Faltan exactamente tres semanas para las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), pero Unión por la Patria, a pesar de los esfuerzos, no logra aún terminar de coordinar los pasos de la campaña, atravesados por las internas históricas, que provocan marchas y contramarchas en la coalición de gobierno.
Este fin de semana, por caso, Alberto Fernández, el precandidato presidencial, Sergio Massa, y el primer postulante para el Senado por la Provincia, Eduardo “Wado” de Pedro, pensaban participar de una recorrida “patriótica” por Tecnópolis en el comienzo de las vacaciones de invierno para insuflar aires positivos en el ambiente complicado por la crisis económica en la previa de los comicios. Pero, aunque los principales espacios de la coalición de gobierno especularon hasta último momento sobre la conveniencia de llevarlo a cabo, finalmente desde el massismo dijeron que se había dado de baja. En la Casa Rosada y en Interior decían que no lo tenían confirmado.
Reinaba el misterio a la hora de explicar por qué el plan estaba en duda. En el massismo decían que se debió a temas personales del ministro. “Nunca estuvo firme en la agenda”, respondían desde los respectivos entornos de los referentes, que no se pusieron de acuerdo para hacer la actividad en conjunto, aunque no se descarta que finalmente vayan al parque.
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“Vamos día a día”, argumentaron cerca del candidato presidencial, a pesar de que UP busca acelerar los movimientos proselitistas de una campaña que arrancó lenta por el obligado reacomodamiento interno después del sorpresivo nombramiento de Massa como candidato único, en desmedro de los aspirantes de Cristina Kirchner, De Pedro; y de Alberto Fernández, el embajador en Brasil, Daniel Scioli. Pero, también, por el fantasma de una devaluación, negada una y otra vez por el oficialismo, que sobrevuela la previa de los comicios presidenciales.
Desde el kirchnerismo y del Frente Renovador atribuyen las idas y venidas a la tensión sobre el rol del Presidente en la campaña. “No sabemos dónde ubicarlo, y es un problema. Él cree que tiene que figurar, pero no estamos seguros de que convenga que eso sea positivo”, dijeron. En todos los espacios se quedaron con un sinsabor desde el acto en Salliqueló por la inauguración del gasoducto Néstor Kirchner. “Ese día era importante, pero Cristina ignoró a Alberto, y él cerró hablándole a Perón. Estos roces son inevitables y terminan exhibiendo narcisismo, fisura y distancia. No le convienen a nadie”, argumentaron en una oficina K.
A pesar de que los cruces de declaraciones prácticamente se silenciaron por completo, en el ala de CFK explican que el eje de los esfuerzos de UP no es mostrar unidad. “La cohesión ya está: viene a partir de Massa, y el pedido a Alberto es que se corra de la estrategia”, dijeron, con dureza, en declaraciones en estricto off the record. El motivo que esgrimen es, simple y llanamente, la decaída imagen del primer mandatario. “Su figura no suma de cara a la gente. No pasa por un buen momento. Y lo decimos con pesar, ojalá su impacto fuera positivo”, sostuvo un funcionario que participa activamente del armado de la campaña y estaba a cargo de la organización de la visita al complejo de Villa Martelli.
En la Casa Rosada sostienen exactamente lo contrario: creen que el rol del primer mandatario es central para “poner en valor la gestión”, una fórmula repetida desde hace meses en todas las oficinas que rodean el despacho presidencial. “Cada uno tiene un rol en la campaña. Alberto se ocupa del pasado y del presente, Massa, del futuro”, dijeron al regreso del viaje a Bruselas, donde el jefe de Estado participó de la Cumbre entre la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC) y la Unión Europea (UE), y mantuvo una serie de reuniones bilaterales y grupales con sus pares europeos y latinoamericanos.
Justamente, uno de los aspectos de la administración nacional que la Casa de Gobierno quiere destacar es su papel internacional. “No hay un reconocimiento justo sobre lo que hizo afuera. Es increíble que lo valoren más los líderes de Europa los de la Argentina”, dijeron, con una referencia puntual a la mención que logró la Cancillería del conflicto con el Reino Unido por las islas Malvinas como territorio en “disputa” por primera vez en una cumbre entre regiones, esta semana. “Nunca había pasado algo así, y ocurrió como producto de nuestra gestión. En Bélgica nos sorprendíamos de la cantidad de mandatarios que querían reunirse con Alberto, a pesar de que en diciembre deja el cargo”, insistieron.
