Sin definiciones sobre la agenda para los días inmediatamente previos a las elecciones del 13 de agosto, Sergio Massa terminó de delinear ayer los destinos que visitará durante el último fin de semana de campaña, clave antes de las PASO. El itinerario estará centrado exclusivamente en la provincia de Buenos Aires, con visitas a dos municipios altamente poblados del conurbano, aunque sin el gobernador, Axel Kicillof, que prepara una agenda independiente de la nacional en su búsqueda de la reelección para los próximos días.
El primer destino, de su especialísimo interés, será esta mañana a una fábrica en Tigre, donde la titular de AySA y su esposa, Malena Galmarini, le disputa poder al intendente Julio Zamora. Según las más recientes encuestas del Frente Renovador, la referente local tiene una pelea difícil, que se complicó por las disputas sobre la lista, pero que consideran “ganable”, por tres puntos. Más tarde, también hoy, Massa tenía planeado ir a Morón, donde el kirchnerista Lucas Ghi, de Nuevo Encuentro, busca la reelección con apoyo del ex titular del Afsca, Martín Sabbatella, y tiene perspectivas de imponerse frente a la oposición, que juega dividida. Pero ese desembarco estaba en duda, anoche, por motivos no aclarados.
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El domingo, cuando falte exactamente una semana para las Primarias, el ministro eligió recorrer Escobar, donde Ariel Sujarchuk compite cómodo por un tercer mandato, en una lista única y porcentajes de intención de voto muy por encima del 30 al que aspiran Axel Kicillof y el propio Massa. El municipio del norte era una parada obligada por el caudal electoral, pero también por la relación con el jefe municipal, identificado con el kirchnerismo, a quien incorporó al Ministerio de Economía como secretario de Economía del Conocimiento, aunque sólo duró unos meses antes de regresar a proteger su territorio.
En ninguna de las recorridas está previsto que lo acompañe el gobernador cristinista, Axel Kicillof, con quien Massa coincidió escasamente durante las últimas semanas. El ex ministro de Economía de Cristina Kirchner estará hoy en San Nicolás y en San Pedro; mañana irá a San Vicente; el martes a Bahía Blanca, y probablemente cierre la campaña el miércoles, en Mar del Plata.
El cronograma de los próximos días será una nueva demostración de la bifurcación entre la campaña nacional y la provincial. Una característica que en el comando electoral se niegan a atribuir a una falta de coincidencia en la estrategia, como admiten off the record cerca de ambos precandidatos. En cambio, aseguran que la separación es intencional, porque les permite abarcar mayor cantidad de distritos, si bien ambos aspirantes repitieron destinos, con diferencia de días. Por caso, Kicillof ya estuvo en Escobar, días atrás.
“En provincia están con la campaña del Clio, creen que ganaron por eso, pero no tiene importancia. La campaña bonaerense siempre es una campaña nacional y esta no es una excepción”, pasan factura en el Frente Renovador. “No hay que sospechar”, relativizaba, por el contrario, un intendente. “No son mejores amigos, pero están bien entre ellos. Y a nosotros nos conviene, nos permite tener mayor visibilidad nacional más veces”, dijo.
Las diferencias en la agenda de los líderes nacional y provincial se suma a la distancia con Alberto Fernández en el armado. El Presidente, que estuvo en los actos iniciales, durante las últimas semanas no fue invitado a las recorridas, y armó su propio programa solo, o con los ministros más cercanos. Mientras que, por motivos distintos, Cristina Kirchner tampoco estuvo presente en la campaña.
Si bien en el trecho inicial se encargó de respaldar al precandidato para despejar sospechas de tensiones, la vicepresidenta apareció en público contadas veces. La última fue ayer, de manera virtual, cuando la vicepresidenta le dio una fuerte señal de apoyo al intendente matancero, Fernando Espinoza, en la interna con la dirigente de Movimiento Evita, Patricia “Colo” Cubría, al recibirlo en su despacho del Senado y publicar un video que los mostraba juntos, con una nota elogiosa de su gestión.
Cada visita de campaña de Massa se confirma muy cerca de la fecha y a cuentagotas. Las recorridas son construidas día a día, a contrarreloj, siempre en consulta con el consultor catalán Antoni Gutiérrez-Rubi, ideólogo de la estrategia general, y el jefe de campaña, Eduardo Wado de Pedro, ministro del interior y alfil de Cristina Kirchner, dedicado cada vez más a la rosca política, y el encargado de proponerle y organizarle a Massa el grueso de las reuniones con dirigentes y actividades en el territorio.
El formato proselitista en la provincia de Buenos Aires durante el período final seguirá los lineamientos de “cercanía” que bajaron los coordinadores hace un mes, con vecinos o sectores, sin actos masivos ni grandes discursos. Un estilo que Gutiérrez-Rubi recomendó en un momento de desencanto del electorado con la política en general, que se verifica en la reticencia a responder encuestas o mostrarse indecisos, pero también en los altos niveles de abstención, voto en blanco e impugnaciones que se registraron en los comicios provinciales.
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Massa cumplió con la pauta de intimidad dictada por Rubí siempre que el contexto se lo permitió, pero hubo excepciones. Por caso, su equipo aceptó, a regañadientes, que las visitas a San Juan, La Rioja y Tucumán incluyeran sendos actos con 20, 30 y 65 mil personas. “Los gobernadores estaban convencidos de que era la forma en sus distritos, no se los íbamos a discutir”, dijeron en el búnker de la calle Mitre al 300.
Ahora, se abre la interrogante sobre el formato del cierre de la campaña. Está en debate si hacer una convocatoria amplia, para mostrar fuerza, o privilegiar la proximidad para no alterar la frágil paciencia de los votantes con la dirigencia. El kirchnerismo se vuelca por la primera opción. Por caso, Kicillof hizo varios despliegues en distintos escenarios, con arengas ante el micrófono; una de las últimas, justamente, en Escobar. Y Máximo Kirchner suele privilegiar ese tipo de demostraciones populares.
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La fecha clave del período que se abre hoy será el próximo jueves, horas antes del comienzo de la veda electoral del viernes. Pero el lugar, cuando falta una semana para el comienzo de las restricciones, aún es un misterio. Aparecen como posibilidades, según el “radiopasillo” de la política nacional, La Plata y Tecnópolis, el complejo tecnológico de Villa Martelli inaugurado por Cristina Kirchner durante su apogeo y desde entonces asociado indefectiblemente a su figura. También la ciudad natal de la ex mandataria sería una reivindicación de su papel, además de una señal de apoyo a la reelección de Kicillof, que administra desde el centro platense el distrito más poblado, donde el kirchnerismo se juega su futuro en el tablero político. Se habla también de La Matanza, una hipótesis que tomó fuerza a partir del tuit de CFK ayer. Y algunos inclusive consideran conveniente elegir una provincia.
Ayer Massa hizo la última escala de la gira federal que le organizó “Wado” de Pedro durante las últimas dos semanas y que incluyó a provincias del Norte y del Centro del país. Fue en Córdoba, donde intenta seducir a los dirigentes que respondían al fallecido gobernador José Manuel de la Sota y que quedaron huérfanos durante los mandatos de Juan Schiaretti. Un trabajo fino y de larga data, que un armador de la escena local ancló en enero, cuando el ministro nombró como titular de la Casa de la Moneda a un delasotista de la primera hora, Ángel Elettore.
Ninguna de las opciones para clausurar la carrera proselitista está confirmada, al igual que las presencias de Cristina Kirchner y Alberto Fernández.
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