(Enviada especial a Bruselas) En la antesala de la cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y la Unión Europea, que tendrá lugar en esta ciudad entre el lunes y el martes, la UE organizó un foro de intercambio con representantes gubernamentales -nacionales y municipales, así como miembros de organizaciones de la sociedad civil de América Latina y el Caribe. El objetivo central es abordar temáticas vinculadas al estado actual y perspectivas para la juventud y el desarrollo, y volcar las conclusiones de esos diálogos en una serie de recomendaciones que servirán de insumo para el encuentro entre los organismos regionales.
El foro se celebra desde ayer en el moderno edificio Maison de la Poste del centro financiero de la capital de Bélgica, donde funcionan las instituciones más relevantes de la UE, y que será también la sede de la cumbre que empieza el lunes y que reunirá a líderes europeos, latinoamericanos y caribeños para “fortalecer las relaciones entre ambas regiones”.
Las máximas autoridades de la Unión Europea que participan del foro, que termina hoy, son la Comisaria Europea para las Relaciones Internacionales, Jutta Urpilainen; y el ministro de Relaciones Exteriores, Unión Europea y Cooperación español, José Manuel Albares Bueno, cuya presencia tuvo especial relevancia porque España acaba de asumir, en julio, la presidencia rotativa del Consejo de la UE hasta el 31 de diciembre.
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La última cumbre con la Celac tuvo lugar hace tiempo, en 2015, también en Bruselas y la comisaria atribuyó la falta de iniciativa para promover un encuentro durante los últimos ocho años a la pandemia, que comenzó en 2020. Según reconoció, el interés en la región creció a partir de la crisis sanitaria mundial y la guerra en Ucrania. Mientras lidia con una crisis energética y una inflación sin precedentes recientes a partir del conflicto bélico, la UE busca profundizar el vínculo con América Latina.
“Lo que aprendimos con el COVID y con la guerra es que tenemos ciertas dependencias que debemos disminuir. Tenemos que ser más autónomos e independientes, estratégicos. Y es nuestra gran prioridad ser más independientes de Rusia y China. Para eso necesitamos tener nuevas asociaciones, por ejemplo, en materias primas críticas, y vemos muchas oportunidades para crear nuevas alianzas con África, pero también con América Latina”, dijo.
“Queremos ser socios por elección con América Latina y el Caribe”, fue una fórmula que repitió Uriplainen durante sus alocuciones ayer.
Durante el último año la UE envió delegados, entre ellos, la propia comisaria, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a varias de las capitales de la región, incluida Buenos Aires. Y ayer por la tarde, más allá de las discusiones, después de un almuerzo donde se hablaba portugués, español e inglés en igual medida, hubo un anuncio concreto. Urpilainen confirmó que el bloque europeo se propone hacer una inversión de 60 millones de euros en América Latina y el Caribe provenientes del presupuesto de la iniciativa Global Gateway para las naciones asociadas, -que suma 300 mil millones de euros-, para “contribuir al desarrollo en América Latina”. “Compartimos valores y formas de ver el mundo, además de los mutuos intereses estratégicos”, añadió un vocero de la Comisión.
Aunque los países latinoamericanos destinatarios de la inversión aún no fueron difundidos -se conocerán la semana que viene- ante una consulta de Infobae sobre los criterios para seleccionarlos, la comisaria respondió que se basaron las necesidades expresadas por cada nación. “Mi equipo hizo un gran esfuerzo consultando a todos los países, tuvimos delegaciones en los lugares, y basados en esas consultas discutimos los proyectos que estarán en la agenda. Muchos están vinculados con la transición energética, con el transporte, con el desarrollo humano y los criterios digitales. Esta es una gran oportunidad para proveer expertise, pero también conectividad, 5G, etc. Sabemos que las demandas son muchas y muy importantes, este es un primer paso y habrá otros programas en el futuro”, sostuvo.
