A casi dos meses desde su adquisición, un grupo de Policías de la Ciudad participó este miércoles de uno de los últimos entrenamientos prácticos para la utilización de las pistolas Taser, las cuales comenzarán a ser portadas por los agentes porteños a partir del próximo 17 de julio.
Se trata de las armas que producen descargas eléctricas no letales, cuya implementación estuvo trabada desde el año 2011, cuando se propuso por primera vez la iniciativa durante la gestión del entonces jefe de Gobierno Mauricio Macri.
La capacitación realizada durante esta mañana comenzó pasadas las 10 en el Instituto Superior de Seguridad Pública. La misma consistió en una serie de pruebas donde los efectivos debieron desenvolverse en escenarios que simulaban situaciones reales de inseguridad e intervenir con las Taser siguiendo el protocolo establecido por las autoridades.
Te puede interesar: El Gobierno autorizó a la ciudad de Buenos Aires a comprar de 60 pistolas Taser
Según explicaron a Infobae fuentes del ministerio de Seguridad porteño, primero se entrenó para su uso a un grupo de instructores, quienes fueron capacitados por personal de la firma fabricante de estos dispositivos. Luego, fueron ellos los que durante tres semanas instruyeron a los 250 policías que saldrán a las calles con los mismos.
Al respecto de cómo actuarán, indicaron que los agentes que porten esta pistola van a trabajar en duplas: ambos estarán equipados tanto con la Taser como con su arma de fuego reglamentaria. El objetivo es el de “actuar proporcionalmente según la agresión”.
“Los oficiales recibieron un curso intensivo sobre el manejo adecuado de las pistolas Taser y la aplicación de protocolos de uso. El fin es garantizar una respuesta proporcional a las situaciones de agresión, por lo que oficial estará acompañado por un compañero armado con un arma de fuego convencional”, señalaron sobre su implementación.
En el entrenamiento de este miércoles estuvieron presentes el Ministro de Gobierno y precandidato en CABA, Jorge Macri, y el ministro de Justicia y Seguridad de la Ciudad, Eugenio Burzaco, quien en mayo había informado acerca de la llegada de las 60 armas -con opción de compra de otras 30- y había adelantado que solo restaba la capacitación de los policías porteños para ponerlas en circulación.
Al respecto del protocolo de uso, el funcionario de Horacio Rodríguez Larreta confirmó que habrá dos móviles taser en cada una de las 15 comunas de la Ciudad, mientras que el resto serán distribuidas entre el personal que cumple servicio en lugares de circulación masiva, como subtes o estadios.
La implementación de las pistolas Taser en CABA
El ingreso de las pistolas Taser al país se planteó por primera vez en 2011, cuando el ahora ex presidente Mauricio Macri era el alcalde porteño. No obstante, la iniciativa generó rechazo por parte de la oposición y organismos de derechos humanos y, en consecuencia, la Justicia frenó su implementación.
Fue recién en 2019 cuando la gestión de la Ciudad de Buenos Aires aprobó el llamado a licitación pública para la adquisición de estos 60 dispositivos para poder sumarlos a la fuerza porteña. Un año después, en diciembre de 2020, se aprobó la adquisición y ese mismo mes se inició el trámite correspondiente ante la ANMAC, la cual aceptó el pedido de las unidades en mayo de 2021.
No obstante, la solicitud quedó estancada. Y recién el año pasado la Ciudad de Buenos Aires presentó en la Justicia un “Amparo por Mora” con el objetivo de destrabar la importación de pistolas. Finalmente, en marzo de 2023, el Gobierno Nacional —a través de ANMaC— autorizó la compra y, tras las inspecciones correspondientes, las pistolas Taser fueron aprobadas.
Cómo funcionan
Las pistolas Taser producen una descarga eléctrica no letal al disparar dos electrodos con forma de arpón que se clavan sobre el cuerpo del agresor. Poseen un cable conductor, que los mantiene conectados a la pistola produciendo la electrificación.
Estos dardos electrificados paralizan por un tiempo los mecanismos musculares del cuerpo. La descarga continúa mientras el agente aprieta el gatillo, normalmente entre uno y cinco segundos.
Cuando el objetivo es alcanzado se producen hasta 19 contracciones musculares por segundo, lo que permite su arresto sin poner en riesgo su la integridad física. Además, nunca pierde el conocimiento y su ritmo cardiorrespiratorio no se ve alterado. Lo que sí manifiesta es cansancio extremo durante entre cinco y diez minutos.
Las armas, además, graban toda la secuencia de uso -en imágenes y en audio-, por lo que pueden verificarse posteriormente las condiciones de tiro, cosa que no ocurre con las armas de fuego reglamentarias.
Seguir leyendo: