Cuando Elisa Carrió lastima con sus definiciones y calificativos a sus propios socios políticos, algo bastante habitual, después suele moderarse en una suerte de tardío control de daños. Como si su palabra fuera más rápida que la conciencia de la explosión que provoca cuando habla sin filtros. ¿Es el estado en el que parece estar en estas horas? Pocos días después de relacionar a Mauricio Macri y Patricia Bullrich con la idea de un “ajuste brutal” aplicado con una “brutal represión”, la fundadora de la Coalición Cívica mantiene su dureza contra los “halcones” de Juntos por el Cambio, pero propone un debate interno tras las PASO para definir el rumbo porque “un espacio democrático discute”.
En el comienzo de una campaña que la volverá a tener como protagonista, luego de haber conseguido un lote significativo de bancas legislativas y de aceptar una candidatura como diputada del Parlasur en la lista de Horacio Rodríguez Larreta. En la entrevista con Infobae, realizada en su chacra-refugio de Capilla del Señor, a 90 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, Carrió no dejó de diferenciarse del pensamiento de colegas de JxC como Macri y Bullrich con menos virulencia, pero la misma firmeza.
Entrevistar a “Lilita” es un viaje de ida para cualquier periodista. Cada respuesta es un muestrario de definiciones que no dejan casi nada (y a nadie) en pie: conceptos filosos, momentos que van y vienen a lo largo de la historia y disgresiones que obligan a una extrema atención para no perderse. Le cuesta hacer una pausa y escuchar las preguntas. En casi una hora de charla, fuma tres cigarrillos, aunque en todos los casos los apaga cuando llega a la mitad. Maneja los tiempos a su antojo hasta el punto de que, en algún momento, dictamina “con esto termina la entrevista”, pero acepta más preguntas. Se entusiasma al hablar de su candidatura para el Parlasur mientras muestra el chivito que se trajo de Mercedes, Corrientes, y asegura que “no tiene un dólar, pero sí un stock de carne”.
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En la entrevista, advirtió que “llegó el momento de decirle a toda la sociedad la verdad, sin tapujos para que sepan lo que va a venir”, aunque toma distancia de los “halcones”: “Ellos dicen primero ajustamos después crecemos. Y yo digo no, tenemos que ir creciendo y ajustando”.
Además, Carrió habló de sus diferencias con Macri y Bullrich, criticó a Sergio Massa y, aunque no quiere saber nada con los libertarios, admitió que durante un eventual gobierno de Juntos por el Caambio “algunos cambios se van a tener que hacer acordando hasta con gente de Milei”.
— ¿Cómo está viendo este proceso electoral que arranca y este país que va a elecciones?
— Por experiencia histórica lo tengo que comparar con el 2001 porque estamos en nivel de altísima recesión, que a lo mejor no se nota hoy, pero en los hogares sí, sumado a la inflación, que no había en 2001. Es decir, estamos en estanflación en el 90% de los hogares argentinos. Entonces cuando hay tal grado de estanflación y tal grado de incertidumbre para la mayoría, para la gente común y también para los sectores de mayor poder adquisitivo, la gente tiene dos actitudes frente a eso. Uno, que es la fuga: fugo para adelante, guardo los dólares que puedo porque sé que va a venir una devaluación. Esto se hace aun en los empleos más bajos, es decir, si tengo 100 dólares los guardo. Y en segundo lugar, me entretengo. Por eso ustedes también ven muchos bares llenos. Siempre yo cuento que lo más impresionante de Tel Aviv, por ejemplo, en la intifada son todos los chicos en la calle a la noche. Sociedades en guerra, en conflicto o con una gran incertidumbre tienen la necesidad de salir. Es decir, tu moneda no vale, pero además tu grado de ansiedad y de incertidumbre futura te hace salir porque en el adentro no podés habitar. No sólo dentro de tu casa sino que es muy difícil ir a tus niveles de conciencia. Entonces cuando suceden las cosas pasan como por accidente. Como un mecanismo de renegación. Por ejemplo, en julio del 2001 estaba claro a dónde íbamos pero no había entendimiento en mis propios colegas de la Cámara de Diputados. Yo ya era disidente, pero me fui al bloque de la Alianza, y me había dado cuenta que no había entendimiento, que lo que había era un mecanismo de negación en el poder y ciertamente también un mecanismo de negación en la oposición. En esta situación estamos. Esto es lo que se llama aislamiento entre la sociedad y la política. La sociedad se aísla y fuga, se entretiene. La política también lo hace y se entretiene en la campaña electoral.
