Tras el tenso cierre de listas y a pocas semanas de las elecciones primarias, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Vicente Ojea, lanzó este viernes una dura crítica a la dirigencia política, a la cual señaló por “acentuar un individualismo salvaje que desalienta y quita las motivaciones profundas para la construcción de un destino común”.
Lo hizo durante su discurso de apertura de la Semana Social de la Iglesia, el evento organizado por la Comisión Episcopal de Pastoral Social (Cepas) que se realiza desde esta tarde en la ciudad de Mar del Plata. Sus sesiones se extenderán hasta el próximo domingo y se harán bajo el lema “40 años de democracia y 10 años de Francisco. Caminemos en Esperanza”.
En el marco de la primera jornada, el primero en tomar la palabra fue el obispo de San Isidro, quien -de cara a las elecciones- hizo referencia al contexto social y político actual con una mención al concepto de “Patria” y cuestionando la convivencia social en Argentina desde el regreso de la democracia.
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“Es muy triste ser huérfano de Patria. Hoy nos cuesta hablar de Patria, preferimos hablar de país o de nación. Sin embargo el termino país se refiere más bien al lugar geográfico que habitamos, la palabra nación se refiere más bien al consenso legal acatado por ciudadanos que pactan y consensuan una Constitución, una ley. La patria en cambio es la madre, es la raíz”, comenzó diciendo Ojea tras citar un verso de Jorge Dragone que el Papa Francisco había parafraseado en otra oportunidad.
Frente a dirigentes y sindicalistas, jueces federales y otros funcionarios nacionales y provinciales presentes, el presidente de la CEA remarcó que, si se mutila la Patria, los argentinos se quedan huérfanos. Y en este sentido señaló como prioridad la necesidad de “empeñarse” en “recuperar la pertenencia” a esta.
“(Hay que) buscar aquellas luces profundas que están en nuestras raíces para poder recuperar sentido y construir juntos una comunidad que defienda la vida y el interés de todos, no dejando a nadie afuera”, subrayó Ojea.
Luego se refirió a la recuperación de la democracia en el país e hizo un breve repaso por los hechos de terrorismo de Estado que acontecieron en Argentina durante los años previos a 1983. Fue entonces que remarcó la responsabilidad de las autoridades.
“La conducta de la clase dirigente en una Nación es ejemplar para el resto de la población. El espíritu de no hacerse cargo de nada ni de nadie ha dejado una marca profunda entre nosotros, acentuando un individualismo salvaje que desalienta y quita las motivaciones profundas para la construcción de un destino común y para sentirnos parte de una comunidad”, criticó.
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Y añadió sobre el contexto actual de la sociedad: “Tenemos enormes deudas en nuestra convivencia social, deberemos recorrer un largo camino para encontrar una identidad propia como Pueblo. No hemos aprendido en estos años a escucharnos. Escuchar es algo decisivo por ser una de las necesidades mayores que experimenta el ser humano, el deseo ilimitado de ser escuchado. No debemos predeterminar lo que vamos a oír. De alguna manera estamos indefensos ante su llegada. Solamente no queriendo escuchar o haciéndonos los sordos sería posible evitar la escucha”.
Hacia el final de su intervención, monseñor Oscar Vicente Ojea, siguió haciendo hincapié en la escucha y afirmó que “estamos acostumbrados a escuchar lo que queremos oír”. “Escuchamos solo a aquellos con quienes tenemos afinidad y nos cerramos a otras voces. No hay escucha sin esperanza. Sin aguardar algo del otro a quien escucho. Y este paso es fundamental para poder dialogar. Sin escucha no hay dialogo posible”, dijo.
Finalmente concluyó con una reflexión, también a los dirigentes políticos: “Cuando tenemos responsabilidades de gobierno, responsabilidades de dirigencia, debemos tener un cuidado extremo por lo que nuestra palabra puede provocar ya que no puede estar dirigida a la búsqueda del aplauso fácil entre aquellos que coinciden conmigo, sino en el auténtico servicio al bien común”.
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