De ahora en adelante quedan ocho elecciones provinciales, además de la nacional, que si las encuestas no fallan en forma grosera, debería terminar cuando se lleve a cabo el balotaje el 19 de noviembre. De lo que aún queda por resolverse, las posibilidades de que el peronismo obtenga triunfos en el interior del país es bastante baja. Podría perder más de lo que gane.
La derrota en Chubut en manos de Juntos por el Cambio fue golpe duro. No tanto por lo que implica la provincia en términos electorales - representa el 1,34% del padrón nacional -, sino por el impacto que genera haber perdido la conducción de otro gobierno provincial de cara a la elección nacional.
La coalición opositora ya le arrebató al peronismo el gobierno de tres provincias. Ganó en San Luis, donde los hermanos Rodríguez Saá gobernaban desde 1983, con la interrupción de cuatro años donde gobernó Claudio Poggi, quien se volvió opositor y ganó la elección en junio. Es decir, destronaron una estructura de poder que tenía 40 años.
Si bien actualmente Alberto Rodríguez Saá, actual gobernador, no está alineado a Unión por la Patria, durante gran pare del gobierno de Alberto Fernández si lo estuvo. Además, en el peronismo entienden que los votos de Poggi serán trasladados a Juntos por el Cambio el día de las elección nacional.
La oposición también ganó en San Juan, donde cortó con 20 años de gobiernos peronistas encabezados por José Luis Gioja y Sergio Uñac. Marcelo Orrego se alzó con un triunfo inesperado para el micromundo de la política nacional. Fue en esa elección donde el oficialismo asumió que el panorama podía empezar a complicarse en el camino hacia los comicios presidenciales.
El último domingo Juntos por el Cambio ganó en Chubut. Ignacio Torres le puso punto final a 20 años de gestiones del peronismo que arrancaron con los mandatos de Mario Das Neves y continuaron con los años de gobierno de Mariano Arcioni. Torres ganó por poco más de un punto y logró una victoria en el sur del país, región que le suele ser esquiva a la oposición.
Hasta el 13 de agosto, cuando se lleven adelante las PASO, no habrá más elecciones provinciales desdobladas. Pero ese día se votará, además de las primarias nacionales, en cinco distritos: CABA, Buenos Aires, Catamarca, Entre Ríos y Santa Cruz.
Entre el segundo domingo de agosto y el 22 de octubre, cuando el país y esos cinco distritos tengan las elecciones generales, se definirán los gobiernos de tres provincias. Serán tres fines de semana seguidos en septiembre que dejarán un nuevo mapa político en la Argentina.
El 10 de septiembre serán las elecciones en Santa Fe. Allí el peronismo perdió por 35 puntos frente a Juntos por el Cambio. La coalición opositora logró el 63% mientras que el oficialismo local alcanzó casi el 28%. La diferencia fue brutal y en el peronismo entienden que la sentencia está firmada.
Marcelo Lewandowski, candidato de Unión por la Patria, se sintió solo en las PASO. Entiende que no tuvo apoyo del gobierno nacional ni del gobierno provincial, que conduce Omar Perotti. Tal es así que la relación entre ambos es tirante y recién ahora están intentando trazar una estrategia común.
Después de la derrota Lewandowski recibió el apoyo de Sergio Massa, que tenía previsto ir este miércoles a Santa Fe pero suspendió el viaje por una cuestión de agenda. El peronismo necesita acortar la diferencia para quedar mejor parado en una provincia clave en términos electorales, ya que es el tercer distrito electoral más importante del país con el 7,96% de electores a nivel nacional.
En el peronismo provincial asumen que hay personas que votaron en la interna de Juntos por Cambio para dirimir el duelo entre Carolina Losada y Maximiliano Pullaro, que en la general pueden desviar su voto hacia ellos. Sin embargo, la diferencia es muy grande y, a priori, parece irremontable. En la alianza oficialista dan por perdida la elección en Santa Fe.
El domingo 17 de septiembre habrá elecciones generales en Chaco. En las PASO Jorge “Coqui” Capitanich, actual gobernador, se encontró con una derrota impensada. La sociedad chaqueña, conmocionada por el asesinato de Cecilia Strzyzowski, le dio vuelta la cara. La derrota fue por 6 puntos y encendió las alarmas en una provincia donde el peronismo pisa muy fuerte.
Capitanich parecía número puesto hasta el homicidio de la joven, por el cual están detenidos los tres integrantes de la familia Sena. Los dirigentes sociales Emerenciano Sena y Cecilia Acuña tenían una estrecha relación con el Gobernador, motivo que parece haber generado un impacto en la resolución de las elecciones primarias.
En Unión por la Patria confían en que la elección se puede revertir aunque saben que será difícil. La moneda está en el aire y nadie sabe de que lado caerá. Perder Chaco en la antesala de las elecciones generales sería otro golpe fuerte e imposible de disimular. Leandro Zdero, el candidato de Juntos por el Cambio, tendrá el apoyo cerrado de toda la alianza opositora.