— Usted habla de 2001 y hoy parece haber ecos del “que se vayan todos” con el voto a Javier Milei y una fuerte abstención electoral. ¿Es parecido también en ese sentido al 2001?
— Sí, el voto en blanco en el 2001, antes de diciembre, la abstención era altísima, el voto en blanco era altísimo, y si no estaba el “voto Pitufo”.
— ¿Imagina que va a pasar lo mismo en las PASO?
— Sí, sí, sí.
— ¿Se puede revertir?
— No, quizás en octubre. En una elección como la de Córdoba, donde ya se elegía gobernador, en una sociedad que además está muy movilizada, las elecciones fueron extraordinarias, cuando vos ves esos niveles en elección a gobernador en los niveles nacionales se acentúa. En agosto va a mantenerse la abstención, y quizás en octubre cuando tomas cuenta de la realidad tomes una decisión más racional.
— Usted hablaba de sus colegas en el 2001 que tenían ese proceso de negación y que estaba como medio cortada la relación entre lo que veía la sociedad y lo que veía la política.
— No, estaba en el mismo estado que la sociedad. Es mentira que la política está aislada de la sociedad, es parte de la sociedad. En lo cotidiano esto se agudiza porque generalmente no se quieren enfrentar los problemas, y sobre todo frente a una campaña electoral. Entonces también hay algo de trivialización. Incluso vos lo ves en el propio periodismo cuando lo comenta, es decir la chicana o la guaranguería o el dicho o el no dicho o el extrapolado, etcétera. Este es un factor de entretenimiento porque les es imposible sentarse a decir bueno, esta es la respuesta. Y además sin mentiras. Es decir, es como si no le pudiéramos decir la verdad a la sociedad. Y me parece que mi rol es decirle la verdad.
— ¿Ve en sus colegas ese modelo de entretenimiento?
— Todos ven lo que viene pero mientras tanto la campaña entretiene. Y lo que pasa es que creo que llegó el momento de decirle a toda la sociedad la verdad. Es decir, sin tapujos para que sepan lo que va a venir. Para que sepan cómo lo podemos enfrentar y los cuidados que tenemos que tener, sobre todo atentos los fenómenos regionales. Lo estás viendo en Chile, un presidente electo hace un año, con 28% de legitimidad. Es nada. Y todavía ahora con el último escándalo de corrupción. Y es un hombre honesto. Es de izquierda pero es democrático, es republicano, un hombre honesto, pero está en 28%. Ves el proceso de Perú, Ecuador. Diría que no hay más legitimidad de origen. Los presidentes tenían como un hándicap de confianza de un año, un año y medio en general, seis meses. Bueno, ya no hay legitimidad de origen porque hay una sociedad muy escéptica. Con lo cual no hay un proceso como antes en donde decías “con estas medidas transito seis meses o un año”, sino que una sociedad intolerante a la frustración, que es la etapa posmoderna sobre todo en jóvenes en todo el mundo, produce la caída de expectativas inmediata. Entonces hay que tener mucho cuidado en sobreofertar. Esta es mi mayor preocupación y por eso mi necesidad de que todo el mundo escuche.
— ¿Pero si se dice la verdad se pueden ganar las elecciones?
— Yo creo que la verdad sana a una nación. Haber vivido en la mentira tantos años nos llevó a crisis, debacles y promesas incumplidas permanentes.
— ¿Imagina un fuerte ajuste en el gobierno que viene?
