Entretelones del rally de campaña de Massa en el Norte: entre la arenga por el acuerdo con el Fondo y las dudas por la economía

Envalentonado en la gira de San Juan, La Rioja y Tucumán, el ministro planteó el SLA como parteaguas de la carrera hacia las PASO. En Hacienda evitan proyectar sobre la inflación y esperan la confirmación de los yuanes para pagar el próximo vencimiento. Esta semana irán a Mendoza, San Luis y Santa Fe

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Sergio Massa el sábado por la mañana junto a su compañero de fórmula, Agustín Rossi, en Tucumán, la última escala de la gira que también incluyó a San Juan y La Rioja
Sergio Massa el sábado por la mañana junto a su compañero de fórmula, Agustín Rossi, en Tucumán, la última escala de la gira que también incluyó a San Juan y La Rioja

“Estoy para un tercer acto, eh”, les dijo Segio Massa, con tono enérgico, a los miembros de la comitiva que lo acompañaba a bordo del Tango 04 en su pequeña gira por el norte del país: tres provincias en 40 horas. Era la noche del viernes y aterrizaban después de una jornada pesada en Tucumán, el tercer y último distrito que visitaban en 24 horas. Antes, el ministro de Economía había dado -en realidad, gritado- dos discursos de campaña frente a los miles de seguidores que habían conseguido reunir, para mostrarle fidelidad, los gobernadores Sergio Uñac y Ricardo Quintela, en San Juan y La Rioja. Y a la mañana siguiente haría lo propio frente a -según los organizadores- 60 mil tucumanos convocados con el mismo fin por el gobernador, Juan Manzur, y su sucesor en diciembre, Osvaldo Jaldo, en un predio de Banda del Río Salí.

El candidato presidencial de Unión por la Patria se mostró exhultante durante todo el periplo por el acuerdo con el FMI. Desde que organismo multilateral oficializó el Staff Level Agreement (SLA), el viernes a la mañana, no se cansó de remarcar ante quien lo escuchara que sentía un “antes y un después” de su gestión y en la campaña. En el viaje lo seguían el titular de Interior, Eduardo Wado de Pedro; el jefe de Gabinete y compañero de fórmula, Agustín Rossi, el asesor Julián Domínguez, el secretario de Producción, Ignacio de Mendiguren, y el secretario del Consejo de la Economía Popular y el Salario Social Complementario, Daniel Menéndez.

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“Hasta ahora sentía que hacía campaña con una tachuela en el zapato. Ahora que se sacó de encima al fondo hasta noviembre, va a ser distinto”, dijo uno de sus colaboradores desde La Rioja, antes de terminar una de las últimas actividades del itinerario local en el estadio “Superdomo”. Allí, tras bambalinas en un encuentro cerrado del ministro con funcionarios, el gobernador, Quintela, le dijo al resto, con ímpetu frente al precandidato: “Muchachos, tenemos Presidente”, y lo abrazó teatralmente.

A pesar de los festejos y el envalentonamiento a dos semanas de las PASO, Massa, que pretende a partir de ahora dedicarse a pleno a la campaña, apenas pudo dejar a un lado el rol de ministro. El viernes por la noche, 12 horas después del anuncio del acuerdo técnico, encabezó la última teleconferencia diaria en una habitación del hotel Sheraton, donde se alojó para la visita tucumana, con su jefe de asesores, Leonardo Madcur, y el titular del Banco Central, Miguel Pesce.

Era el tercer encuentro virtual del día: a la mañana, temprano, había cerrado los detalles finales del acuerdo con el FMI, que salió en un comunicado elaborado por su jefe de Comunicación, Santiago García Vázquez, con sus pares del Fondo, Julie Kozak y Maria Candia. Y a la tarde se había recluido en un cuarto del área de vestuarios del Superdomo de La Rioja, donde acababa de predicar frente a una multitud, para participar en la asamblea de la CAF de la que dependía la aprobación de los 1000 millones de dólares que servirán para pagar una parte de la deuda.

