Enviada especial a Bruselas- En su último discurso en una cumbre de la Unión Europea antes de dejar su cargo, Alberto Fernández destacó, durante la cumbre entre la Unión Europea y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe la necesidad de fortalecer la CELAC, el bloque regional que presidió hasta enero; cuestionó al FMI y al gobierno de Mauricio Macri, y pidió acuerdos económicos “equitativos” entre ambas regiones. Sin embargo, no mencionó la guerra en Ucrania, ni hizo referencia a las dictaduras al hablar de la crisis institucional global. Sí instó a la “cooperación” entre bloques en la escalada del conflicto geopolítico entre Estados Unidos y China.
Alberto Fernández llegó a esta ciudad esta misma mañana y su primera actividad fue la firma de un Memorándum de Entendimiento con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, sobre cooperación en materia de energía entre el bloque y el país. Poco antes, la funcionaria había anunciado inversiones por 45 mil millones de euros en el marco del Foro empresarial previo a la cumbre.
El Presidente comenzó su alocución frente a sus pares con un largo repaso sobre su propia gestión en el bloque regional que presidió hasta enero. Ese mes le pasó el mando al primer ministro de San Vicente y Granadinas, Ralph Gonsalves, con quien se había reunido poco antes junto a la mandataria de Hondruas, Xiomara Castro, en el marco de la “troica” de conducción de Celac, para coordinar acciones entre último presidente, el actual y el próximo.
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“Llevamos a cabo esta labor como una continuidad del trabajo realizado por los países que nos precedieron, buscando conducir a la CELAC hacia su fortalecimiento institucional”, sostuvo Alberto Fernández, que llegó a Bruselas esta misma mañana, luego de despegar desde Buenos Aires el domingo, junto a una comitiva reducida conformada por el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello; la Portavoz, Gabriela Cerruti; el canciller, Santiago Cafiero; el subsecretario para América Latina y el Caribe de la Cancillería, Gustavo Pandiani, que estuvo encargado de las negociaciones con la UE; la jefa de Gabinete del ministro, Luciana Tito; la subsecretaria de Relaciones Económicas Internacionales, Cecilia Todesca Bocco; y el diputado nacional Eduardo Valdes.
A continuación, cuestionó al gobierno de Macri, aunque sin mencionarlo, y al Fondo Monetario Internacional, mientras continúan las negociaciones por los desembolsos entre Buenos Aires y Washington: “La deuda con el FMI, mi gobierno jamás la hubiera asumido. Pero la afronta con mucho esfuerzo y profunda responsabilidad. Así actuamos, pero todos deben saber que estamos convencidos de que ninguna reestructuración de deuda puede marginar a los empobrecidos, ni postergar los sueños ni el futuro de un país”, sostuvo.
En el mismo sentido, continuó: “El problema de la deuda externa también atormenta a muchos países hermanos. América Latina y el Caribe es la región más endeudada del mundo en desarrollo. El peso promedio de la deuda externa supera el 77 % del Producto Bruto regional”, dijo.
El primer mandatario hizo alusión de manera indirecta al acuerdo con el Mercosur, que está trabado, en buena parte, por las condiciones ambientales para la producción que busca imponer la UE, que en el continente latinoamericano algunos países, como Argentina y Brasil, consideran una suerte de barrera arancelaria.
“Yo celebro que Europa, parte del norte desarrollado, mire con vocación integradora al Caribe y a la América Latina, parte del sur que quiere desarrollarse. El acto de asociación supone la existencia de partes que se entienden en la búsqueda de un desarrollo equilibrado. Una asociación exige que ambas partes se benefician en el acuerdo. Cuando solo se beneficia una de las partes, eso deja de ser un acuerdo y empieza a parecerse a una estafa”, lanzó.
Alberto Fernández pidió que se promueva un tipo de comercio “justo y equitativo, basado en el respeto mutuo”. Habló de “inversiones sostenibles” para deben “impulsar el crecimiento y el desarrollo, generando empleo y oportunidades”. “Si no atendemos a ello, entonces nuestra voluntad acabará naufragando en una nueva desilusión”, expresó.
No hizo mención alguna a dos de los temas espinosos que atraviesan la cumbre. Por un lado, la guerra en Ucrania, que divide posiciones entre los aliados de Rusia, especialmente Miguel Díaz Canel, de Cuba; Nicolás Maduro, de Venezuela, y Daniel Ortega, de Nicaragua. De hecho, los dos últimos dictadores no asistieron a la cumbre, aunque enviaron delegaciones de peso. Mientras que la UE, por su parte, decidió excluir al presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, a pesar de las gestiones a su favor de algunos países, como España, que acaba de asumir la presidencia del Consejo de la UE bajo el mando de Pedro Sánchez, y de Uruguay, que conduce Luis Lacalle Poul, para que el jefe de Estado ucraniano formara parte de las discusiones de hoy o mañana, aunque fuera de manera remota.
El primer mandatario tampoco aludió en su discurso ante sus pares de ambas regiones a las violaciones de derechos humanos bajo el régimen chavista, que fueron cuestionadas recientemente por la UE una vez más, la semana pasada, tras a la inhabilitación para presentarse como candidata en las elecciones de octubre a la ex diputada opositora, María Corina Machado. Esta tarde, Alberto Fernández participaba en una mesa de diálogo sobre Venezuela, similar a la que organizó Emmanuel Macron en París el año pasado para promover la transición democrática en ese país en la previa de los comicios.
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