— Ahí están los dos modelos que en realidad se debaten hoy dentro de Juntos por el Cambio. Es un debate de ideas interesante. Es decir, no hay que tomarlo como parte de una diferenciación porque somos socios, vamos a gobernar juntos, sino que el debate de ideas forma parte de la democracia. Hay un sector que cree fundamentalmente que hay que ajustar todo. ¿Qué significa ajustar todo? Liberar todas las variables de la economía en los primeros 100 días. Bueno, esta fue una discusión que la tengo con los equipos técnicos y económicos y con todo el mundo desde hace un año y todavía no estaba este contexto recesivo y estanflacionario de ahora. Y yo decía: “No lo van a poder hacer. Esto no se hace en diez días. No pasa por el Parlamento. No se puede hacer así porque vas a chocar con una sociedad y con la intolerancia de la frustración”. El problema es tenés que reformar el Estado, tenés que ajustar la economía en el sentido de que haya reglas claras, previsibles, y que no haya una emisión que, en todo caso, es la causante de la inflación sí. El tema es cómo y en qué tiempo. Entonces ellos dicen primero ajustamos y después crecemos. Y yo digo no, tenemos que ir creciendo y ajustando.
— Usted se refiere a Patricia Bullrich y Mauricio Macri.
— En ambos lugares hay dos modelos. Ahora estoy pidiendo una reunión con los grupos de relaciones exteriores, económicos y sociales para definir. Si no liberamos para crecer, si no hacemos un salto productivo e innovador y un cambio y no empezamos a debatir muy fuertemente en un congreso nacional deliberativo la educación, sobre todo frente a la IA, y a su vez ajustamos en lugares… Nosotros podemos empezar ajustando en lugares que están vacíos, es decir donde solo hay presupuesto pero no hay función. Pero guarda con liberar todas las variables a la sociedad porque hay una clase media sobreajustada. Lo que estamos empezando a ver es que la clase media, incluso las altas, en la provincia de Buenos Aires: alguien ya no puede pagar el colegio privado de los chicos, pero resulta que colegio el público no tiene clases. Fíjense lo que estamos viviendo. Entonces ya se ve un traslado a lo público. Es decir, hay una clase media sobreajustada. Los niveles de los alquileres, los niveles de la comida.
— ¿Habría tolerancia social para un nuevo ajuste?
— Es que no hay margen. Salvo que vayas a un 60% de pobreza en el país. Acá va a haber una devaluación encubierta, esto es lo que acordó Massa con el Fondo, en algún momento el modo de la devaluación se estimará pero va a haberla, de hecho está devaluado porque está el dólar blue, entonces si vos tenés los sueldos a nivel peso con inflación y un ajuste de la economía que es por tarifas, etcétera, que está en otro dólar, vos podés tener una caída que si hoy tenemos un 40% de niveles de pobreza podemos ir al 60%. Esto te deja una clase media prácticamente en los niveles te baja la media baja y además un aumento de la indigencia. Quiero advertir que lo que se haga, y sobre todo en el contexto regional donde ya no tenés legitimidad de origen, quien gane las elecciones no tiene margen, tiene que explicarle a la sociedad cómo, paso a paso. Paso a paso por lo menos hasta julio del año que viene que tengamos entrada de energía, que entre una modificación drástica en materia de retenciones. Si no hacemos medidas rápidas para las pymes, para la exportación, y al mismo tiempo paso a paso lo otro, en una negociación que dura hasta julio del año que viene, con dificultad avanzás punto por punto. Si querés avanzar en todo el primer día, podés chocarte con el mundo.
— Un enfoque gradualista, como el que aplicó Macri en su gobierno.
— Seis meses no es tiempo. El problema es una Argentina que vive el instante como si fuera tiempo. Y esto es una intolerancia a la frustración. En cambio, para los chinos el tiempo es la oportunidad.
— Se van a enfrentar a una sociedad con una intolerancia a la frustración, con una clase media muy empobrecida, será difícil tener legitimidad al día siguiente de haber ganado las elecciones.
