Republicanos Unidos inauguró el viernes su búnker de campaña en la icónica casa de Villa Devoto que Diego Maradona le había comprado a sus padres. Roberto García Moritán, quien encabezará su boleta como candidato a jefe de Gobierno porteño, confía en que el astro futbolístico le va a “pasar un poco de buena suerte”.
Tras una disputa interna que terminó con la salida de Ricardo López Murphy, Republicanos Unidos llega a las PASO con boleta corta y por fuera de Juntos por el Cambio. En diálogo con Infobae, García Moritán asegura que no tiene preferencias a nivel nacional dentro del arco opositor. “Me representa la capacidad de trabajo de Rodríguez Larreta, la determinación de Bullrich y la mirada crítica del sistema de Milei”.
Su propuesta política gira en torno a una idea clara: el orden. Por eso impulsa reformas de fondo para prohibir los piquetes y los paros en la educación y el transporte. “Ya no se negocia más con los tipos que vienen a imponer las cosas por la fuerza”, asegura.
Conocido popularmente como “el marido de Pampita”, el empresario pyme también pone el foco en la necesidad de bajar el gasto político y reducir los impuestos: “Los individuos administramos el capital mucho mejor que el Estado”.
-¿Cómo viene la campaña? ¿Cómo se encara un proceso electoral con un partido nuevo y sin tanta estructura que enfrenta a los aparatos del PRO y el PJ porteño?
-Lo digo con humildad y con mucho orgullo, nosotros somos el partido más democrático y más moderno de la Argentina. Todos los que me acompañan en la lista son personas afiliadas, que un día se animaron, compitieron internamente y por ese esfuerzo son merecedores de un lugar en la lista. Es una lista con personas que no son de la política, que no tienen intereses particulares con este sistema corrupto, que tienen ganas de cambiar las cosas de verdad, que vienen de otros mundos, otras experiencias. Tenemos una lista de personas que se animan a desafiar el status quo y vamos a renovar la política.
-¿Cuál es el plus que aporta que vengan de afuera de la política?
-Que no tienen ningún interés cruzado, el único estímulo real es el cambio. No están condicionados por padrinos políticos, ni por favores, ni por arreglos, ni por cargos. Es gente que ha demostrado ser muy valiente, muy comprometida y están lista para hacer todo lo que tengamos que hacer para vivir mejor.
-¿Cuáles son las principales transformaciones que impulsaría como jefe de Gobierno?
-La reforma a la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires que proponemos marca una tendencia y tiene una mirada muy crítica de un sistema que viene generando muchas dificultades con lógicas populistas que tenemos que empezar a ordenar. Hoy por hoy ya estamos al límite, 50% de nuestra sociedad está debajo de la línea de la pobreza, es un límite que no podemos tolerar más. Está muy focalizada en el orden, el órden de criterio, el orden de la administración pública, orden a la hora de seguir las reglas. Ya no se pueden cortar más las calles, no se negocia más con los tipos que vienen a imponer las cosas por la fuerza. Después cuestiones de sentido común, vamos a declarar servicio público esencial a la educación, al transporte público y la basura, hay cosas que no se pueden detener más, los pibes tienen que estar en el aula. Vamos a administrar los recursos públicos con mucha más eficiencia, con mucha más responsabilidad. Ley de desalojo “express”. Vamos a arancelar la salud para los no residentes en Buenos Aires. Se terminó el turismo sanitario que hacían muchos extranjeros a costa de los impuestos de los vecinos. Se viene una ciudad de Buenos Aires diferente y con una mirada transgresora, para volver a ser el faro de desarrollo de Latinoamérica.
- ¿Qué pasaría con el derecho a la protesta y con el derecho a huelga en el marco de esta reforma constitucional?