Para mostrar compromiso con su candidatura, Ricardo Quintela recibió a Sergio Massa con un acto masivo en el Superdomo de La Rioja
Para mostrar compromiso con su candidatura, Ricardo Quintela recibió a Sergio Massa con un acto masivo en el Superdomo de La Rioja

En los próximos días la dinámica no será muy diferente. Massa no podrá evitar adentrarse en el ruedo de la complicada gestión económica, que en rigor nunca soltó: están pendientes gestiones para asegurar la llegada de los yuanes del Banco de China que le permitan afrontar los vencimientos del 31 de julio y el 1ro de agosto. Y falta la aprobación del directorio del FMI para confirmar el desembolso de los 7500 millones de dólares, un hecho económico-político que se produciría después del receso de verano del organismo. .

Además, están por verse las reacciones al acuerdo y a las medidas que tomó Hacienda para facilitarlo, entre cuestionamientos de la oposición al Gobierno por la devaluación fiscal que se aplicó entre el domingo y el lunes a través del impuesto país para las exportaciones y el dólar agro, y el impacto que podrían tener en la inflación. Los funcionarios de la cartera, después de la promesa fallida de que lograría una inflación del 3 por ciento para abril, evitan arriesgar cualquier proyección concreta. “Ya nos pasó con lo de la sequía. No vamos a cometer el mismo error”, se mutean, y se limitan a recordar que en el último indicador hubo una tendencia a la baja. También estarán atentos al valor de las múltiples divisas en la apertura de los mercados, el lunes, aunque se exhiben confiados en que después del acuerdo reinará la estabilidad cambiaria.

Sin nombres propios, excepto Massa

Puertas afuera, el tour norteño de un día y medio también estuvo atravesado de principio a fin por la economía, entre las propuestas de campaña, muy amplias, con foco en el empleo y el “desarrollo productivo”; y las reivindicaciones de “soberanía” por el pago de los próximos vencimientos de la deuda, que aún no se concretaron y para los cuales faltan ultimar gestiones.

Massa cerró todas las arengas con los mismos conceptos que se llevó desde el búnker de campaña de la coalición, en el centro porteño: “orden”, desde el punto de vista de la “estabilidad económica”; y confrontación con las propuestas de dolarización y privatización de la universidad que promueve Javier Milei, aunque en ninguna alocución mencionó al líder de La Libertad Avanza. Tampoco nombró a Mauricio Macri, a Patricia Bullrich, ni a Horacio Rodríguez Larreta, de Pro, en contraste evidente con el resto de los dirigentes del oficialismo, que no suelen omitir a los “enemigos” de sus discursos. En sus alusiones a los opositores, Massa se limitó a las palabras “ellos” y “pasado”. “Cada uno tiene su estilo. Sergio tiene el suyo. La gente sabe quiénes son, no hace falta nombrarlos”, justificaron la diferenciación en su entorno.

En el campamento massista evalúan muy de cerca los números que les arrojan las encuestas. Las últimas, aseguran, les daban como ganador de la interna de JxC a Bullrich, la presidenta del partido y líder del los “halcones”, la precandidata de la coalición cambiemita más distante del oficialismo. Pero en el Frente Renovador, contra ciertos análisis, no festejan esas tendencias. Al contrario, creen el escenario más conveniente para Massa en las elecciones generales sería rivalizar con Larreta. “Lo que tenemos es que gran parte de los votos de Patricia no se vuelcan en Horacio”, explican en el círculo de confianza del precandidato. Mientras tanto, se muestran reacios a hablar de la interna propia que La Cámpora le habilitó Juan Grabois, y minimizan el impacto de la figura del líder del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) en la performance de Massa en las PASO. “Lo poco que gane después se nos va a sumar a nosotros”, deslizó un funcionario.

