Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta llegaron por fin a una tregua. En la cuenta regresiva de las PASO, los precandidatos presidenciales de Juntos por el Cambio acordaron finalmente compartir el búnker el domingo próximo (sería en Parque Norte en lugar de Costa Salguero) y este lunes aparecerán en la misma foto de unidad de los líderes del PRO para apoyar la postulación porteña de Jorge Macri. El resto de la semana será vertiginoso, con los dos viajando al interior para los últimos actos proselitistas. El jueves coincidirán en la provincia de Buenos Aires, pero a kilómetros de distancia: Bullrich tendrá su cierre con un acto en Lanús, mientras que Rodríguez Larreta lo hará en La Plata.
Es el último tramo antes de la votación tan esperada: para Bullrich y Larreta, que creen que están ante su gran oportunidad de llegar a la presidencia de la Nación, quien gane las PASO estará a un paso de la Casa Rosada. Y el que festeje el 13 por la noche y el 22 de octubre cambiará su vida y las de millones de argentinos, pero se quedará también con el liderazgo del espacio opositor, además del desafío de hacer un buen gobierno en medio de enormes dificultades socioeconómicas.
El equipo de Bullrich asegura que las encuestas que maneja le dan a su candidata una ventaja importante sobre su rival interno, mientras que los operadores larretistas admiten que el jefe de Gobierno había perdido terreno, aunque ahora afirman que existe un virtual empate. Todos miran los números obsesivamente por más que sean conscientes de que la gente no contesta o no dice la verdad cuando los consultan por su voto, en una expresión concreta del malestar hacia la clase política.
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Ese malestar se tradujo en un elevado nivel de abstención en las distintas elecciones provinciales y todo indica que sucederá lo mismo a nivel nacional en las PASO del domingo. Cuando se sumen a esta tendencia los votos de Javier Milei, un candidato antisistema, podrá medirse hasta qué punto el ciudadano común puso en la mira a la dirigencia política tradicional por la crisis actual del país.
Por eso la urgencia de Larreta y Bullrich por dar señales de que no son enemigos y que desde la mañana del 14 de agosto, gane quien gane las primarias, estarán codo a codo para tratar de derrotar al kirchnerismo en las elecciones del 22 de octubre. El problema es que no podrán sumar automáticamente a los votantes de su rival para los comicios generales: así como a Larreta le costará convencer al electorado duro, a Bullrich tampoco no le resultará sencillo convencer al votante moderado. Eso quiere decir que se necesitarán mutuamente para que JxC regrese al poder. Más que el búnker unificado, la clave está en cómo reaccionarán los ganadores y los perdedores la noche de las PASO. Compartir el predio donde esperarán los resultados los pondrá bajo la lupa: cada palabra, cada gesto y cada clima será analizado al milímetro por cientos de periodistas en tiempo real.
Bullrich accedió finalmente a compartir el búnker el día de las PASO, aunque mantuvo su rechazo a Costa Salguero, reservado por el larretismo y tradicional sede electoral de Macri, porque no coincidía con su idea de que debía tratarse de un lugar ”austero”. En la tarde de este sábado ya comenzaron las charlas con el Sindicato de Comercio, que lidera Armando Cavalieri, para utilizar las instalaciones de Parque Norte. Allí hay suficiente espacio para que cada sector mantenga su privacidad y pueda reunirse al final de la jornada con sus adversarios para la foto que los mostrará a todos juntos.
Será decisiva esa imagen final, aunque primero deberán desarrollarse los últimos 4 días de campaña antes de la veda electoral, acertando en la apelación al voto y sin cometer errores que pueden ser letales. Este lunes será importante para el resto de la semana: por la tarde, Larreta y Bullrich posarán en el cierre proselitista del PRO porteño para apuntalar a Jorge Macri y ante los fotógrafos se sumarán socios fundadores del partido como Mauricio Macri, María Eugenia Vidal y Gabriela Michetti.