— Al otro día no. Vas a tener una legitimidad de un mes, dos meses, pero no más. Estoy viendo el achicamiento. Pero no estoy hablando sobre una intuición propia, sino sobre la experiencia regional. Creo que hay que explicarle a la gente el paso a paso. Primero hay que decirle muy claramente que desde julio a julio del año que viene vamos a vivir el año más difícil quizás de la historia que vivimos para los que ya tenemos 70 años. Incluso más difícil de lo que vivimos por ejemplo en el año 89. Segundo, hay que decirle qué vamos a hacer para promover el crecimiento y qué vamos a hacer para reducir el déficit. Y en qué pasos lo vamos a hacer. Entonces en seis meses, que va a tener que actuar con casi un heroísmo personal, una sociedad tiene que saber que ese rumbo va al crecimiento, a una recomposición de sus ingresos, a una Argentina que sale al mundo, a una educación para ciudadanía mundial. El tema es hacia dónde vamos. Vamos a una república. No se trata de la coyuntura. Lo que hay que decir es “vamos allá”, al contrato moral, al contrato republicano, al desarrollo económico, a una nueva educación. Porque este es el gran tema del porvenir, lo vengo diciendo desde hace 20 años. El desafío ya es inminente: o cambiamos y elevamos la conciencia o estamos atrás en la historia. Y decirle (a la sociedad) este paso a paso de la manera más suave posible, pero sin mentirle.
— ¿Cómo convive eso con los dos modelos que hay en Juntos por el Cambio?
— Bueno, yo soy una líbera y trabajé mucho esto con Pedro Lacoste, Alfonso Prat-Gay y Matías Surt, que es nuestro economista, desde octubre del año pasado. Estos proyectos no salieron ahora. Son seis proyectos. Y falta el de educación.
— ¿Estamos hablando del proyecto de eliminar las retenciones al campo, salvo a la soja?
— Salvo la soja, con una compensación en dólares. Con lo cual te estoy cambiando la retención por bonos en dólares. Ya no es un impuesto, es una deuda. Voy bajando las retenciones y con esto armo un mercado de capitales. Porque además te lo cotizo mucho más si vos me hacés una inversión a nivel agregado. Ciudades inteligentes ligadas al campo. Entonces esto es capitalización. Ahí está el proyecto de federalización de la innovación, que lo trabajamos con Hernán Reyes pero la que comandó todo esto fue Luz Martiarena para que los nodos de innovación se federalicen y estén en los distintos lugares regionales, de cómo coordinar las distintas estructuras técnicas y el proyecto pyme.
— ¿Cómo es su proyecto sobre pymes?
— El problema de las pymes en Argentina es el siguiente. La Unión Industrial tiene grandes empresas y tiene pymes, pero las autoridades las pone Techint que es parte de una Argentina rezagada que se protege a sí misma. Como tienen atada el azúcar. Como fue el Portland. Hay negocios atados de la Argentina Estado céntrica que son competitivos pero que tienen pequeñas y medianas que trabajan para ellos. Entonces si vos tenés en la secretaria pyme durante 20 o 30 años, o 40 años, a un representante del sector de la gran industria, no podés desarrollar las pymes. Entonces lo que armamos es un proyecto que tiene que ver con una agencia público-privada que se siente en el gabinete y donde estén representados las pymes en serio. La ley contempla 300 empleados para abajo, 250 empleados para abajo, con una gran reforma laboral. Porque si vos te enfrentas a una reforma laboral completa no podés. El que no puede funcionar sin reforma laboral, con esta ley laboral, es la pyme. Porque finalmente los grandes negocian. Es un sector que articula con los sindicatos, que además tienen altísimos niveles de corrupción, y funcionan. Ahora, el que se funde es la pyme con esta ley laboral y en consecuencia también se plantea la distorsión entre el sector formal y no formal. Quien está afuera de la ley gana. Y si no, andate a la avenida Avellaneda.
— Patricia Bullrich dice, hablando de los cambios que debe hacer el futuro gobierno, que no se pueden hacer pactando con el peronismo. ¿Piensa lo mismo?
— Algunos cambios se van a tener que hacer acordando hasta con gente de (Javier) Milei. Hacer pasar leyes por el Parlamento en un Congreso que no es bipartidista, en un escenario mucho más atomizado, va a significar acuerdos. Ahora que terminó la elección de Córdoba sí podemos hablar. Esto va a significar acuerdos por ejemplo con sectores como el de (Juan) Schiaretti, con gente que en su momento estaba en Santa Fe que está muy ligada sobre todo al sector centro, hay gente valiosa. Este tipo de acuerdos va a ser imposible, por ejemplo, en un gobierno de Massa. El que no puede coaligar porque tiene en Diputados el sector que no concilia es Massa. Aparte de las objeciones que yo tengo sobre él. Yo era del partido radical, (Miguel Angel) Pichetto era menemista, era del PJ, era presidente de la Comisión de Justicia. Yo era vicepresidenta de la Comisión. Patricia (Bullrich) estaba en la banca del PJ en ese momento, y esto no es hablar mal de ella digo en qué momento estábamos, sin embargo votamos por unanimidad las leyes constitucionales, entre ellas Consejo de la Magistratura. Es decir, el hecho de que haya diferencias profundas no quiere decir que no se puede llegar a consensos.