-Creo que llegó el momento de ordenar las prioridades. Yo sé que hay una colisión de derechos, pero siempre se ha tendido a favorecer algunos de ellos y se ha desplazado a todos los demás. ¿Y el derecho a la circulación? ¿El derecho a la producción, a educarte, a disponer de tu tiempo como vos quieras, a vivir en paz? Además, hace 20 años que tenemos piquetes. Hace 20 años que buscan de la misma manera resolver un problema y lo único que hacen es incrementar ese problema. Esa metodología no funciona. La forma de lograr resultados a través de la extorsión como idea se terminó. Hay que ordenar las prioridades. En Argentina 2 de cada 3 chicos son pobres. En los barrios populares gobierna el narcotráfico. Todo lo que atente contra el desarrollo productivo y el trabajo es un atentado contra la Argentina.
-¿Estas reformas no podrían ser declaradas inconstitucionales por la Justicia? El derecho a huelga está reconocido en el artículo 14 bis de la Constitución, por ejemplo.
-Si reformás la Constitución de la Ciudad tenés la garantía de la Constitución porteña.
-Pero no puede estar en conflicto con la Constitución nacional
-Pero tampoco podés limitar el acceso a las rutas, tenemos la libre circulación como un aspecto fundamental que tenemos que defender. Hay una contradicción, y obviamente entendiendo la coyuntura, yo estoy seguro que la ley también va a favorecer esta decisión.
-Como ejes de tu campaña mencionaba el orden en el espacio público, la reducción del gasto, la baja de impuestos. Son ejes compartidos con el PRO y La Libertad Avanza hasta cierto punto. ¿Qué los diferencia?
-Yo presenté el proyecto para derribar el edificio de la 9 de Julio (Ministerio de Desarrollo Social) mucho antes de que entráramos en campaña. Algunos entienden la importancia de transmitir un mensaje concreto al mundo, somos un país que vuelve al marco del sentido común. Necesitamos que los argentinos volvamos a creer en la Argentina. Hasta que no mandemos señales claras de que estamos dispuestos a poner orden, entendiendo que el orden es un factor determinante para el progreso, no vamos a generar confianza. Mucho de lo que nos pasa, la crisis económica que estamos viviendo hoy, es una crisis de confianza brutal que hace que no creamos que la Argentina tiene salida porque no hay nadie dispuesto a hacer lo que hay que hacer para que nos convirtamos en un país serio. Este mensaje lo he demostrado con un montón de proyectos. No solamente planteando el debate de relocalizar el Ministerio de Desarrollo, sino con la ley antipiquetes que hemos presentado, la actualización del Código Contravencional. Son muchos aspectos que nosotros hemos venido marcando. Marcan una dirección que tiene que ver con empezar a trabajar una lógica diferente que promueva los incentivos para ir en la dirección que nosotros pensamos. Si nos convertimos en un país serio nos vamos a ver beneficiados por un aumento de la productividad. Si logramos ser más productivos, va a haber más recaudación de impuestos y vamos a poder bajar los impuestos para terminar con el agobio que significa el pie del Estado sobre la cabeza de todos los que queremos invertir. Tenemos que lograr pagar la menor cantidad de impuestos porque los individuos administramos el capital mucho mejor que el Estado. Somos muchos más inteligentes y generamos mucho mayor bienestar.
-¿Los impuestos hay que bajarlos después de que aumente la recaudación o antes para tratar de aumentar la productividad?
-Podés dar beneficios a nuevos desarrollos. Por supuesto, tenés que lograr algunas eficiencias que hoy no las tenés. El peso de la política hace que todos hoy tengamos enormes dificultades. Yo trabajo siete meses del año para pagar impuestos. ¿Te parece razonable? Es un castigo directo al trabajo, al desarrollo, a la inversión, a la contratación. ¿Cuál es el principal problema que tenemos los argentinos hoy?
-La inflación
-La inflación, termina siendo una consecuencia del déficit, el déficit es una consecuencia de que no estamos sabiendo cómo generar valor. Y hay una realidad de fondo: todas estas cuestiones terminan castigando siempre al que menos tiene, al que menos se puede proteger. Como jefe de Gobierno yo voy a ser muy responsable a la hora de administrar los recursos de los porteños.
-¿Dónde hay margen para recortar o para ser más eficiente?
