“¿Qué nos conviene? Que Rodríguez Larreta o Bullrich gane por un centésimo la interna. El que sea. De esa forma ninguno de los dos llega empoderado a la elección general. Los dos llegan cascoteados, contando hasta el último voto, sin reconocerse el triunfo. Una elección muy pareja hasta el final. Eso nos conviene”. La firma de esa reflexión pertenece a uno de los ministros más influyentes del gabinete nacional.
En el peronismo analizan distintos escenarios en base a las encuestas, el resultado de las recorridas de campaña y los datos que bajan desde el norte hacia el centro del país sobre cómo está posicionado cada candidato. Información que proviene de dirigentes territoriales que tienen un termómetro que no está en Buenos Aires.
Uno de esos escenarios es el que describió el ministro ante la consulta de Infobae. Una interna en la que los dos precandidatos de Juntos por el Cambio se desgaten en la pelea por los votos y lleguen a la elección general de octubre enroscados en lo ocurrido el 13 de agosto. De hecho en la oposición reconocen que será determinante el ordenamiento que se genere entre las PASO y las generales.
El gran desafío de la principal coalición opositora es que Bullrich o Rodríguez Larreta, sea cual sea el perdedor, se alinee detrás de la figura del ganador y haga todos los esfuerzos necesarios para contener los votos obtenidos, y que ninguno de esas personas termine agarrando la boleta de Javier Milei o Sergio Massa. El nivel de tensión en la interna es tan alto que el día después de las primarias genera una gran incertidumbre. Está a la luz.
Justamente lo que el peronismo quería evitar es el desgaste de la discusión interna. Creían que una PASO entre Daniel Scioli y Eduardo “Wado” de Pedro iba terminar muy mal, y que no iba a sumar más votos, tal como explicitaba el albertismo, donde se reclamaba una elección primaria para dirimir las diferencias de criterios. Ahora hay una PASO pero en el oficialismo no le dan demasiada entidad.
Sergio Massa enfrentará a Juan Grabois en la interna de Unión por la Patria. Todos los gobernadores oficialistas, más los intendentes del conurbano, la CGT, el kirchnerismo y los movimientos sociales, ya dejaron en claro que la fórmula que van a respaldar y por la que pedirán el voto es de la Massa-Rossi. Por algo el ministro de Economía fue nombrado como el candidato de la unidad.
¿Quién va a acompañar a Gabrois entonces? En territorio oficialista nadie blanquea un voto a favor del dirigente social pero, por lo bajo, reconocen que el titular del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) recibirá el apoyo de un sector de la militancia K que, en primera instancia, resiste la candidatura de Massa.
“En las PASO un puñado de militantes van a acompañar a Grabois. Pero después todos van a apoyar a Massa. El problema no es ese, sino que Sergio pueda capturar el voto independiente. El resultado de las PASO es determinante porque es la primera foto y el electorado difícil de cautivar es ese”, analizó un kirchnerista histórico de la provincia de Buenos Aires. La discusión está en el centro y no en los márgenes.
En el massismo reconocen que algunos votos se escaparán hacia el lado de Grabois pero aseguran que no complicará al ministro para convertirse en el candidato más votado de las elecciones primarias. El peronismo aspira a generar ese golpe de efecto en base a la proyección de las encuestas, que lo posicionan a Massa como el candidato con más votos, pero el líder de un espacio que aparece segundo, detrás de Juntos por el Cambio.
Según analizan en las usinas peronistas y algunos de los encuestadores más consultados por la dirigencia política, Massa tiene capacidad de fidelizar la mayor parte del voto K. Sobre todo después del respaldo explícito de Cristina Kirchner en el acto del domingo en Salliqueló, donde valoró su gestión y su capacidad de trabajo. No lo fidelizará al 100% en las PASO, pero sí lo hará en las generales. Al menos, así lo creen.
“Mucho militante K cumplirá ideológicamente votando a Grabois en las PASO y luego, orgánicamente, votará a Massa en las generales. No se va a escapar ni un voto de esa interna”, sostuvo uno de los consultores con más renombre dentro del mundo de la política. Es decir, que en la instancia final los votantes que deambulan en los límites de Unión por la Patria terminarán agarrando la boleta con la cara de Massa.
El camino entre las PASO y las generales será otra página de la historia. En el peronismo planean escenarios posibles y se preguntan a dónde irán los votos de Javier Milei en un posible balotaje con Juntos por el Cambio. Nadie cree que el diputado libertario llegue a la última instancia electoral y los votos que concentre, sean la cantidad que sean, serán claves para volcar la balanza hacia un lado.
“Si pasa Rodríguez Larreta, hay un votante de Bullrich que se va a quedar con Milei y si pasa Patricia hay un votante de Horacio que no la va a votar a ella. Si nosotros no lo agredimos, quizás seamos el mal menor y termine eligiendo a Massa en vez de a Bullrich”, fue la síntesis de un importante funcionario nacional que está muy metido en el día a día de la campaña electoral.
En las distintas terminales oficialistas hay muchas dudas sobre cómo se comportarán los votantes de Milei. En el corazón de La Cámpora advierten que 2/3 de esos votos se irán directo a Juntos por el Cambio y 1/3 puede capturarlo Unión por la Patria. Lo que nadie puede descifrar con exactitud es cómo se comportará el voto joven después de las PASO y, eventualmente, en un balotaje en el que no esté el libertario.
Algunos dirigentes y funcionarios hablan de una elección con más ausentismo, voto en blanco o impugnado. Es decir, que los votos del candidato de la Libertad Avanza no se repartirán en su totalidad y que el enojo que él canaliza en su expresión política, terminará transformándose en un rechazo a los dos candidatos que queden parados en un eventual balotaje. Especulaciones y cuentas que se hacen en tiempos de campaña.
El jueves se conocerá el dato de inflación de junio que publicará el INDEC. En el oficialismo creen que será menor que el del mes pasado, que estuvo en 7,8% y generó un acumulado de 114% anual. Si se logra el cometido, la lectura sobre los hechos de la realidad será positiva, más allá de que la oposición salga en las redes castigando el número. El jueves, más que nunca, el número tendrá una fuerte influencia electoral.
Además, aseguran que hay dos hechos determinantes que contribuirán a poner a Massa más competitivo de lo que está ahora: Que logre un acuerdo con el FMI y que la inflación vaya bajando progresivamente hasta las elecciones generales de octubre. Eso daría una sensación de equilibrio y de control de la gestión. uN Gobierno alejado de las corridas cambiarias que alteraron el mercado financiero y la interna del peronismo que hizo crujir las estructuras políticas del oficialismo.
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