— Muchos señalan que usted no es proclive a consensuar.
— Y a mí me dicen: “Pero si Carrió nunca consensúa”, pero en los dictámenes que tuve en la Comisión de Asuntos Constitucionales, por ejemplo, fue con todos. Ahora, mi estrategia para llegar a la unidad puede verse a veces como disruptiva, pero no mantengo la disrupción.
— ¿Al otro día de las PASO, Bullrich y Macri deben debatir cómo debe ser la intensidad de los cambios?
— No sé, eso depende de los candidatos. Yo le estoy hablando a la sociedad. En 2015 recorrí el país con un lema que era “voten a cualquier candidato, pero voten a Juntos por el Cambio”. Esa unión ahora la intenté un año, no se pudo lograr, pero lo que no creo que este debate de ideas se convierta en una discusión chabacana. El mejor slogan de campaña que te dice la mercadotecnia es “todo ya”. Pero es mentira, y no quiero mentir. Porque “ya” va a ser la crisis. Es un contexto muy crítico con una frustración colectiva y necesidades básicas terriblemente insatisfechas y, por haber vivido la experiencia de 2001, sé que tiene que haber figuras de peso en Diputados. A me da seguridad Pichetto. Él siempre es oficialista. Y cuando hay gente consistente y preparada y con experiencia, a vos la crisis te cae en un Parlamento serio. No se necesitan 250 diputados serios, pero 30 tiene que haber.
— Cómo imagina la unidad de JxC cuando Usted estás alertando que con Bullrich y Macri viene un horizonte de “ajuste salvaje y represión”.
— No, yo creo que viene un debate de ideas y que hay que aceptarlo.
— ¿Pero si gana Bullrich las PASO es inevitable el ajuste y la represión?
— No, lo que digo es ella lidera, pero un espacio democrático discute. Y yo sé que Patricia me va a escuchar.
— Si gana se supone que tiene el apoyo de la gente para llevar adelante las medidas.
— El que ejerza el liderazgo, como también se lo reconocí a Macri en su momento, es decir, yo pude hacer algunas cosas, o pude vetar algunas cosas que lo ponían al borde de que lo tumben, pero siempre se reconoció que las medidas eran de él y el liderazgo tiene la responsabilidad. El que gana la elección interna y después preside la Nación tiene la responsabilidad y tiene la estrategia. Lo que pasa es que como este lado es mucho más plural (N de la R: el Larreta) y hay mucha más generación de consenso, de negociación, de articulación con los equipos técnicos ahí uno tiene una mayor incidencia. Nada más que eso. Pero no voy a hablar mal de Patricia. De hecho, su vuelta a la política fue con la Coalición Cívica. Yo humanamente la quiero. Siempre tuvimos diferencias en el término. Ella iba más rápido, a veces se pasaba los límites. Yo le decía “vos no podés parar”. Pero no a niveles humanos.
— Pero si la asocia a la “represión y al ajuste” no parece que usted la quisiera mucho.
— Es que ahí no voy. Hay lugares a los que uno no va. Hay lugares a los que uno no va porque tiene una formación filosófica primero, humanista segundo, de creencias tercero, de haber estudiado los sistemas políticos, de haber estudiado los sistemas políticos comparados, de haber estudiado geopolítica. Debo ser la menos oportunista de todos. Porque ustedes me vieron acompañando a todos los derrotados y no hay un solo afiche en donde yo esté en el lugar de la victoria.
— Usted dice hay lugares a los que no va a ir...
— A políticas, no a lugares.
— En el caso de que gane Bullrich, la presidencia de la Cámara de Diputados lo más probable es que quede en manos de Cristian Ritondo. ¿Qué va a hacer la Coalición Cívica?
— Hay lugares adonde uno no va. La Coalición Cívica tampoco.