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También el presidente Alberto Fernández, que aparece con un rol desdibujado en la campaña, estuvo ausente de los discursos, y apenas hubo reivindicaciones a la gestión nacional. Sí a las negociaciones con el Fondo, con referencias a la “soberanía”. La campaña, como sugirió el asesor Antoni Gutiérrez Rubi, gira prácticamente de manera exclusiva a la figura de Massa, y durante la recorrida por el norte esa premisa se cumplió.

De Pedro viajó con Massa como candidato a primer senador -habló dos veces ante la militancia- pero principalmente, como jefe de campaña, encargado en la diaria de gestionar, proponer y agendarle visitas y encuentros políticos al precadidato que ocupó el lugar que él quería, con apoyo de Cristina Kirchner.

El espíritu de la presencia de “Wado” en la gira era, a la vez, mostrar unidad entre el massismo y el kirchnerismo. Pero durante la gira en público sólo se mencionó al pasar a Cristina Kirchner, que nunca pudo recuperarse de la imagen negativa con la que terminó su segundo mandato en la mayor parte de las provincias, más allá de las fronteras del conurbano bonaerense. En el entorno del ministro de Economía se negaron a revelar, ante una consulta de Infobae, si había conversado con la vicepresidenta sobre el SLA del Fondo. “Aunque la prensa esté ansiosa, Massa no divulga conversaciones políticas que no tienen por qué trascender”, argumentaron.

Ayer, al regreso del Norte, Massa tenía previsto desembarcar en el conurbano, con una caravana que organizaba el intendente, Fernando Espinoza, con el gobernador, Axel Kicillof. Finalmente, la actividad se suspendió, según dijeron en el Norte, por cuestiones de agenda: no les alcanzaba el tiempo al regresar de Tucumán. Pero el precandidato presidencial también declinó hoy una invitación del jefe provincial para sumarse a una actividad más reducida, en el mismo distrito. Aunque en sus cercanías lo nieguen, circularon fuertes rumores de que el ministro, en realidad, quería evitar quedar envuelto en la interna local, donde la referente de Movimiento Evita, Patricia “Colo” Cubría le disputa poder al kirchnerismo que lidera Espinoza. Finalmente aterrizó pasadas las 14 en el aeroparque, pero, decidido a imponer sus propios tiempos, rehusó sumarse a una actividad reducida que le ofrecían en el mismo distrito.

Hoy sí regresará al conurbano, con una visita a Merlo, donde manda el kirchnerista Gustavo Menéndez y el panorama político es más claro. Participará de una actividad vinculada al género organizada por su hermana, la actual intendenta, Karina Menéndez, junto a la titular de AYSA y candidata a intendenta de Tigre, esposa de Massa, Malena Galmarini. Y el martes tiene previsto volver al interior. Estará en Mendoza, donde Juntos por el Cambio se aseguró un nuevo mandato en las últimas elecciones; en San Luis, tierra de Alberto Rodríguez Saa; y en Santa Fe, donde el oficialismo viene de una fuerte derrota.

Massa, aunque no está confiado, cree que tiene posibilidades de dar vuelta, a nivel nacional, las provincias donde el PJ sufrió reveses, incluida San Juan, uno de los destinos visitados entre el jueves y el viernes. A dos semanas de las PASO, con una campaña es unipersonal, donde mezcla liturgia peronista con gestión económica, aspira a ubicarse como el candidato más votado. Y aunque suele decirles a sus interlocutores que no mira encuestas, es consciente de que enfrenta un panorama complicado, donde los candidatos de Juntos por el Cambio aparecen muy competitivos. Además de pagarle al Fondo, tiene la necesidad de encender la mecha de una campaña que arrancó apagada. Además del acuerdo por la deuda, en Economía esperan que también la gira que terminó el sábado al mediodía funcione como parteaguas en el empedrado trayecto hacia la primera batalla nacional en las urnas.

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