Sergio Massa hizo un trabajo silencioso para lograr que Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner acepten compartir la inauguración del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK), pese a las diferencias personales y políticas que transformaron a los socios fundadores del Frente de Todos en enemigos irreconciliables que simulan convivir en la coalición oficialista Unión por la Patria.
El candidato presidencial Massa diseñó una estrategia electoral que se apoya en su gestión como ministro de Economía y en la pretendida unidad de todos los sectores que integran el oficialismo. Desde esta perspectiva, y ante la inauguración del Gasoducto Néstor Kirchner, a Massa no le quedaba otra alternativa que juntar por tres horas a Alberto Fernández y CFK en el escenario que anoche ya estaba levantado en el pueblo bonaerense de Salliqueló.
El acto está previsto para las 15.00, y su formato mereció otra pulseada silenciosa y compleja entre las facciones en pugna. Al final se resolvió que Massa abrirá la lista de oradores, a continuación hará su discurso Cristina y Alberto Fernández cerrará el inesperado acontecimiento político.
Habrá un vídeo institucional como apertura y 400 invitados especiales entre integrantes del Gabinete, gobernadores, intendentes, empresarios, sindicalistas y legisladores nacionales. Pese a las dificultades para llegar a Salliqueló, el aparato de Unión por la Patria movilizará -al menos- 3.000 militantes para cantar el himno nacional y la Marcha Peronista.
Alberto Fernández asigna una importancia estratégica a la foto de unidad que protagonizará junto a Massa y CFK. En este sentido, el presidente decidió faltar a la cita oficial del 9 de Julio en Tucumán para rendir tributo a la Independencia Nacional. Era imposible estar en San Miguel de Tucumán a la mañana y llegar a SalLiqueló por la tarde. El jefe de Estado grabó un mensaje institucional y de esa manera llegará sin problemas a la inauguración del gasoducto Néstor Kirchner.
Massa articuló una estrategia de disuasión con Alberto Fernández y Cristina, pero no tiene el control político de los acontecimientos que devendrán. El presidente y la vicepresidente ya no tienen relación personal, y en público no ocultan sus diferencias respecto a la gestión del gobierno.
Los tres actores principales del evento conocen las reglas de juego. Sin embargo, el peronismo tiene una larga historia de situaciones políticas que desembocaron en crisis institucionales.
El ministro de Economía abrirá la lista de oradores. Massa hará hincapié en la celeridad que se aplicó para construir el gasoducto, en las fuentes laborales que se crearon por su construcción, cuestionará la decisión del gobierno de Mauricio Macri que frenó las obras, rescatará el papel de las empresas argentina y explicará que el emprendimiento público permitirá ahorrar 4.200 millones de dólares en la compra de energía que se había previsto en 2024 para satisfacer la demanda local.
A su vez, el candidato presidencial insistirá con su convocatoria a la unidad del oficialismo frente a las diferencias que exhiben Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich en Juntos por el Cambio. Massa cree que puede llegar a Balcarce 50 por su gestión económica y lo que denomina fractura expuesta de la coalición opositora.
Cristina Fernández aplaudirá a Massa y tomará el micrófono. Se aguarda un cuestionamiento ácido al Fondo Monetario Internacional, un velado silencio a la gestión de Alberto Fernández y una convocatoria a la movilización del peronismo para evitar que Juntos por el Cambio acceda a Balcarce 50. La vicepresidenta -de hecho- es la jefa de la campaña electoral y su discurso presentará la hoja de ruta para Unión por la Patria rumbo a las PASO del 13 de agosto.
Alberto Fernández cerrará la inauguración del gasoducto Néstor Kirchner. El presidente defenderá su gestión -con CFK a su lado-, cuestionará a la oposición que lideran Rodríguez Larreta y Bullrich, condenará la posición del FMI ante la Argentina y hará una convocatoria a la unidad partidaria para lograr que Massa se transforme en su sucesor el 10 de diciembre.
La tensión política en Salliqueló crecerá de manera geométrica cuando Alberto Fernández y Cristina se sienten frente a la mesa que ocupará el centro del escenario montado para la inauguración del gasoducto. Los dos saben que una chispa discursiva puede causar un incendio político que reduzca a cenizas el sueño presidencial del ministro Massa.
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