— ¿No apoyaría a Ritondo?
— Nunca lo hicimos. Creo que Patricia es consciente de que hay cosas que no vamos a hacer nunca. Uno siempre tiene que tener el ideal, lo cual no significa no ser pragmático, lo que pasa es que nunca puede perder la antorcha. Es muy bueno el debate de estas ideas porque es la salida de la Argentina. El problema es la altura de los debates. En eso sí nosotros no podemos ser iguales al kirchnerismo. No podemos ser iguales a Massa. No podemos ser iguales a Malena (Galmarini). Eso es otra cosa. Además, la diferencia entre un Pichetto liderando un espacio o presidiendo una Cámara y un Ritondo es abismal. Son dos peronistas, porque no me digan que Ritondo es PRO porque es la persona más cercana a Massa que he conocido, hasta el punto de que tengo una causa en contra de él que está en reserva de sumario junto con Massa. Si no, pregunten en San Isidro.
— ¿Qué lugar le da a Macri en esa situación?
— Prefiero no hablar. Lo acompañé mucho hasta el final. Ya dije lo que tenía que decir. Tuvimos una relación afectuosa y dura, pero como nos asocian mucho en la construcción de Juntos por el Cambio hay gente que entiende que hay una cuestión personal y no un debate profundo de ideas. Mi debate de ideas con él es profundo, tan profundo como que del centro no me voy.
— ¿Y él se fue a la derecha?
— La alianza de Juntos por el Cambio fue entre un sector, un actor que se consideraba de derecha que hace una alianza con sectores de centroizquierda y confluimos en el centro. No me muevo del lugar donde nació Juntos por el Cambio. Él cree que hay que correrse a otro lugar y que hay que dejar atrás la molestia que le puedan causar otros partidos con identidades e ideas republicanas distintas. Hace un año tuvimos una conversación muy honesta, planteamos la situación de una manera no enojosa, al contrario, pero él sabe a dónde quiere llevar la Argentina, y yo sé desde qué lugar no acompaño.
— ¿Cree que esa idea de Macri lleva a ese país con un 60% de pobreza?
— El debate de fondo hoy en el mundo es democracia versus dictadura. Es guerra tecnológica. Y hay un corrimiento efectivo del populismo de izquierda al populismo de derecha. Y no creo en los populismos, en los extremos políticos. Porque los extremos políticos cuando se enfrentan generan anarquía, y cuando forzás los extremos no hay paz social. Este es un debate mundial. En ese debate mundial es obvio que no estoy con Trump. Y es obvio que un modelo a seguir por él (Macri) y que se subió a su carrito y que lo frecuenta es el de Trump. Esto no quiere decir que no estemos en la misma fuerza. Hay cosas que uno hace que el otro no. No juzgo, simplemente digo.
— ¿Hay voluntad de Macri y Bullrich de debatir este punto?
— Confío en que después de la interna esto se haga cualquiera sea el ganador. La verdad que busqué la unidad todo un año, no se logró. Si el año pasado, esto es algo que nadie vio políticamente, jugaba con Macri y Patricia, no había internas o se rompía. Entonces la Coalición Cívica fue el factor de equilibrio. Esto se puede ver en una persona como Pichetto, tan ligada a Macri, pero que es un hombre de gobierno, del Poder Legislativo, candidato a diputado nacional en este sector porque sabe a qué lugar no va porque conoce los actores. Después de la interna esto se tiene que hacer. La invité a Patricia a una reunión de todos los candidatos a presidente, lo venía gestionando desde agosto del año pasado, les dije de juntarnos todos los líderes cuando florece el lapacho en Corrientes para mostrar amistad política. No lo logré. Y hace un mes propuse que los presidenciales hagamos un almuerzo de amistad política, incluso no hablar de diferencias políticas, si tenemos un montón de otros temas de amistad. Y me contestaron que no.
— ¿Y por qué imagina que después de las PASO el que gane, con toda la euforia del triunfo y los votos en su favor, va a aceptar debatir?
