La victoria del candidato de Juntos por el Cambio, Marcelo Orrego, en las elecciones a gobernador de San Juan representó un batacazo, por lo inesperado de la derrota de un peronismo que hacía 20 años controlaba la provincia, y por la distancia entre el ganador y sus competidores. Pero también representó la victoria de un formato de construcción político-electoral que se proyecta a la interna nacional que protagonizan Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich.
Lo que pasó anoche representa la victoria de la receta de apertura, moderación y diálogo que expresa el jefe de gobierno porteño y que él mismo se encargó de resaltar en los discursos y en diálogo con Infobae. También expone la derrota de un esquema de poder que ya venía sufriendo rupturas, deserciones y una lucha intestina que terminó siendo, en los hechos, fatal. Aunque se trate de un universo pequeño -600 mil electores, poco más de 1,6% del padrón del país- reproduce a escala fenómenos que atraviesan la política nacional.
Se trata de una luz roja para el peronismo, en momentos en que las distintas líneas internas parecen confluir detrás de la candidatura de unidad en Unión por la Patria de Sergio Massa-Agustín Rossi y un sector del ultracristinismo, de la que encabezan Juan Grabois-Paula Abal Medina. Es que el gobernador Sergio Uñac no logró imponer a su hermano Rubén, y perdió ante su rival permanente, el diputado y ex mandatario José Luis Gioja.
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“Fue el derrumbe como un castillo de naipes del peronismo de San Juan”, explicó a este medio el consultor Carlos Fara, que trabajó en la campaña de Orrego. Es que hace cuatro años, el actual gobernador había ganado la elección por 55,84% de los votos (233.879 sufragios), frente al propio Orrego, que había cosechado el 33,91% (141.428 sufragios). 22 puntos de diferencia.
En la elección de anoche, apareció un escenario completamente nuevo. Con una Ley de Lemas con otro nombre, José Luis Gioja, logró algo más de 116 mil votos, mientras que sólo 72 mil cosechó Rubén Uñac, que había llegado a esa postulación por decisión de su hermano. El deslucido senador nacional quedó al frente del binomio que formaba con Cristian Andino, después de que la Corte Suprema, en mayo pasado, inhabilitara al gobernador para competir por un nuevo mandato, por considerar que había violado la Constitución provincial. A Orrego lo votó el 49% de los sanjuaninos y a Gioja el 27%. 22 puntos de diferencia.
Uñac perdió las elecciones más atípicas que registra la historia de San Juan, ya que sólo se votó en la categoría gobernador. Es que después del veto de la Corte Suprema, resolvió desdoblar los comicios y elegir el 14 de mayo todos los cargos, menos el del Ejecutivo. Con el resultado puesto, se trató de una mala decisión política, ya que los intendentes, legisladores, concejales y el resto de integrantes del afiatado aparato peronista no tuvieron estímulos propios para buscar votos que no fueran suyos, sino de otro.
De hecho, Orrego asumirá el 10 de diciembre el gobierno de San Juan y tendrá una Legislatura con mayoría agravada del peronismo. Es que en las elecciones del 14 de mayo, el PJ ganó 15 de 19 departamentos -salvo la capital provincial que la ganó Susana Laciar, de JxC- y se quedó con el 70% de las bancas del parlamento.
Con sello larretista
El formato larretista no sólo fue en la construcción de una propuesta política competitiva para enfrentar al peronismo –tanto el oficial de Uñac, como el blue de Gioja- sino en la propia personalidad de Orrego, que se expresó anoche en sus discursos. “Hay muchas cosas que se han hecho bien, pero hay muchas cosas que cambiar. Y a mí no me va a temblar las manos para hacer las cosas que hay que hacer. Los cambios que se vienen son cambios con certezas”, dijo el futuro gobernador. Antes, había manifestado: “Sabemos que no nos regalaron la confianza, nos la prestaron. Este gobernador va a trabajar absolutamente con todos, sin distinción de ideología política. He venido a la política a trabajar, cumplir y hacer”. Un mensaje que no apuntó a la ruptura ni a la confrontación y la disputa.
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“El de Marcelo Orrego es el triunfo del trabajo. Pero sobre todo es el triunfo del cambio, después de 20 años de peronismo. Como ocurrió en San Luis, acá también. Los sanjuaninos quieren un cambio y ya lo veníamos viendo. Trabajamos juntos hace varios años. Recorrí con Marcelo varias veces la provincia y lo notábamos. El tercer factor es que se trató de un triunfo del concepto de sumar, de ampliarnos”, dijo Larreta a Infobae.
Es relevante lo que sugiere esa frase, como contracara de la estrategia que proponen Patricia Bullrich y Mauricio Macri –que felicitaron por Twitter- quienes se opusieron a la ampliación cuando apareció la posibilidad de confluir con el peronista cordobés Juan Schiaretti.
Para que no quedaran dudas, Larreta subió al escenario junto a todos sus candidatos que son, al mismo tiempo, presidentes de los partidos que integran Juntos por el Cambio. Miguel Ángel Pichetto, del peronismo republicano, Maximiliano Ferraro de la Coalición Cívica, y José Luis Espert, fueron sólo algunos. Pero la nota la dio el senador Martín Lousteau, que enfrenta a Jorge Macri como el candidato a jefe de gobierno porteño por el radicalismo.
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El batacazo de San Juan se anota en la misma línea que el de Claudio Poggi en San Luis, que destronó 40 años de hegemonía del clan Rodríguez Sáa, de Rodolfo “Rolo” Figueroa, que hizo lo mismo con apoyo de Larreta –también de sectores ligados al massismo y otros sectores minoritarios peronistas- en Neuquén. Y, hace pocas semanas, con la derrota en Chaco de Jorge Capitanich.
Se trata de los únicos distritos donde hubo derrotas del oficialismo. La mayoría, del peronismo.
Por delante se vienen dos elecciones clave para la interna de Juntos por el Cambio: el domingo 16 hay PASO en Santa Fe y allí la discusión central es entre Carolina Losada, que es apoyada por Patricia Bullrich, y Maximiliano Pullaro, que tiene el respaldo de Rodríguez Larreta. Y el 30, el senado Nacho Torres -que tiene aval de los dos- competirá por la gobernación de Chubut, con serias chances de éxito. San Juan, Santa Fe y Chubut puede ser una seguidilla a favor de la oposición, pero también que puede inclinar la balanza de manera decisiva en la puja de JxC.
Y, el último dato: los candidatos de Javier Milei volvieron a decepcionar: los tres, sumados, sacaron apenas el 3%. La cara del precandidato presidencial en las boletas no los ayudaron a sumar voluntades. Apenas consiguieron 16 mil votos de 428 mil votos.
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