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Un funcionario con vínculo aceitado con el tándem Massa-CFK pero también con Alberto Fernández admitió que el Presidente no tiene un rol central en la campaña, pero lo consideró lógico. “Nadie lo corre. Pero su decisión de no presentarse a la reeleccion lo pone en un lugar de dejar el protagonismo a Massa y al resto de los candidatos. Cristina tampoco aparece seguido”, justificó.
En el albertismo circula cierto resentimiento. “Lamentablemente, las internas terminan desgastando incluso en momentos tan importantes como estos”, dijo un funcionario cercano a Alberto Fernández. “El reconocimiento le va a llegar con el tiempo. Nadie puede poner en duda que este gobierno va a terminar dejando un legado de ampliación de derechos. Pero el desgaste político indefectiblemente afecta cualquier gestión”, sostuvieron, con tono de hartazgo.
Y aseguraron que el primer mandatario seguirá con su agenda de actividades en el conurbano y las provincias, con foco en las políticas de obra pública y vivienda junto a los ministros afines, Gabriel Katopodis y Santiago Maggiotti. También se evalúan al menos dos medidas concretas, que todavía se mantenían bajo un halo de suspenso. “No las contamos para no perder el efecto sorpresa, pero van a haber novedades de acá a las PASO y antes de las Generales”, deslizaron en Balcarce 50.
Búsqueda de coordinación
Más allá de las desavenencias sobre presencias y ausencias, los esfuerzos para coordinar la campaña entre los sectores de UP están a la orden del día. Desde la semana pasada está plenamente operativo el búnker de la campaña, situado sobre la calle Bartolomé Mitre, a pocas cuadras de la Casa Rosada, donde tienen oficinas Massa, De Pedro; el jefe de Gabinete y candidato a vice, Agustín Rossi; y el vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos, cercano a Alberto Fernández pero con diálogo fluido con los otros dos partidos. “Ahí nos cruzamos todo el tiempo. Pero es cierto que la palabra final la tiene Massa, es lógico”, describieron.
Un objetivo de fondo planteado en ese lugar fue medir quirúrgicamente la forma y la frecuencia de las presentaciones en público de cada referente. “La gente está cansada de la política, tenemos que ser prudentes y no salir todos al mismo tiempo para cualquier lado como suele pasar en el peronismo”, acotó un armador.
Para la etapa previa a las Primarias, los líderes de UP, asesorados por el consultor catalán Antoni Gutiérrez Rubi, que tiene un rol central, decidieron como estrategia privilegiar las actividades “de cercanía” y evitar los típicos eventos multitudinarios por los que se inclina el kirchnerismo. “No queremos tirar demasiado de la cuerda con los actos políticos”, recalcó un funcionario que participa activamente en la carrera proselitista. El encuentro en Tecnópolis estaba pensado justamente como punto intermedio, para combinar un ícono de la gestión k-peronista con el contacto directo con el electorado.
La visita no está descartada, sino que se realizará “en algún momento”, dijeron en el Frente Renovador, para intentar introducir una actividad distendida en complejo dedicado a la divulgación científica y el arte. “Hay tiempo, las vacaciones de invierno duran dos semanas”, deslizaron.
El lugar es un mensaje en sí mismo, en tanto símbolo de las épocas holgadas del kirchnerismo en términos de caudal electoral. Pero también es recordado como marco del último acto que compartieron Alberto Fernández y Cristina Kirchner antes de la ruptura definitiva en la relación, durante el festejo de los 100 años de YPF. Fue allí donde, en junio de 2022, la vicepresidenta terminó de romper el vínculo con su delfín en 2019 con la famosa frase: “Te pido que uses la lapicera”. Hoy, el Gobierno quiere dejar atrás esas diferencias, que siguen haciendo mella en la dinámica de la campaña.
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