(Enviada especial a Bruselas) La cumbre entre la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y el Caribe (Celac), de la que participarán los principales mandatarios de ambas regiones, incluido Alberto Fernández, se realizará en el marco de la fuerte controversia en torno al acuerdo entre la UE y el Mercosur. Si bien la reunión que tendrá lugar entre el lunes y el martes será estrictamente política, también se abordarán temas comerciales. Y esos diálogos funcionarán como precedente de las negociaciones en torno a la firma del eventual pacto entre los bloques, que hoy se encuentra especialmente empantanado.
Días atrás, al asumir la presidencia pro-témpore del Mercosur durante la cumbre en Puerto Iguazú, el presidente de Brasil, Lula da Silva, que participará de la Celac, respondió duramente a la carta donde la UE presentó sus condiciones para el virtual acuerdo, en febrero. Lula, entre otras cosas, consideró públicamente que el texto contiene “amenazas de sanción”, en especial sobre temas ambientales. “Los socios estratégicos no negocian con desconfianza”, dijo. Es que Europa exige, para avanzar con la profundización y sistematización de los intercambios, que se cumplan ciertos términos en los modos de producción en los países latinoamericanos respecto del impacto ambiental de esas actividades, como por ejemplo, la contaminación del agua y la deforestación.
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En el fondo de esos reparos yace la fuerte resistencia de parte de algunos países europeos, en especial Polonia, Países Bajos y Francia. Este último mantiene inflexible la ratificación del acuerdo de libre comercio y pide que se incluyan las llamadas “cláusulas espejo”, que implica una reciprocidad en las normas de comercialización. El jefe de Estado galo, Emmanuel Macron, recibe fuertes presiones de los sectores productivos en su país, que exigen que los agricultores latinoamericanos cumplan con la normativas sanitarias europeas en materia agraria, así como sus medidas ambientales y climáticas.
Recientemente, sin embargo, hubo mejoras en las relaciones entre París y Brasilia, a través de las visitas de ministros franceses a Brasil en los últimos meses, tras los desencuentros con el gobierno del anterior primer mandatario, Jair Bolsonaro, que esgrimía reparos basados en la necesidad de proteger la región del Amazonas.
Ayer, durante una sesión informativa sobre la cumbre UE-Celac que fue organizada por el Consejo de la Unión Europea en esta ciudad, un alto oficial del organismo manifestó que están firmes las intenciones de avanzar para que el acuerdo prospere más adelante, en consonancia con las posturas de España, Italia y Portugal, que se muestran mejor predispuestos. En declaraciones off the record, el funcionario respondió a la posición expresada Lula. “Nunca hablamos de sanciones. Nuestra posición es que tiene que haber ciertas condiciones, y tenemos en cuenta los avances en temas medioambientales en la región. Por ejemplo, en Brasil, se redujo la deforestación, un hecho que hemos registrado”, dijo, en tono conciliador.
Otro representante europeo resaltó, en el mismo ámbito, que “se está demorando más de lo esperado la respuesta del Mercosur” a la carta de la UE, de manera formal, más allá de las declaraciones de Lula. Pero se mostró confiado en el progreso que se podría alcanzar a través de la cumbre UE-Celac a futuro: “Nunca esperamos cerrar una negociación con la primera propuesta, los diálogos y cambios de condiciones son justamente el eje de cualquier negociación”, sostuvo.
En el mismo sentido, también destacó que “siguen las interacciones y las comunicaciones entre las Presidencias”. “A pesar del tiempo que están tomando, hay tendencia a un compromiso y a poner sobre la mesa cualquier elemento que quieran compartir con nosotros. Hay mucho trabajo detrás de esto, por dos décadas. Este año tenemos una ventana de oportunidad y continuaremos trabajando duro, como Brasil lo está haciendo bajo el liderazgo de Lula para usar las oportunidades y profundizar el progreso”, expresó.
Desde la UE también destacaron la envergadura del comercio que tiene lugar desde hace años entre ambas regiones. “Si vemos nuestras inversiones en el extranjero en 2021, estamos profundamente conectados en términos comerciales. Se trata de que los lazos se hagan más fuertes”, añadió.
La Argentina, en tanto, mantuvo hasta ahora una postura conciliatoria, y se diferenció de Brasil a la hora de referirse al eventual acuerdo. Sin embargo, se mostró crítico de los pedidos de celeridad que dejaron trascender desde la UE sobre la respuesta del bloque de países del Cono Sur. “La UE se demoró casi cuatro años para escribir su documento adicional sobre medioambiente; Argentina, Uruguay y Paraguay reaccionaron; y Brasil pidió un poco más de tiempo en el marco de su cambio de gobierno y de perspectiva. Han pasado poco más de cuatro meses; no es un retraso enorme, y se trata de un tema importante”, dijeron desde la Casa Rosada.
De todas formas, se mostraron proclives a “revisitar el acuerdo”, aunque remarcaron que debería hacerse “reconsiderándolo para que las dos regiones se vean beneficiadas”. Actualmente, la Argentina espera la contestación formal de Brasil sobre los temas ambientales, así como sobre los dos documentos presentados por el Gobierno, vinculados con las pymes, la transición energética y ambiental, y la constitución de cadenas birregionales de valor.
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Estas dos últimas iniciativas ya tuvieron la aprobación de Paraguay y Uruguay, pero resta la parte más difícil: consolidar una posición única del Mercosur. “Venimos trabajando en esto, y está bastante bien”, aseguraron desde el Palacio San Martín dos días antes de la cumbre, que se celebra por primera vez después de ocho años (la última fue en 2015).
Desde enero, Alberto Fernández dejó en manos de Ralph González, su par de San Vicente y las Granadinas, la presidencia de la Celac, el mecanismo intergubernamental conformado por 33 países que surgió en 2010 para integrar la región. Irá a la cumbre con los países de Europa acompañado por el canciller, Santiago Cafiero, con una agenda centrada en las inversiones, principalmente en materia de energía y alimentos. En particular, en el Gobierno aspiran a trabajar en “el desarrollo de las cadenas de suministros” entre ambas zonas geopolíticas, más allá de las diferencias de enfoques. Sin embargo, en la última cumbre del Mercosur advirtió que los acuerdos a los que se llegue “deben ser equilibrados y sostenibles en el tiempo”.
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