Las fotos no dejan de ser imágenes, pero el valor de la palabra es mucho mayor. Por eso la expectativa opositora estará puesta en la reaparición televisiva del ex presidente en la noche del lunes: ¿anunciará su apoyo a Bullrich? Pareció dar un indicio en ese sentido cuando criticó a Vidal con una virulencia llamativa por haber respaldado el proyecto presidencial de Larreta. En su entorno afirman que está meditando al respecto durante este fin de semana, pero anticipan que, como mínimo, insistirá en la firmeza para hacer los cambios en el país, dejando en claro que su favorita es Bullrich sin decirlo.
Si no cruza la frontera del voto cantado, será una forma de preservarse para desempeñar un rol de contención de los precandidatos cuando se conozca quién es el ganador. Hasta ahora, resulta evidente que se siente en sintonía con la dureza de Bullrich y que no comparte el estilo dialoguista de Larreta, a quien sigue responsabilizando por haber querido jubilarlo de la política antes de tiempo.
Más allá de Macri, Bullrich y Larreta desplegarán desde este lunes una agenda endemoniada para clausurar la campaña electoral. La ex ministra de Seguridad viajará mañana a Posadas, Misiones, y por la tarde tendrá la foto de la unidad con Jorge Macri y luego su propio cierre porteño, con una caminata. El martes irá por la mañana a Victoria, Entre Ríos, y por la tarde a Rosario, en una incursión dirigida a recuperar terreno luego del traspié electoral de Carolina Losada. El miércoles volverá a Córdoba, un distrito donde se siente fuerte. Y el jueves, en la provincia de Buenos Aires, el broche final de la campaña se concretará mediante un acto en el Microestadio de Lanús que compartirá con Néstor Grindetti, precandidato a gobernador, y sus principales postulantes. Bullrich ya tuvo su antesala bonaerense este sábado en La Matanza, donde lideró una multitudinaria caravana que recorrió ese bastión del PJ junto a su precandidato a intendente, Eduardo “Lalo” Creus.
El jefe de Gobierno, por su parte, estará este lunes en la foto conjunta del PRO con Jorge Macri y al día siguiente apostará a una postal propia para graficar sus aliados provinciales: en Córdoba, donde quedaron muchos votantes heridos por sus coqueteos con Juan Schiaretti, cerrará la campaña al lado de mandatarios electos que apoyan su plan presidencial como Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Claudio Poggi (San Luis), Marcelo Orrego (San Juan) y Carlos Sadir (Jujuy).
El martes por la tarde, Larreta tiene previsto acompañar el cierre de campaña de Diego Santilli, su candidato a gobernador, que no será nada convencional: “El Colo” no encabezará un acto sino que recorrerá 16 distritos de la provincia (unos 813 kilómetros) a lo largo de 15 horas para mostrar la realidad bonaerense en calles, escuelas y hospitales y presentar sus propuestas de gobierno. El miércoles, el alcalde porteño podría viajar a Santa Fe y Entre Ríos. Y el jueves, el cierre nacional de la actividad proselitista será en el Club Atenas de La Plata, junto con todos sus candidatos.
Entre tanta tensión interna de Juntos por el Cambio, hay dirigentes que se mantienen neutrales en la pelea de los presidenciables: Ignacio “Nacho” Torres, el flamante gobernador electo de Chubut, acompañará el martes a Rodríguez Larreta en Córdoba, pero se quedará en la provincia porque al día siguiente posará para los fotógrafos al lado de Bullrich. El actual senador nacional del PRO ya se reunió con los dos precandidatos para anticiparles su posición equilibrada y asegurarles que en su provincia habrá juego limpio para ambos en las elecciones de octubre. Para sintetizar su postura imparcial, Torres acuñó un lema: “Necesitamos el coraje de Bullrich y la gestión de Larreta”. Es lo que empiezan a entender algunos dirigentes opositores: después de las PASO, Juntos por el Cambio necesitará de los dos aspirantes presidenciales para alcanzar el sueño de volver a la Casa Rosada. Ahora, al menos podrán compartir el búnker para hablar del tema mientras se cuentan los votos.
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