-En todo. Nosotros hicimos un ejercicio hace un tiempo, los datos pueden estar un poquito desactualizados. Solo el 16% de los porteños consume salud pública, significa un universo de 450.000 personas. Si les dieras la prepaga OSDE a estas personas estarías consumiendo solamente el 14,2% del Presupuesto de Salud. Esto quiere decir que hay un montón de eficiencias que se pueden lograr. Con lo que ahorrarías del Ministerio de Salud le podrías dar transporte público gratis a todos los porteños. Podés administrar la Legislatura con la mitad del presupuesto con el que hoy está trabajando. Hay que animarse a pensar la administración de lo público con otros criterios, pensando en dónde podés beneficiar a las personas y no todo el tiempo castigando al tipo que hace las cosas bien.
-¿Cómo evalúa la actual gestión del gobierno porteño? ¿Cuál es su principal problema?
-Como todo lo que ha estado en el mismo espacio durante mucho tiempo termina consumiendo solo lo que su marco de referencia le permite. Es hora de incorporar personas que vienen de otros lados, con otras miradas y propuestas. El PRO ha hecho cosas muy buenas en la Ciudad, la ha hecho crecer, la modernizó, mejoró en sus servicios un montón, pero llegó la hora de pensar distinto. Quiero que CABA vuelva a ser el lugar elegido por el turismo mundial por su espectáculo, por su calidad artística y gastronómica, por su seguridad y sus servicios. Hay que volver a convertirnos en una propuesta de calidad.
-¿Cree que el fenómeno libertario, con ese discurso anti-Estado tan duro, llegó para quedarse o se puede desinflar después de las elecciones?
-El liberalismo vino para quedarse, es la ideología del sentido común, de la dignidad del trabajo, del ciudadano educado y honesto. De los valores que facilitan que tomemos decisiones correctas y que podamos vivir en paz. Ahora, hablar de Milei es muy difícil. Él tiene una intensidad en el juego que debe ser difícil sostener en el tiempo. Dependerá de cómo le vaya en las elecciones, pero no me imagino un Milei que se sostenga demasiado en el tiempo, no porque no sea una buena alternativa sino por características propias, sin conocerlo demasiado. Es una gran incógnita. Pero el liberalismo sí vino para quedarse, no creo que sea anti-Estado pero sí hay una crítica muy fuerte al sistema. Los liberales estamos todos cansados de este sistema que ha favorecido los privilegios de los políticos, que los ha enriquecido, y que ha dejado al individuo totalmente abandonado. La dualidad, el gran debate, es estatismo o libertad, dónde te querés parar. En este momento podés tener distintos niveles de gradualidad, pero el gran debate es estatismo o libertad. Si bien Milei se para sobre el margen derecho, hay espacios que tienen que ver con la medida justa de eficiencia, de servicio y responsabilidad donde el Estado tiene que estar.
-Van con boleta corta y no tienen candidato nacional. ¿Quién le gustaría que gane personalmente?
-Al ser desdoblada la elección uno se puede desvincular definitivamente. Sobre todo porque nosotros, al estar afuera de Juntos por el Cambio, no queremos tener que estar justificando gestiones ajenas, historias de confusiones y cosas que no vale la pena que me pregunten a mí porque somos nuevos. Lo voy a decir de esta manera para hablar de nosotros: me representa como partido la capacidad de trabajo de Horacio Rodríguez Larreta, la determinación de Patricia Bullrich y la mirada crítica del sistema de Javier Milei. Esas tres cosas componen hoy Republicanos Unidos, eso es lo que somos nosotros.
-¿Por qué no hay un candidato nacional que conjugue estos componentes?
-Nosotros teníamos un proyecto nacional, que era Ricardo López Murphy, y por decisiones que él podrá explicar mejor que yo nosotros hoy por hoy estamos abocados a recuperar para los porteños la Ciudad.
-¿Cómo se reorganizó el partido después de su salida?
-Como lo fue siempre, con una interna que resolvió los puestos en los que va a competir cada uno.
-Está instalada la idea de que gane quien gane, la próxima gestión deberá hacer un fuerte ajuste. ¿Cree que es algo evitable o es algo deseable que suceda?