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En la primera jornada del encuentro, el jueves, en distintos salones cuidadosamente decorados con estilo minimalista se celebraron más de 20 paneles con temáticas diversas, pero con especial foco en la juventud. Algunos de los títulos de los encuentros fueron “Reducción de inequidades en grupos especialmente vulnerables”; “Compromiso por la Juventud entre la UE y América Latina”; “Construcción de puentes”; “Ciudadanía digital de los niños y personas jóvenes” y “Equidad de Género, Sociedades de Cuidado y Salud”, donde ejerció como moderadora la periodista de Infobae Luciana Peker.
En el foro hubo escasos participantes provenientes de la política argentina, entre ellos Lautaro Lorenzo, subsecretario de Desarrollo Sostenible de Esteban Echeverría, que responde al peronista antikirchnerista Héctor Gray, que asistió a la discusión sobre “Ciudades sustentables: inequidad y políticas urbanas”, organizado por el Programa Eurosocial junto a la funcionaria adjunta del alcalde de Burdeos, la Céline Papin, encargada de las cooperaciones territoriales, europeas e internacionales.
Polémicas: el acuerdo Mercosur-UE y la presencia de Zelensky
Más allá de estas acciones y de las intenciones declamadas, un tema clave, que causa controversia en la agenda de la relación entre las regiones, es el trabado acuerdo UE-Mercosur, que permitiría profundizar y ampliar el comercio entre las regiones pero está lejos de concretarse. En buena parte, por los reparos de las autoridades del viejo continente sobre el impacto ambiental de la producción de materias primas latinoamericana, y por la resistencia de los países miembro del Cono Sur a aceptar ciertas condiciones que tienen como trasfondo las quejas de varios de los países miembro respecto de los efectos negativos que podría provocar el eventual pacto sobre sus respectivas actividades productivas a nivel local.
Esta polémica tuvo su último episodio apenas la semana pasada, cuando el primer mandatario de Brasil, Lula da Silva, al asumir la presidencia pro témpore del Mercosur, calificó como “inaceptables” las exigencias ambientales expresadas por los europeos en marzo. “Los socios estratégicos no negocian sobre la base de la desconfianza y la amenaza de sanciones”, lanzó Lula durante la más reciente reunión coronatoria del bloque, en Puerto Iguazú.
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Ayer, en una rueda de prensa en el marco del foro, el ministro Albares Bueno contestó diplomáticamente a una pregunta de Infobae sobre la injerencia que podrían tener las discusiones del foro en el avance de ese enrevesado acuerdo. “Este es el inicio del diálogo que tendremos con la región durante el semestre de la presidencia española, y nuestro objetivo es que continúe después. El Mercosur, al igual que el acuerdo comercial con Chile y con México, son una parte muy importante de lo que debe ser la relación a largo plazo con América Latina y el Caribe”, dijo.
Y, a pesar de las duras declaraciones de Lula, se mostró optimista respecto del futuro de las negociaciones. “Aunque la cumbre es política, y no para tomar decisiones comerciales, sí es un punto de partida para poder trabajar a lo largo del semestre en ese acuerdo. Y lo que veo por parte del Mercosur es la voluntad de avanzar y de encontrarnos. Cuando hay voluntad se puede alcanzar un acuerdo en todos los aspectos”, finalizó.
Mientras tanto, sigue la incertidumbre por la presencia en la cumbre del 17 y 18 de julio del presidente de Ucrania, Vlodímir Zelensky, que se mostró interesado en asistir, y cuya presencia es resistida en la cumbre por los países de la Celac aliados a Rusia: Venezuela, Cuba, Nicaragua, Brasil y México. Argentina, que presidió el bloque regional hasta diciembre enero (hoy lo conduce el primer ministro de San Vicente y Granadinas, Ralph González) hasta el momento eludió expedirse concretamente al respecto, pero Alberto Fernández pidió que el tema se debata en el marco de la Celac. A dos días del evento multilateral, aún no hubo una definición concreta del organismo y se cree que no la habrá novedades hasta el límite.
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