Por último, el domingo 24 de septiembre, se llevarán adelante las elecciones en Mendoza. Allí Alfredo Cornejo le ganó la interna a Luis Petri y Juntos por el Cambio obtuvo el 42% de los votos. El segundo fue Omar de Marchi -que tomó distancia de la coalición opositora porque no lo dejaron participar en las PASO- que sacó el 20%. En el tercer lugar quedó la opción peronista, con fuerte impronta K, que obtuvo el 16%.
Para el peronismo la elección en Mendoza está terminada. No hay posibilidad de remontar el resultado. Con ese escenario, Unión por la Patria podría llegar a las elecciones generales con dos o tres derrotas provinciales en menos de un mes. Si eso sucede, Juntos por el Cambio gobernaría a partir de diciembre el doble de distritos que gobernó durante la gestión de Mauricio Macri, donde conducían los destinos de cuatro provincias y la Ciudad de Buenos Aires.
En las elecciones que estarán alineadas a la nacional la situación es distinta. En Catamarca Raúl Jalil, actual gobernador, tiene grandes chances de ser reelecto. Las PASO serán la encuesta más fehaciente. En el otro extremo del país el peronismo podría retener Santa Cruz, hoy gobernada por Alicia Kirchner.
En la provincia, donde hay ley de Lemas, habrá tres candidatos del oficialismo. El intendente de Ríos Gallegos, Pablo Grasso; el intendente de El Calafate, Héctor Belloni; y el secretario gremial de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), Guillermo Polke.
Las tres ciudades más importantes en términos electorales son Río Gallegos, El Calafate y Caleta Olivia. Por eso en el oficialismo provincial creen que tener a dos de los tres intendentes compitiendo generará que haya una gran tracción de votos en lugares claves. Además, es un territorio donde el kirchnerismo pisa muy fuerte por su anclaje histórico. Un triunfo sería lógico, una derrota, en cambio, tendría un fuerte impacto simbólico.
En Entre Ríos la situación es distinta. Rogelio Frigerio, candidato de Juntos por el Cambio, aparece como la principal opción para generar un nuevo triunfo opositor en una provincia gobernada por el peronismo. El ex ministro del Interior había marcado una diferencia importante en las encuestas apenas presentó su candidatura pero, con el correr de los meses, la distancia se fue acortando.
En el peronismo entrerriano sostienen que esa situación se generó por dos motivos. Uno es por el desgaste que le genera la interna nacional que protagonizan Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrrich. Otro es porque mientras Frigerio se afianzaba como candidato, el oficialismo, que conduce el gobernador Gustavo Bordet, estiraba la definición de la candidatura, que finalmente fue para el actual intendente de Paraná, Adán Bahl.
En Unión por la Patria vislumbran una elección complicada pero que no está definida. En el oficialismo provincial destacan un hecho clave que los puede ayudar a ganar la elección: la candidatura de Sergio Massa mide muy bien en el distrito y en tres de las cuatro ciudades determinantes para el desarrollo de la elección.
En ese sentido, piensan que el efecto arrastre que puede generar Massa con la candidatura nacional puede terminar beneficiando la candidatura a gobernador. Y, además, aseguran que están mejor parados en muchas intendencias, que permitirían empujar la candidatura provincial de abajo hacia arriba.
La peor situación la tienen en Gualeguaychú, mientras que están mejor posicionados en Concepción del Uruguay, Paraná y Concordia. En la sumatoria de las cuatro ciudades, y según encuestas que manejan en la gobernación local, el promedio es positivo. Por eso creen que están en carrera y que las condiciones contextuales pueden contribuir al triunfo.
En la Ciudad de Buenos Aires el peronismo da por perdida la elección antes de arrancar, pero se espera que Leandro Santoro logre sacar por encima del 20% de los votos para consolidar el segundo lugar. Depende de quien sea el ganador de la interna de Juntos por el Cambio, entre Jorge Macri y Martín Lousteau, aparecerá la posibilidad de pescar votos en la pecera opositora. Si el dirigente radical queda en el camino, es posible que algunos votantes encuentren en Santoro una opción de cara a los comicios generales.
La elección en la provincia de Buenos Aires será determinante. Axel Kicillof esta bien parado para luchar por su reelección. Desde hace tiempo que es el candidato del peronismo que mejor mide en todas las encuestas. Del otro lado aparece la sumatoria de votos que obtengan Diego Santilli y Néstor Grindetti, aspirantes de Juntos por el Cambio que decidieron no traducir la interna de Rodríguez Larreta y Bullrich a la provincia.
En el gobierno de Kicillof aseguran que la elección se presenta muy pareja y que el resultado es incierto. Saben que el contexto económico impacta de lleno en muchos votantes del conurbano bonaerense y que la gestión tiene un desgaste natural acentuado por la interna que se vivió, a gran escala, en el gobierno nacional.
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