(Enviada especial a Bruselas).- Alberto Fernández terminó ayer su frenética participación en la cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) y la Unión Europea (UE) y ya regresa a Buenos Aires tras despedirse de los principales líderes del continente, que lo recibieron asumiendo que a partir del 10 de diciembre tendrán otro interlocutor en la Casa Rosada.
Durante el foro multilateral, Alberto Fernández se abocó a defender la agenda de política exterior que desplegó durante su mandato: el pacto con el Mercosur, la situación en Venezuela, las inversiones en el país y la búsqueda de apoyo internacional ante las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Ayer, en el cierre de la reunión entre jefes de Estado, uno de los funcionarios bromeó: “Nos reunimos con todos los países a los que les ganamos el Mundial”. Alberto Fernández había evaluado quedarse un día más para sumarse a una reunión del Grupo de Puebla que se estaba gestando para hoy, pero terminó desistiendo. Tampoco fue al encuentro de anoche en el Parlamento con los líderes de los países volcados a la izquierda.
Alberto Fernández regresaba desde Bruselas con ciertas perspectivas de continuar con un rol internacional tras concluir su gestión en Balcarce 50, aunque ya sabe que su futuro político estará atado al resultado de los comicios nacionales de octubre.
El presidente estaba satisfecho de los resultados para la Argentina en la Cumbre porque logró que en el documento final se incluyera un párrafo donde se menciona a las islas Malvinas como territorio en disputa, lo cual, creen en la Cancillería, favorecería el reclamo para discutir soberanía.
Esa inclusión sobre Malvinas en el comunicado de cierre fue el resultado de una sucesión de negociaciones secretas que desplegaron Alberto Fernández, el canciller Santiago Cafiero y Gustavo Pandiani, subsecretario para América Latina del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Mientras tanto, en sus discursos y en las reuniones donde se mencionó el tema del pacto comercial con el Mercosur, Alberto Fernández se mostró alineado con la versión negociadora de Lula da Silva, con pedidos de un acuerdo “justo y equitativo”. E incorporó con mayor fuerza en sus planteos, según informaron fuentes oficiales, la defensa de las políticas de privilegio de compra de productos nacionales, que Brasil defiende a rajatabla.
Alberto Fernández no tuvo un hubo diálogo bilateral con Macron, uno de los líderes europeos más reticentes al acuerdo comercial. Pero sí cruzaron algunas palabras al respecto en la reunión de “diálogo” por Venezuela, el lunes por la noche. Consciente de la tensión por el intercambio comercial, Alberto Fernández apostó a la relación cordial que construyó en los últimos dos años con el presidente galo, y se permitió bromear sobre los impedimentos para llegar a un pacto.
“El año pasado, Alberto le había dicho a Macron que cuando se fuera Bolsonaro, se iba a quedar sin excusas para frenar el acuerdo. Y ahora se lo recordó, medio en chiste medio en serio”, contó un funcionario de la delegación argentina sobre el acuerdo que se concluyó en 2019, luego de dos décadas de complejas negociaciones.
En Gobierno dejaron esta cumbre convencidos de que el pacto siempre estuvo frenado por la postura de Europa, no de Brasil. Y recordaron que no sólo Macron, sino también Países Bajos, hoy bajo el mando del primer ministro Mark Rutte, pone trabas al acuerdo.
En la comitiva celebraron también la primera aproximación a la reciente electa presidenta del Consejo de Ministros de Italia, Giorgia Meloni, que podría ser la última referente europea en visitar el país. “A pesar de todo, es encantadora”, deslizaron en la comitiva, en relación a su perfil de extrema derecha.
El mandato de Alberto Fernández está próximo a su fin, aunque restan otras visitas internacionales. En septiembre asistirá a la cumbre del G20 en Nueva Delhi y luego a la Asamblea de la ONU. En Europa analizan con interés la oferta de candidatos de la Argentina y sus respectiva posibilidades de llegar a la Casa Rosada. La comitiva fue consultada sobre las perspectivas de que triunfe el candidato del gobierno, Sergio Massa.
La guerra en Ucrania fue uno de los temas de la cumbre, pero Alberto Fernández consideró que en realidad, su peso en las conversaciones era una “fantasía de los medios”. Se mostró molesto durante la conferencia de prensa final que brindó junto a los presidentes de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y del Consejo Europeo, Charles Michel, con las preguntas de los periodistas al respecto. Y en sus comentarios sobre la guerra en Ucrania, si bien aludió a la necesidad de paz, nunca hicieron mención ni a Rusia ni a Vladimir Putin.
El encuentro con Scholz fue más bien una ratificación de los temas tratados en enero en Buenos Aires, y una despedida, o un hasta pronto, si es que el Presidente logra ubicarse en un puesto como representante de la Argentina en uno de los organismos multilaterales. El canciller alemán tiene buena relación con el presidente argentino.
Alberto Fernández regresa de Bruselas a Buenos Aires cerrando su etapa de política exterior vinculada a Europa. Se encontrará con Macron y Scholz en Naciones Unidas y el G20 de la India, pero serán reuniones protocolares sin la importancia de una visita de Estado. Esa época se terminó para siempre.