravesar un fuerte revés en las primarias. Sólo estará en Rosario, donde intentará captar el voto en el distrito esquivo al kirchnerismo, con la histórica agenda basada en su gestión de seguridad en Tigre, hace diez años, y la promesa de “terminar con las retenciones” para las economías regionales en septiembre, como planteó frente a la Sociedad Rural hace 20 días.
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