-Por supuesto todo el mundo macroeconómico está totalmente sostenido por instrumentos artificiales. Esto va a tener una consecuencia sin lugar a dudas. En el momento que quieras ordenar algunas variables algo va a pasar. Ahora, qué es lo que va a pasar va a depender del nivel de credibilidad que genere el próximo gobierno. Si viene un gobierno con gran aceptación, con propuestas claras, con una mirada de desarrollo y de trabajo, que se anima a hablar de los problemas, va a ser más fácil. Si viene un gobierno a prometer cosas que no se pueden cumplir, si va a decir que puede sostener un modelo populista de estas características, si cree que podemos seguir aislados del mundo, que con estas legislaciones laborales se puede resolver algún tipo de problema, es un modelo que está destinado al fracaso y vamos a pasarla muy mal de verdad.
-¿Hay margen para que este ajuste no sea recesivo?
-Puede serlo. Mucho de lo que estás logrando calentando la economía, razón por la cual tenemos esta inflación, está estimulado por la emisión. Eso hay que frenarlo de alguna manera. Y la conversión a un consumo orgánico, real, a partir de la integración de nuevos segmentos a la clase media tiene sus tiempos. Hay que trabajarlo. Pero cuando empiece a pasar va a ser de verdad. No va a ser porque te obligan porque tu sueldo se te derrite en las manos.
-Como empresario pyme, ¿cómo puede afectar esto a las pymes?
-La pyme hoy por hoy no puede más, está agobiada, necesita un cambio de legislación, un cambio de lógica tributaria, un plan de estabilización monetaria. La pyme hoy necesita un Estado serio que te permita algo de previsibilidad, algo de rentabilidad, que te permita no tener que pasarte dos meses enteros por año haciendo trámites, que te permita contratar. Hoy tenés un cepo a la contratación que hace que estemos todos por debajo de nuestra capacidad productiva.
-¿Qué se puede hacer desde la Ciudad?
-En términos legislativos tenés limitaciones, pero la Ciudad tiene una voz enorme. No subestimaría la capacidad de referencia que se puede dar a partir del buen ejemplo en la política y en la gestión. Podés ser jefe de Gobierno e influir en decisiones nacionales. Es más, tenés la obligación de hacerlo, de marcar un rumbo.
-Algunos referentes del kirchnerismo como los gobernadores Kicillof o Insfrán plantearon un escenario de represión y alta conflictividad social si gana la oposición. ¿Cuál es tu mirada?
-Son unos cobardes. Es la expresión de un cobarde que no se anima a enfrentar la verdad. Que dice una cosa porque no quiere reconocer su propio fracaso. Que están tan asustados de tener que salir a la calle y tener que ganarse el pan, que están agarrados a un lugar que no les pertenece hace mucho tiempo. Y le mienten a la gente y se aprovechan de los más pobres. Son inmorales y tienen tanto miedo que creen que la única forma de lograrlo es transmitiéndonos miedo a nosotros. No se dan cuenta que no les tenemos más miedo ni respeto. No defienden nada que yo respete en la vida. Están asustados porque saben que se van y les va a costar mucho a algunos de ellos resolver sus temas con la Justicia y a otros conseguir un medio de vida honesto. Ahí los voy a querer ver.
-¿No ves un contexto de conflictividad social creciente?
-Si, por supuesto. La política se defiende, con piedras, con mentiras, invirtiendo las narrativas. Pero no podemos seguir dejándonos gobernar por las mafias. Llegó la hora de que los honestos y los que queremos un país mejor tomemos decisiones.
-Fue una decisión curiosa elegir la casa que Maradona le regaló a sus padres en Devoto como búnker de campaña.
-Si, una casualidad. Creo que la compró con el pase de Argentinos Juniors a Boca. Fue una casualidad pintoresca que a nosotros nos alegró mucho. Estábamos buscando una base en Devoto porque nos parece un barrio muy importante, le ofrecieron esta posibilidad a Yamil Santoro, y la aceptamos, por supuesto.
-Viene con mística incluída.
-Creo que Diego me va a pasar un poco de buena suerte porque lo que viene para la Argentina necesita de buena suerte, de mucha valentía y de la determinación que tenía Diego.
La entrevista completa con Roberto García Moritán
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