(Enviado especial a Iguazú) María Corina Machado enfrenta al régimen populista de Nicolás Maduro y un fallo ilegal de la Controlaría General de Venezuela impide por 15 años que desempeñe cargos públicos alcanzados por elección popular. Alberto Fernández y Lula da Silva, a diferencia de Lacalle Pou y Mario Abdo Benítez, opinaron que la inhabilitación de la candidata Machado es un asunto interno que no admite injerencia de terceros países.
“Lo que ha ocurrido con Machado lo tenemos en cuenta y lo hemos planteado en la Mesa del Diálogo, que es donde creemos que debe plantearse. El problema de Venezuela lo tienen que resolver los venezolanos a través del diálogo entre ellos, no los países metiéndose en cuestiones internas. Creo que esta es la historia verdadera”, aseguró el presidente durante la Cumbre del Mercosur.
La posición de Alberto Fernández –avalada por Da Silva- fue replicada por Lacalle Pou y Benítez. Los jefes de Estado de Uruguay y Paraguay fueron contundentes en sus planteos: la protección de los derechos humanos son un valor permanente que no tiene fronteras físicas o ideológicas y que derriba al principio de no injerencia en los asuntos internos de los países.
El presidente aseguró ante una pregunta de Infobae que llevará el asunto a la Mesa de Dialogo Democrático en Venezuela que funciona en México bajo los auspicios de Noruega, Brasil, Colombia y Argentina, pero esa decisión política no alcanza ante la inhabilitación ilegal de Machado.
Las elecciones en Venezuela ocurrirán el 22 de octubre, y es poco probable que Maduro enderece la opaca decisión de la Controlaría General. El líder populista sólo cedería frente a la presión internacional y por eso Lacalle Pou y Benítez –como ya hizo la Unión Europea- se plantaron en la Cumbre del Mercosur.
Sin mencionar la ofensiva ilegal de Maduro contra Machado, el documento final del foro regional hace una referencia general a la defensa de los derechos humanos. Pareciera que es una frase de ocasión para sobrellevar las circunstancias más que un reivindicación firme de una política multilateral que involucra a los cuatros socios principales del Mercosur.
El sismo institucional causado por la inhabilitación de Machado se agravó con la posición geopolítica que exhibió Lacalle Pou durante la cumbre en Iguazú. El presidente de Uruguay insiste en flexibilizar las normas del Mercosur para permitir a cada uno de los socios cerrar tratados de libre comercio al margen del bloque regional.
Lacalle Pou negocia con China un tratado de libre comercio y su posición es enfrentada por Argentina, Brasil y Paraguay. No fue la primera vez que el líder uruguayo plantea la flexibilización de las normas, y tampoco fue la primera vez que Alberto Fernández le replica con contenida vehemencia.
“Es en este contexto, signado por las tensiones geopolíticas, el recrudecimiento de las inequidades distributivas y el impacto del cambio climático, que debemos valorar el Mercosur como nuestro espacio común, como la plataforma para pensar los problemas, acercar las soluciones, aprovechar nuevas oportunidades y mejorar la vida de nuestra gente”, señaló Alberto Fernández en obvia referencia a la conocida posición política del presidente de Uruguay.
Las diferencias entre Lacalle Pou y Alberto Fernández, Da Silva y Benítez determinó que Uruguay no firme la declaración final de la Cumbre del Mercosur. Hasta ultimo momento se buscó encontrar un punto de inflexión que permitiera satisfacer a las partes en conflicto, pero no hubo caso y la fractura en el bloque se exhibió sin maquillaje.
Alberto Fernández entregó la Presidencia Pro Tempore a Lula da Silva, que tiene diferencias con Lacalle Pou y detenta una postura muy dura ante la Unión Europea y sus barreras a la importación apoyadas en su agenda verde.
No serán tiempos fáciles para el Mercosur: cruje adentro y está muy lejos de alcanzar un acuerdo definitivo con la UE, que necesita del foro regional para abastecerse de alimentos y energía. Brasil marcará el paso en los próximos seis meses, a la espera del próximo presidente de la Argentina.
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