— Porque lo necesita. Porque necesita gobernar. No gobierna una parte de la coalición. Como si gana Larreta tiene que sentarse al día siguiente, y esto ya lo he expresado con toda la coalición. Además estos son actos de democracia, de consenso y de esperanza política. La gente detesta vernos divididos. Pero es cierto que en un momento el debate democrático es necesario porque después viene la frustración. Quiero decir dónde estoy y dónde no voy a estar para que a todo el mundo le quede claro, no importan los votos que saque, pero hay lugares que no puedo ir.
— ¿Qué país imagina si gana la fórmula Massa-Rossi?
— Un conflicto permanente porque no hay horizonte. Porque además se puede repetir la historia del kirchnerismo. Guarda que no es solo Massa, es Massa y Malena. Esa historia es terrible.
— ¿Cree que se van a repartir en el poder?
— Esa historia es terrible. Ya la vivimos. Por favor, no la repitamos porque ya ahí uno piensa en el problema de salud mental de la Argentina. Es decir, cuán humillados, devastados, para repetir parejas tóxicas para toda una nación con una enorme capacidad de daño.
— ¿Le ve chances de ganar a Sergio Massa? ¿Cree que hay algún truco para revertir una situación desfavorable?
— Creo que quienes lo están apoyando, las industrias protegidas como las textiles como Techint, de hecho intercedieron para la fórmula, van a poner el dinero ahí. Y en cantidades. Porque les favorece la Argentina no competitiva. Porque les favorece manejar ese poder y tener atadas a las pymes. No tengo dudas de que los sectores que pueden robarle el futuro a la nación, sobre todo en materia de energía, están asociados también a él. Hay una innumerable cantidad de negocios en la Argentina, pero hay que esperar un año, después tiene una perspectiva extraordinaria por recursos naturales, por valor agregado, por talento, por un montón de cosas. Puede ser una gran nación a la que yo no renuncio. Pero que sepa la sociedad que lo que viene después de julio del año que viene o es para toda la sociedad argentina o es para Massa y sus amigos. De eso no tengo dudas. Yo no garantizo el contrato moral por parte de nadie a esta altura. Por ninguno de ningún lugar. Pero al menos podemos tener incidencia en un espacio y continuar esa lucha para evitar que nos roben el futuro o de esa lucha contra la corrupción que se tiene que mantener en el tiempo porque los hombres sin control o las élites sin control van a la corrupción.
— ¿Y por qué apoya a Horacio Rodríguez Larreta cuando también dijo que le faltaba carácter, que no tenía temple para llevar adelante los cambios?
— No, él los va a llevar, es un gestor. Yo tengo otras diferencias con él. Somos perfiles diferentes. Soy un “halcón” adentro del medio y hay personas muy fuertes de carácter, de un temple muy grande, que no van a la extrema derecha. Podés tener carácter fuerte, pero estar muy centrado en tus ideas políticas, en tus principios, en tu sentido de la compasión, en tu sentido de la justicia, o sólo podés tener carácter fuerte. Yo tengo carácter fuerte, en eso soy más parecida en todo caso a Patricia, o ella es más parecida a mí. Y tengo un centro psicológico, espiritual y académico del que no me muevo. Hay lugares de los que personas con determinados niveles de conciencia no se mueven. Además, comparto con él (Larreta) los equipos técnicos. Hay mucha gente en común. Y, además, quiero que (Diego) Santilli sea el gobernador de la provincia de Buenos Aires.
— ¿Como siempre, esa es la “gran batalla”?
— Sí, la gran batalla para la gobernabilidad futura es la provincia de Buenos Aires. Y acá hay un solo candidato que puede ganarle a Kicillof y es Santilli. Hubo un error en no concentrar todas las fuerzas en Santilli gobernador y ahora hay que hacerlo, porque va a ganar la interna y hay que pensar en cómo lo fortalecemos todos para que JxC gane la provincia de Buenos Aires, que es una elección difícil porque ahí entran los otros partidos. Esta elección es la esencial para la gobernabilidad futura de la Argentina. Es muy difícil gobernar si se quieren hacer cambios y no cambia la provincia. Es casi imposible.
— Cristina Kirchner apostó todo a la provincia y Juntos por el Cambio va dividido.
— Voy a recorrer la provincia de Buenos Aires explicando esto. Porque esta es la madre de las batallas. Sigue siéndola. Es el reducto que sostiene o voltea la gobernabilidad en la Argentina.
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