El hombre, de unos 70 años, habla con Patricia Bullrich y se larga a llorar. Le confiesa que lo único que quiere es que sus hijos y sus nietos vivan en un país mejor. Una mujer de una edad similar le asegura que no aguanta más la inseguridad y le pide que “haga algo”. Un comerciante afirma que le cuesta mantener el negocio abierto porque paga todos los impuestos y los sueldos de sus empleados, pero se queja de que “pocas ventas y mucho vendedor ambulante que nos saca clientes”. La escena se repitió, con historias similares, a lo largo de una cuadra del centro de La Plata que recorrió la precandidata presidencial de Juntos por el Cambio. Lo mismo le sucedió a Néstor Grindetti, su precandidato a gobernador bonaerense.
Pensaban recorrer tres cuadras hasta llegar a un acto en la esquina de los Tribunales Federales platenses, pero no pudieron: tardaron casi media hora en caminar sólo 100 metros. Como si fueran estrellas de rock, Bullrich y Grindetti se prestaron a infinidad de selfies, charlaron con cada persona que los saludaba y entraron a casi todos los comercios, donde el dueño o los vendedores los esperaban en la puerta. Los acompañó Juan Pablo Allan, candidato a intendente de La Plata por el bullrichismo, que competirá en las PASO con Julio Garro, el actual jefe comunal, que buscará su reelección y es apoyado por el larretismo.
Bullrich escuchó a todos y les pidió que la ayuden con el voto, sin separarse de Grindetti y de Allan, en medio de un enjambre de fotógrafos, militantes y transeúntes que revolucionó la zona. La precandidata presidencial no les hizo caso a sus asesores, que la apuraban para comenzar el acto con puntualidad y llegar al resto de las actividades. Venía de dormir pocas horas por su visita a Chubut para celebrar el triunfo de Ignacio “Nacho” Torres en la elección de Chubut y todavía le faltaba una conferencia de prensa para periodistas locales, la filmación de un video con su precandidato a intendente en la calle y otro con su postulante a gobernador en un estudio porteño, más una cena con empresarios para recaudar fondos.
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Finalmente, aceptó subirse a un auto para llegar a tiempo al acto callejero en la esquina de 8 y 51, a 300 metros de allí, donde unas 1.000 personas la esperaban con sus celulares en mano, preparados para la foto o el video, y el estribillo que vaticina que “en octubre será presidente”. El público era muy variado, pero el entusiasmo fue el mismo. Primero habló Allan, el anfitrión, en un discurso muy aplaudido: “Queremos transformar el país y la ciudad -señaló-, recuperar el orden que se necesita para que vuelvan a funcionar de forma correcta la educación, la seguridad y el tránsito, para que la vía pública sea para el ciudadano y que los sectores productivos puedan trabajar sin el agobio de impuestos ridículos”.
Después, Grindetti arrancó su discurso con precisiones sobre el lema bullrichista “es todo o es no es nada”. “Cuando nosotros decimos es todo o nada, es todo a los 190 días de clase y es nada a la doctrina Baradel que lo único que hace que los pibes no aprendan. Cuando decimos es todo es que no haya inflación, es nada a la inflación de 140% que generó el candidato a presidente del kirchnerismo. Cuando decimos es todo es que los ciudadanos de bien podamos caminar tranquilos por la calle y cuando decimos es nada es cuando todos tenemos miedo porque todos los días pasa algo y cada vez con más violencia”.
El precandidato a gobernador le apuntó luego a Axel Kicillof: “El gobierno de la provincia se ha olvidado de la gente. ¿Quién de ustedes en los últimos cuatro años vio al gobernador pensando, ocupado, hablando de los problemas que a ustedes los aquejan? El gobernador teoriza sobre economía, rosquea en la interna, le pregunta a Cristina qué tiene que hacer, pero nada sobre los problemas que a ustedes los ocupan. Estamos mal en seguridad, estamos mal en educación, mal en el funcionamiento de un Estado paquidérmico que lo único que hace es cargar una mochila de piedra al sector privado. Vamos a romper con todo eso, vamos a cambiar ese Estado y tener uno más eficiente y cercano a la gente”.
Finalmente, Bullrich, en discurso de unos 20 minutos, despertó las primeras ovaciones cuando afirmó: “Un cambio verdadero es posible si tenemos decisión y coraje para hacerlo. Ayer en Chubut, después de 20 años, en contra del aparato, del clientelismo, de la plata y del apriete total, Juntos por el Cambio le ganó el peronismo”. Y destacó que Torres “le ganó a un peronismo desesperado por aferrarse al poder con una campaña austera, cercana a la gente, caminando mucho la calle, los pueblos, y sin gastar millones en publicidad”. “Esa la fórmula para ganarle en estas elecciones al kirchnerismo”, aseguró.
Uno de los momentos en los que estallaron los aplausos más fuertes fue cuando la precandidata presidencial mencionó a las Fuerzas Armadas y habló de “cuidar” a las fuerzas de seguridad. Al referirse a las prioridades de su programa de gobierno, Bullrich mencionó “los bienes públicos, los jubilados, la seguridad, la educación, la salud y las Fuerzas Armadas” y agregó: “En seguridad ustedes ya me conocen y la filosofía que tengo es clarita, primero defendemos a la población, es la razón del servicio que tienen que brindar las fuerzas de seguridad, las policías. Segundo, cuidamos a los que nos cuidan. A los policías, cuando les damos un salario, les damos una obligación, pero los cuidamos”.
A continuación, anticipó que propondrá “un acuerdo institucional con todo país para que se termine el uso indiscriminado de los gastos” en el Estado y prometió: “Vamos a ser el gobierno más austero que recuerde la historia argentina y vamos a ir por la austeridad porque el ejemplo mueve, y vamos a trabajar con transparencia y a plantear un acuerdo para la despolitización total y absoluta de la justicia porque los jueces tienen que tener un solo sentido, que es el sentido de la ley y de la Constitución”.
Bullrich advirtió que si llega a la Casa Rosada habrá sectores que “desde el primer día van a intentar generar miedo” y por eso pidió: “Sólo tengámosle miedo a seguir viviendo en esta decadencia. No le tengamos miedo a animarnos a sacar el cepo para que las inversiones vengan. No tengamos miedo de salir a decir que queremos un país donde haya convivencia y se terminen los piquetes. No tengamos miedo a decir que queremos vivir con la gente trabajando y no con planes sociales”.
“Voy a poner todo el coraje y a los que se nos quieran cruzar en el camino les aviso que nuestro camino va a ser ganado legítimamente por las elecciones -dijo-. No lo vamos a negociar por nada en el mundo. El cambio no se negocia, el cambio es la vida de los argentinos, de cada familia, y no lo negociamos”.
El final del acto fue con los candidatos y el público levantando la boleta completa que encabeza Bullrich (en un llamado a no cortarla y apoyar a Allan en su pelea contra Garro) y luego, más pedidos de selfies, ruegos de que los dirigentes opositores no se peleen y el “Patricia Presidente” que no se apagaba.
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